Cuando las palabras matan: la situación de Nahuel Gallo

El abogado Carlos Varela Álvarez presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos medidas cautelares por el gendarme Nahuel Gómez, su esposa María Gómez García y su hijo Víctor Gómez. Aquí un texto referencial del letrado.

Carlos Varela Álvarez

 Un ciudadano argentino, Nahuel Gallo, que conforme la información disponible sólo quiso visitar a su esposa e hijo en Venezuela, y que ha sido detenido sin que sepamos cómo y dónde está desde el 8.12.24 merece nuestra mayor atención.

Sin embargo, las declaraciones públicas de ambos gobiernos dejan mucho que desear. 

Un funcionario buscado internacionalmente como Diosdado Cabello ha reconocido la detención de Gallo sin dar ninguna pista de los cargos o acusaciones o juez que interviene o como se encuentra él y por cuanto tiempo. Ha sido sólo una de las tantas diatribas de personajes grises como el que abundan en ejemplos que lamentablemente hemos tenido y tenemos en Latinoamérica. 

Pero en Argentina, las declaraciones de nuestro Canciller y la ministra Bullrich no se quedan atrás. Asistimos a la clásica pelea de matones y guapos de esquina. Suenan tambores de guerra de palabras que le gusta tanto a Cabello como Bullrich y asociados. 

En el medio, Nahuel Gallo, detenido sin asistencia legal, no sabemos su estado físico o psíquico y tampoco mucho menos su futuro, ha quedado en el medio del lodo de la política del asco y el barro. 

Las palabras matan. Milei no puede encontrar un aliado en este caso; se peleó con España, Brasil, Colombia, el Papa, México y está del lado contrario de Putin (en esta tiene razón). Pero no hay nadie que parezca poder interceder por nosotros que en realidad sea por Nahuel Gallo. 

Ojalá la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pueda hacer algo mejor que la "diplomacia" argentina y los discursos de odio desde Venezuela. 

El mejor método en estos casos es el silencio oficial y el tejido de pedidos y favores porque hay un ser humano y su familia en riesgo y juego. Nada más y nada menos. 

Más humanidad y no sólo solidaridad.

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