Juan Carlos Jaliff: "Me faltó ser lo que más me hubiese gustado, gobernador"

En una entrevista al presidente Provisional del Senado, que luego de 12 años en la Legislatura y casi 40 en la política se jubila, repasamos toda su trayectoria. Las anécdotas, los momentos difíciles y los logros de un histórico dirigente radical respetado por propios y ajenos.

La introducción para esta nota podría ser extensa y cargada de adjetivaciones, a decir verdad. Porque la trayectoria y la carrera política de Juan Carlos Jaliff sincera y objetivamente lo ameritan. Y más ahora, cuando el histórico dirigente radical mendocino decidió jubilarse. O, al menos, no seguir como Presidente Provisional del Senado.

Así es que Jaliff está transitando sus últimos meses como legislador a cargo de la cámara alta de la Legislatura y una profunda charla para, junto a él, repasar su vida en la política es materia ineludible. La conexión, en épocas de pandemia, es vía Zoom. Y, a pesar de la diferencia generacional entre redactora (36) y entrevistado (70), el más canchero para manejar la herramienta ciertamente es él.

"La virtualidad llegó para quedarse. Yo ya lo manejo muy bien, el año pasado hicimos casi todo el trabajo y las sesiones virtuales. Es comodísimo además", dice Jaliff, mientras se prende un pucho desde la comodidad de su hogar. Viene de estar en otro Zoom y, cuando termine esta entrevista, volverá a conectarse en uno más.

-¿Cómo transitás estos últimos meses?

-Bien. Es muy bueno tener nueve meses de preaviso (risas) aunque yo hace rato que había tomado la decisión -reconoce-.

-Pero por qué, ¿ya estabas cansado?

-Cansado no, de hecho física e intelectualmente estoy bien. Veo incluso que a esta edad es cuando desde lo intelectual estás mejor, si es que lo físico te acompaña. Porque acumulás todo el conocimiento y la experiencia de tantos años. Y si te ayuda la memoria, que gracias a Dios sí, te ayuda mucho. Intelectualmente, si hago un repaso de mi vida, nunca he estado tan bien como ahora.

-¿Ejercitás la memoria?

-Leo mucho, soy un gran lector (aprovecha la videollamada y gira la cámara para mostrar su enorme biblioteca). Mi nieto me dice: "Abuelo, ¿vos te has leído todos esos libros?". Y sí, excepto por las enciclopedias, los demás libros que hay ahí los he leído todos. Me gusta el libro de papel, me han querido regalar un e-book pero no es la misma satisfacción. Lo demás sí uso mucho la computadora, el mail, para cargar proyectos pero el libro no lo cambio por nada.

-¿Y qué te gusta leer?

-Ficción, es muy raro que lea no ficción porque como mi vida habitual es estar metido en las noticias, en los artículos. Me leo todos los diarios digitales que hay en Mendoza y los de Buenos Aires, que antes los leía en papel, los veo por la compu ahora. Entonces, la ficción es la que distrae un poco del trabajo diario.

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Difícil, ante un personaje tan interesante y con tantísimo por contar, que la charla no pierda el rumbo esencial que es justamente el vinculado a su trayectoria política.

-Cuando armaba las preguntas para hacerte se me vino una imagen a la cabeza: la despedida de Emilio Monzó (cuando en 2019 dejó su cargo al frente de la Cámara de Diputados de la Nación y fue aplaudido por todos). En tu caso es similar; sos querido y respetado por propios y ajenos. ¿Qué se siente?

-(Se sonríe con la humildad de los grandes y rememora...) Yo viví la despedida de uno de mis cargos como una etapa que me llenó mucho de satisfacciones. Cuando fui vicegobernador, hice un discurso de despedida en la Asamblea Legislativa en la que le tenía que tomar juramento a Jaque y Racconto, que asumían como gobernador y vice de Mendoza.

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Fue una despedida que a mí me emocionó de parte de todos los bloques. Aun de diputados que no habían compartido conmigo la cámara (el vice es el presidente del Senado -marca con ese tinte docente que le es ineludible-). Inclusive, un hecho que reconozco y valoro mucho, que el gobernador Jaque (PJ) y su vice me acompañaron hasta la puerta. No me acuerdo que eso haya ocurrido alguna otra vez.

En aquel momento eso se malinterpretó por unas palabras que dijo Racconto y se generó una confusión pero fue todo lo contrario, me acompañaron los dos hasta la puerta. Era el año 2007, y tuvimos que adelantar un día la entrega del poder. Pasa que el 10 asumía Cobos como vicepresidente y decidimos hacerlo el 9 porque se podía adelantar un día, tal cual marca la Constitución provincial.

Y sí, es verdad, es una de las cosas que me llevo de este trabajo; el aprecio, el afecto de muchos dirigentes políticos.

Cuento una anécdota al respecto: en uno de los desayunos vendimiales, estaban todos los gobernadores en la primera fila. Yo estaba atrás, luego entré, los saludé a todos y el Pilo Bordón dijo: "Ustedes vieron que nosotros pasamos pero Jaliff siempre está". Causó la risa de todos ahí.

-¿A qué se lo atribuís esto de tener tanto cariño de todos lados?, ¿A tu forma de ser, tu educación?

-Sí, mi forma de ser pero sobre todo a la tolerancia. Creo que hay que tolerar en todos los órdenes de la vida, es una virtud que uno debe tratar de ejercer. A veces no se puede pero hay que intentarlo siempre. Ponerse en el lugar del otro, aceptarle las cosas. Yo en la vida política hice muchos amigos que no pertenecen a mi partido.

-¿Cómo quién, por ejemplo?

-Soy amigo de Adolfo Bermejo hace muchos años. Nos conocimos en la actividad política y realmente nos hicimos muy amigos. Hemos discutido en el recinto, nos hemos cruzado (siempre con respeto, obviamente) pero una cosa es discutir por diferencias y otra tomarlo como una cuestión personal.

Por supuesto que en el fragor de la discusión política a veces surgen cosas y a veces se me ha salido la cadena. Pero inmediatamente me doy cuenta y me contengo o me arrepiento de lo que dije (risas).

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-¿Quisiste arrojar todo por la borda en algún momento?

-No, pero he pasado momentos muy difíciles. Yo fui ministro de Gobierno de Roberto Iglesias en la crisis de 2001. La pasamos realmente muy complicado, mal. Siempre digo que el primer escrache a un dirigente de la democracia me lo hicieron a mí en mí casa. Yo estaba en Casa de Gobierno, mi familia estaba sola. Cuando me enteré me fui y los enfrenté. Les dije "dialoguemos, acá estoy" y que me parecía que no correspondía el escrache a un dirigente democrático. Esos son momentos difíciles, por los que también pasó mi familia.

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-Casi siempre has trabajado vinculado a lo legislativo, incluso cuando fuiste vicegobernador. ¿Fue decisión tuya, siempre te sentiste más cómodo ahí?

-No, se fue dando. La tarea ejecutiva es importante y uno da todo ahí. Pero sí, se fueron dando las circunstancias. De hecho uno de los mayores orgullos que tengo es haber sido director del Instituto Provincial de la Vivienda con 33 años y haber formado parte de la gestión que más casas construyó en la historia de Mendoza. Hicimos 20 mil casas en cuatro años.

Mi carrera en la administración pública empieza como secretario de bloque de Diputados en diciembre de 1983. Pero, en junio del año siguiente se enferma uno de los dirigentes del instituto y Felipe Llaver (el exgobernador) me llamó a mí para reemplazarlo. Eso fue uno de los grandes orgullos de mi carrera, lo que trabajamos y de la forma que lo hicimos.

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Me acuerdo que en una reunión partidaria en el marco de las elecciones del 87' que perdimos, el Gordo Baglini me pregunta: "Juan Carlos, ¿entonces hacer casas no gana elecciones? Si hicimos 20 mil casas, ¿cómo podemos haber perdido?". "No sé si ganan elecciones, lo único que sé que hay que hacerlas", le contesté. Y quedó ese concepto.

Recuerdo que el sismo fue el 26 de enero de 1985 y en agosto del mismo año ya estábamos entregando algunas casas. Ese trabajo me trajo muchas satisfacciones. Todavía, incluso, hay gente que me recuerda "esta casa me la dio usted, doctor". Y les digo que no, que yo sólo les entregué la carpeta. Gente que me decía: mi papá tiene una foto suya cuando le estás entregando la casa.

Nos fuimos del tema, señala él mismo y retoma: "También tuve una tarea que es más o menos ejecutiva, fui funcionario del Tesoro de la Nación. El procurador me nombró síndico de las empresas del grupo Greco e interventor. De diciembre del 87' hasta agosto del 89' estuve allí. También fue muy duro.

Luego de eso, el radicalismo pierde las elecciones en la década del 90'. Sólo 20 días del 99' gobernamos de ésa década (dice el hombre que es fanático de las estadísticas) cuando asumimos con Iglesias.

Ahí trabajé con Genoud en el Senado de la Nación, fui secretario de la comisión de industria, asesor de bloque de la UCR y también trabajaba con Baglini, que era diputado. Nos complementábamos. Hay una broma ahí. Una vez que di un discurso y me felicitaron, expliqué que el motivo de la calidad de mis palabras era que me había recibido en la Universidad de Harvard y algunos se sorprendieron. El chiste era porque aprendí al lado de Baglini y Genoud. Les causó gracia a todos esa comparación.

Ahí conocí a Cristina Fernández en el Senado, a muchos. A Eduardo Menem, que era de los mejores legisladores que vi, técnicamente era muy bueno. También trabajé mucho con De la Rúa, preparábamos muchos temas. Me trataban como un par, el Senado de la Nación en esa época era distinto, gran parte del trabajo lo hacíamos los asesores, no había reuniones de comisión de todos los legisladores como ahora, se trabajaba mucho.

Después, se dio un caso único en la historia de Mendoza; los dos presidentes de bloque de la oposición nacional eran mendocinos, Baglini en Diputados y Genoud en el Senado. ¡Lo que trabajaban!

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-Con tanta gente que conociste, ¿te propusieron alguna vez irte a otro partido?

-Sí, claro. Ahora lo puedo contar. Como hacen los norteamericanos, después de 20 años desclasifican los documentos (risas). Hubo un ministro de Menem, amigo mío, que me llamó y me ofreció ser funcionario de ese gobierno. Fue Roberto Dromi, me dijo: "Vos venís a trabajar conmigo al ministerio, no necesitás irte del radicalismo". Pero no, le agradecí el ofrecimiento y le dije que no.

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-¿Sentís que te faltó algo por lograr?

-Ser Gobernador. Fui muchas cosas, pero no fui lo que más me hubiera gustado ser que era Gobernador de Mendoza. Pero bueno, así son las cosas. Lo intenté dos veces. En 2007 fui precandidato pero al final me di cuenta de que Cobos tenía mayor imagen, mejor intención de voto que yo y lo acompañé.

En 2011 lo volví a intentar y me di cuenta de que los dos mejores posicionados eran Iglesias y Cobos. Les dije a los dos, reunidos en mi casa, que iban definir entre ellos quién iba a ser, que yo iba a ser vicegobernador de un exgobernador. Y si venía uno que no era exgobernador, le decía que no.

Ahí vino la ola Cristina. Pero con la fórmula hicimos una gran elección en Mendoza. Y a nivel nacional Fernández había ganado por 20 puntos pero con Roberto hicimos una gran elección. Después vinieron otros, en 2015 me di cuenta de que Alfredo (Cornejo) era el que tenía mayores posibilidades. Era Cornejo o Cobos y yo tenía muy buena relación con los dos. Se decidió que fuera Alfredo.

En 2007 tuve una enorme satisfacción porque me ofrecieron un gran cargo pero como las personas que lo propusieron aún están en la actividad política no las voy a mencionar. Fue cuando Cobos era vicepresidente de la Nación. Pero yo ya le había prometido a mi señora no volver a trabajar más en Buenos Aires, no acepté. De hecho, desistí luego algunas candidaturas nacionales por la misma razón.

Tengo 3 hijos y 7 nietos, contando a uno del corazón . Mi señora era magistrada, ahora está jubilada de la Justicia de Familia.

Ahí surgió lo de presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura. A algunos les llamó la atención, hubo críticas de cómo un abogado iba a ser presidente del INV y muchas asociaciones vitivinícolas salieron a defender mi postulación. Había rumores en mi contra. Pero tuve mucho respaldo incluso de Gioja.

A Jaque lo entendí en ese momento, porque debía querer alguien de su partido. Pero Gioja me defendió. Con el tema del acuerdo Mendoza-San Juan hablaba conmigo en vez de con Cobos. Nos habíamos hecho muy amigos con el Flaco en el Senado. Incluso, en plena campaña me dijo "yo te prometo que si vos ganás, voy a ir a tu asunción". Le dije lo mismo a él y efectivamente ambos nos acompañamos en sendos actos.

Estuve ocho meses y después vino la votación de Cobos en el Senado (el recordado Voto No Positivo). Acá debo reconocer que a mí nadie me pidió la renuncia. Es más, de hecho, una alta autoridad del Gobierno de ese entonces me ofreció quedarme y me dijo que no tenía porqué irme. Pero yo, por una cuestión política, tomé la decisión de irme. No podía quedarme después de cómo estaba la relación entre Nación y Cobos. Sentía que podía ser utilizado en contra del mismo Julio el hecho de que me quedara.

Ahí estuve dos años sin ninguna actividad pública. Sí era presidente del partido que habíamos fundado con Cobos, el Confé. Hasta que en 2009, Julio me dijo que fuera candidato a senador. Y ahí empecé esa parte de la carrera. Asumimos en mayo de 2010. Ahí comenzó lo que ahora está concluyendo; 12 años senador.

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-¿Quiénes son tus referentes?

-Para mí el referente siempre es el gobernador...pucha, a veces cuesta hablar de esas cosas de uno...pero otra de las cosas lindas que me deja la política es el orgullo de haber trabajado con los cinco gobernadores radicales: Llaver, Iglesias, Cobos, Cornejo y Suarez. Marcelino Iglesias y yo creo que somos los únicos que trabajamos con los cinco.

Con Julio y Alfredo formamos un grupo interno en su momento. Pero sí, el gobernador siempre es el referente principal. No hay partido que se haya animado a hacer lo que hizo el radicalismo en el marco del frente; poner en la lista a dos exgobernadores y a un gobernador (sitúa la charla en la actualidad, respecto a las candidaturas para las elecciones 2021). A los dos exgobernadores del justicialismo ni una concejalía les ofrecieron. Ahí están los referentes, Cobos, Suarez, Cornejo. Con Iglesias hice una larga amistad.

Otra anécdota política: cuando fui candidato a gobernador por Causa en 2007, era ministro de Gobierno de Iglesias que tenía de candidato a Cobos. Un día fui al despacho y le dije que le iba a presentar la renuncia porque no podía ser candidato. Él me dijo que no tenía porqué dejar de ser candidato, que le diera para adelante.

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-¿Cómo ves la campaña?

-Recién empieza. Será dura como siempre han sido todas las campañas. Nosotros trataremos de mostrar nuestra gestión y las gestiones anteriores. Tenemos una ventaja, que podemos mostrar las gestiones que están sucediendo y las anteriores. Y el justicialismo sólo se limita a criticar lo que hacemos nosotros. Ellos no sostienen sus gestiones anteriores a nivel provincial.

Tenemos muchas expectativas, esperemos continuar en la senda triunfal que venimos hace muchos años. De los últimos seis gobernadores cuatro han sido radicales. Hemos logrado empatar porque Mendoza es el único caso en el país en donde existe el bipartidismo tan marcado.

Futbolísticamente hablando empezamos 1 a 0 con Llaver, nos empató Bordón, aumentó Gabrielli a 2 a 1, aumentó Lafalla a 3 a 1, se puso 3 a 2 con Iglesias, 3 a 3 Cobos, Jaque 4 a 3, Pérez 5 a 3, Cornejo 5 a 4 y Suarez empató 5 a 5. De 10 gobernadores mendocinos, son 5 del radicalismo y 5 del justicialismo.

La última elección legislativa que perdimos nosotros fue hace 20 años, en 2001. Y diez años de la última vez que perdimos una elección. Pero, como siempre digo, a los partidos hay que jugarlos, a las campañas hay que hacerlas y a las elecciones hay que ganarlas. Nunca se ganan antes de que la gente deposite el voto en la urna. Si bien llevamos un ciclo de éxitos electorales muy importantes, siempre hay que luchar hasta el final para seguir manteniendo el triunfo.

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-¿Cómo te gustaría que te recuerden los mendocinos una vez jubilado?

-Como un gran trabajador. Un hombre que siempre trabajó. Ese es el recuerdo que yo quiero que tengan y creo que será así porque mucha gente me lo plantea, que no estuve en ningún lugar calentando silla, siempre trabajé y me vieron trabajar. Estén o no de acuerdo conmigo y mis opiniones, me han visto defender a los gobiernos nuestros, los radicales. Por eso vuelvo a lo de que el referente siempre tiene que ser el gobernador.

También me gustaría que me recordaran como un hombre leal al partido al cual represento: la Unión Cívica Radical. Y hago hincapié en que me han visto trabajar siempre. Gracias a Dios me ha acompañado la salud.

Hay un consejo que sirve también para la vida. El primer consejo que doy cuando me piden es una frase que usan mucho los mexicanos: échale ganas. Yo en mi vida a la política le he echado ganas. Después viene todo lo demás, pero primero échele ganas en la gestión legislativa, ejecutiva, judicial. 

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