El análisis que hacen desde el peronismo sobre la situación de la vitivinicultura
De acuerdo al último informe realizado por el Centro de Observación y seguimiento de la Economía y Crisis Hídrico Agropecuaria, la baja en el consumo interno producto, sumado a un escaso aumento de las exportaciones y la pérdida de competitividad, generan un panorama lúgubre para la industria del vino en 2025.
De acuerdo al último informe elaborado por "Cosecha" el observatorio del peronismo mendocino sobre economía local, la industria vitivinícola de Mendoza atraviesa un momento complejo. En el documento, aseguran que a pesar de que la producción de uva en 2024 aumentó un 46% respecto al año anterior, la comercialización del vino no ha acompañado este crecimiento, generando una acumulación de stock que pone en riesgo la rentabilidad de los productores. Con una cosecha estimada aún mayor para 2025 y un mercado estancado, la incertidumbre se apodera del sector.
Estos son los puntos que tomaron para ofrecer esta conclusión:
1-Importancia económica y social de la vitivinicultura
La producción de uva y vino representa aproximadamente el 10% del Valor Agregado Bruto de Mendoza y el 65% de sus exportaciones agroindustriales. Además, la vitivinicultura es una fuente clave de empleo: genera cerca de 385.000 puestos de trabajo en Argentina, de los cuales 300.000 corresponden a Mendoza, lo que equivale al 25% del empleo provincial.
2-Reducción de la superficie cultivada
En la última década, Mendoza perdió 16.894 hectáreas de viñedos, una reducción del 10% de su superficie cultivada. La conversión de viñedos en tierras hortícolas ha incrementado la informalidad laboral y afectado la estabilidad del agro, además de contribuir al crecimiento desordenado de la mancha urbana.
3-Producción y comercialización en 2024
Mendoza es la principal productora de vinos en Argentina, aportando el 70% del total nacional con más de 17 millones de hectolitros anuales. No obstante, el consumo interno cayó un 1,2% en 2024 debido a la crisis económica, mientras que las exportaciones, a pesar de una devaluación del 160%, apenas crecieron un 4% en dólares.
Este desequilibrio ha generado una acumulación de stock preocupante. Con una producción primaria estimada un 9% mayor para 2025 y siete meses de stock acumulado en bodegas, los precios de la uva y el vino han caído, afectando directamente a los productores.
4-Exportaciones y desafíos estructurales
El mercado externo sigue siendo una de las principales vías de salida para el vino mendocino. En 2024, las exportaciones alcanzaron los 400 millones de dólares, con Estados Unidos, Reino Unido y Brasil como principales destinos. Sin embargo, los precios de exportación han mostrado variaciones: mientras los vinos varietales aumentaron un 2,3%, los vinos sin mención varietal cayeron un 19,7%.
El sector enfrenta además desafíos estructurales que afectan su competitividad. Mientras los vinos de alta gama mantienen un mercado fiel, los vinos de bajo costo sufren una caída sostenida en el consumo. Para revitalizar el sector, se requiere innovación en productos, formatos y estrategias de comercialización, además de una mayor apertura de mercados internacionales.
5-Perspectivas y reclamos del sector
Desde distintos sectores de la industria vitivinícola advierten que la acumulación de stock, la caída en los precios y la falta de medidas de apoyo podrían afectar gravemente a los pequeños y medianos productores. A pesar de la existencia del Banco de Vino, creado en 2020 para regular el mercado, se reclama una intervención más activa del Gobierno de Mendoza y el Instituto Nacional de Vitivinicultura para sostener la producción y evitar el cierre de viñedos.
El futuro de la vitivinicultura mendocina dependerá de la capacidad del sector para adaptarse a los nuevos desafíos del mercado y de las decisiones políticas que se tomen para garantizar su sustentabilidad. Lo que debería ser una buena noticia -una cosecha abundante- se ha convertido en un problema que amenaza el corazón de la economía mendocina.