Argentina, un país: Fernández marcha contra sí mismo y el PRO se vuelve una bomba de tiempo

Lo que deja la política para comentar en los quinchos este domingo. El insólito "yo no fui" del Gobierno en pleno ejercicio del poder, intentando ser también su propia alternativa opositora. El lío del PRO, lleno de egos y protagonismos. Y el peronismo mendocino que avanza con su demoledora de mitos contando cuántas costillas le quedan en cada comuna.

"¿Peronismo? ¡No señor! ¡Los de los Fernández no fue peronismo!". Un viajero del tiempo detectó una columna en algún canal "hegemónico" de Julio Bárbaro -el dueño del peronómetro- en el futuro sacándole peronismo al peronismo que se le encargó gobernar la Argentina entre 2019 y 2023 y no supo o no pudo. La historia se repite y las desgracias argentinas, también, por no aprender de ninguna de sus lecciones.


Un reconocido dirigente radical renunció a su cargo en el gabinete de Suarez

El "¡basta!" de Fernández a Fernández. Lo del actual presidente formal del país está dejando en una situación de reivindicación a Fernando de la Rúa, el anterior mandatario al que todos (absolutamente todos) tildaron de timorato e incapaz. Al radical lo empujaron hacia el helicóptero y al actual no porque gobiernan los empujadores, y no lo harían, al menos en la misma escandalosa forma en la que auspiciaron el caos en el 2001 ayudados, por supuesto, por la interna de la UCR que se quería sacar de encima a "Chupete". Pero algo que nunca se había visto es que un presidente avale una protesta en contra de su gobierno. O está aceptando que en realidad no preside ni un club de barrio y su puesto es solo una pantalla, o hay algo peor en esa actitud. Son sus aliados de la CGT y de los movimientos sociales los que van a marchar en contra de la situación, de la que si bien el gobierno de Fernández de Kirchner, Fernández y Massa no son exclusivos responsables, sí son los que no consiguieron la solución prometida en la campaña electoral contra Mauricio Macri y, al final, están consiguiendo peores índices económicos y sociales que los que llevaron a los argentinos a negarle la repetición en el Sillón de Rivadavia al anterior mandatario.

Stranger things en la oposición. En Juntos por el Cambio, la oposición más posible (la otra es la de Javier Milei, que podrá tener rating y entretiene, pero falta que cuaje como plan de gobierno con muchos funcionarios cuerdos y potables para ocupar los principales cargos del país) vive un momento de ebullición. Es difícil encontrar términos nuevos, pero la imagen del hervidero es la más útil. Pasan cosas raras en todos los partidos con extensión territorial que lo componen, como son la UCR y en menor medida el PRO, más porteño que nacional. No podría pasar demasiado en los espacios unicelulares de Miguel Pichetto y Elisa Carrió, más bien rincones declaracionistas, provocadores o equilibradores del resto. A los radicales ponerse de acuerdo en torno a un nombre para la presidencia es más difícil, porque es como querer doblar un trasatlántico: están en todo el país, gobiernan en tres provincias y cientos de municipios y tienen órganos de gobierno interno que funcionan sin que nadie tenga el control total. Su democracia interna los demora, pero la vocación de poder no merma por ello. Como en la serie de Netflix, suelen situarse más en los años '80 que en la actualidad, muy rememoradores de su mayor éxito en la historia: recuperar la democracia con Raúl Alfonsín. Les falta instalarse -posiblemente- exhibir más que saben gestionar y cómo solucionar las cosas. Si es que lo saben.

Stranger things 2. El PRO, por su parte, cumplió 20 años recientemente y se consolida como partido porteño, lugar en donde no caben más líderes y pretensiones, por lo que empezaron a exportar dirigentes, bucándoles algún pariente que en el pasado haya vivido en alguna provincia. Así, mandaron a Rogelio Frigerio a pretender la gobernación de Entre Ríos, pero de pronto empezó a desmoronarse por sus vínculos con empresarios, algunos de los cuales ya investiga la Justicia. Inclusive, aportó gente que integró su equipo como ministro del Interior a grupos de poder privado que están al salto por tener a alguien amigo en el Gobierno para conseguir beneficios, con lo cual si se escarbara más, posiblemente se hallaría un copia de prácticas que le criticaron al kirchnerismo, pero que pareciera haberles gustado. Pero hay más gente de la que cabe en las cabeceras de las listas, ya que todos se creen presidenciables o gobernadorables, si caben los neologismos.

Stranger things 3. En el PRO hay una bomba de tiempo activada y todavía no encuentra entre sus muchísimos autopercibidos como "auténticos líderes" quien sepa cortar justo el cablecito adecuado, sin causar su detonación. Es más: hasta parece haber dirigentes a quienes les gustaría detonar no más, y empezar de nuevo. Y no vaya a ser cosa que sea el propio Macri, que ve azorado cómo su criatura lo puso de adorno y lo no parece admitirle el retorno a disputar la carrera presidencial. En ese clima, el jefe de la Ciudad "importó" a Jorge Macri (y con eso lo desactivo en territorio bonaerense) para ponerlo a jugar como sucesor, aunque el radical que fue ministro de Cristina Kirchner (y nada menos, creador de la Resolución 125) Martín Lousteau, asegura que ya acordó con el actual mandamás porteño ser su sucesor. Hay muchísimos que como no caben ni en CABA n i en Provincia, apuntan nada menos que a la presidencia, viciosos, convencidos de que el triunfo llegará por descarte al actual Gobierno y no por mérito propio y que hay que estar parados en el lugar y momento justos. 


Años después de avalar la obra, Vidal manifestó dudas sobre Portezuelo del Viento

Stranger things 3. Hasta María Eugenia Vidal, devaluada, que no encuentra su eje discursivo, empezó a recorrer el país, aunque no le ha ido bien en el reclutamiento de apoyos. Hubo una comida hace unos días en un bar que frecuentaba Rodríguez Larreta, pero que abandonó, y del que Memo fue testigo ocasional. Otro de los que van y vienen por el corredero evolutivo y transformista entre el peronismo y el PRO es Emilio Monzó comió con ella y se supo luego de que fue para decirle que "no". Vidal quería empujarlo a ser su representante para la gobernación bonaerense, pero Monzó -que ha jugado política y empresarialmente junto a Frigerio- no la tiene segura con Diego Santilli allí, además de todos los demás que quieren ese lugar, como Cristian Ritondo con apoyo de Macri y que finalmente sería la punta de lanza de Vidal, que no está dando pie con bola. Después de comer, Monzó emigró hacia el eje más popular del PRO, el que representa la presidenta del partido, Patricia Bullrich, que crece mientras más se la relega y rechaza desde el politburó gubernamental de CABA. Aquí pasarán más cosas raras y -una vez más, como en la serie de Netflix- hay posibilidades de monstruosidades y traspasos interdimensionales, porque la fuerza que está cobrando "La Piba" sigue siendo comparada con la de Carlos Menem en 1988 contra el que "ganaba seguro", Antonio (el padre y abuelo de todos los) Cafiero, que perdió en forma sorpresiva ante el avance caudillesco desde lo que los porteños etiquetan como "el interior".

Vacaciones. No hay mucho que haya surgido de la Legislatura, porque están de vacaciones. El argumento siempre es que responde a que "al personal le corresponde" y se van casi todos. Eso les da más tiempo o para descasar, seguir descansando, hacer reuniones políticas o nada, según correspond, ya que es variopinto el material representativo que ocupa bancas. Aseguran que en Casa de Gobierno están todos y que trabajan "en la puesta al día de audiencias y revisión de expedientes". Pero en definitiva, nada está igual que antes de las vacaciones escolares y judiciales, sino que se vive un momento que se podría categorizar como "especial". Ni hablar del Poder Judicial, en donde sigue rigiendo la inusitada "feria", el neologismo que usan para no decir "vacaciones". Se han activado ante el último caso resonante de femicidio, y está bien: es lo correcto y no hay por qué agradecérselo. Que todos hagan las cosas bien es lo esperable y no debería ser la excepción.

La demoledora sigue. Cuentamilitantes en mano, el capo de los senadores del peronismo mendocino y referente de La Cámpora, Lucas Ilardo, sigue conduciendo su "demoledora de mitos" por los departamentos, en donde les levanta el brazo a protagonistas locales que podrían servirle al PJ para su próxima incursión electoral. Esta semana trasladó su charla a dos departamentos más: Lavalle y Las Heras. El comunicado oficial asegura que "copó Las Heras, con más de 300 personas". Allí presentó a Gonzalo Navarro, Responsable de la Agencia Territorial Mendoza del Ministerio de Trabajo que logró salir de Guaymallén, en donde le han puesto infladores como posible candidato post Luis Lobos y lugar que "copa" su agenda a full. "Derribando Mitos, Peronismo Inevitable", u tour, llegó a Lavalle con Sonia Carmona, quien también consiguió un puesto como "Coordinadora Territorial del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación". Ilardo habló en ambos sitios de "los serios problemas que tiene la gestión de Suarez en materia de salud, seguridad y educación", y recordó que "son responsabilidad absoluta del gobierno provincial", para diferenciarlos de los otros problemas, como la inflación, que es responsabilidad absoluta del gobierno nacional. Si alguien buscaba al delegado de Vialidad Nacional en la semana del temporal de nieve, lo hubiera encontrado en la charla de Ilardo en Las Heras, a donde fue junto con Adolfo Bermejo. En Lavalle -territorio de Roberto Righi- su paso fue marcado desde cerca por Carina Segovia, concejal y presidenta del Partido Justicialista en Lavalle, el senador Gerardo Vaquer, el diputado Edgardo González y otros concejales del departamento que responden internamente al jefe comunal. Lleva recorridos 12 municipios "con la premisa de construir unidad", según señalan desde el PJ. La próxima semana se trasladará a San Rafael. Hay fotos:

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