Meoni y un paréntesis de racionalidad política
El camino parece ser el indicado por un Meoni al que, lamentablemente, no se le dio el protagonismo que ahora nos damos cuenta, demasiado tarde, que podría haber ayudado a encontrar puntos en común sin necesidad de coptar ni hundir a nadie.
La irracionalidad en la discusión política cunde en la Argentina, en donde todo debate entre oficialismo y oposición se va de madres: empieza y termina en los extremos, la tensión y la descalificación.
Sin embargo, hubo un paréntesis. Fue posible que la oposición hallara a "un buen ministro de Alberto Fernández" y que desde su rincón del ring se hablara de la "honestidad" y "laboriosidad" de un funcionario del Gobierno. Fue, lamentablemente, al referirse a Mario Meoni, el trágicamente fallecido ministro de Transporte.
"Consternado por el trágico fallecimiento de mi amigo y ministro de Transporte Mario Meoni", escribió en Twitter el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo. El antecesor del fallecido ministro en el cargo, durante el gobierno de Mauricio Macri, Guillermo Dietrich, tendió su puente: "Conmocionado y muy triste por el fallecimiento de Mario Meoni, un funcionario con un gran deseo de trabajar por nuestro país". Fue Julio Cobos quien reveló en un diálogo con el programa "Tormenta de Ideas", este sábado por Radio Nihuil, su aprecio, conocimiento y constante diálogo con el desaparecido funcionario mediante WhtsApp por cuestiones de gestión, como por ejemplo, la transitabilidad por el Paso Pehuenche.
De tal modo que, evidentemente, hay puentes sobre la grieta, pero no están lo suficientemente señalizados por la política, que parece preferir fomentar el abismo antes que indicar cómo salvarnos de seguir cayendo en él debido a su irreconciliable actitud ante los temas más importantes para la Argentina.
Pero del otro lado también hay una misión no asumida, siquiera por el terrible impacto de lo sucedido con un integrante de su equipo: descubrir más "Meonis", si es que los hay. Es decir: habilitar a otros dialoguistas y eficaces para actuar en la superficie de la discusión política y con ello, cambiar el eje actual en el cual desde el oficialismo se ataca, denosta e ignora a la oposición, inclusive desde la persona del Presidente, para pasar a una época "post berreta" en la que se aplique esa grandeza que solo emergió ante la situación de duelo.
Si eso sucediera, sería un valioso aporte a la racionalidad.
A la política le está faltando el espacio de los acuerdos básicos que necesariamente tiene que llegar después de los debates intensos de posiciones que, más que opuestas, deberían ser alternativas; que más que absolutas de parte del Gobierno bien podrían ser complementarias. Es una falsa opción la que se le ofrece a la sociedad de elegir entre negacionistas y autoritarios: allí no hay opción que valga la pena.
El camino parece ser el indicado por un Meoni al que, lamentablemente, no se le dio el protagonismo que -ahora nos damos cuenta, demasiado tarde- podría haber ayudado a encontrar puntos en común sin necesidad de coptar ni hundir a nadie. Actitudes como las suyas en el servicio público, señaladas por propios y ajenos, pueden hacerle bien a una nueva etapa de un gobierno que se muestra frágil y que genera poca confianza.
No se sale de la crisis "de prepo", sino convenciendo, enamorando y generando un plan posible. Y esto vale tanto para el Gobierno como para la oposición.