Dedicado a los valientes
En esta columna, Sergio Bruni pone en valor las batallas que se llevan adelante en medio de la adversidad.
"Entre las cosas hay una
De la que no se arrepiente
Nadie en la tierra. Esa cosa
Es haber sido valiente".
Jorge Luis Borges
A los valientes se les reconoce por su destreza en contener el miedo y por su capacidad para enfrentar a los mas feroces animales, como si se tratasen de tiernas mascotas de compañía, incapaces de devorarlos y convertirlos en pasado.
No hay muchos valientes... ¡Pero cuando aparecen, lo mueven todo! Desde el temor colectivo hasta las injusticias mas relevantes, así convierten lo impensable en un milagro.
Desde que Rodolfo Suarez asumió, sucedió lo inimaginable para un nuevo gobierno , que nadie podría haber especulado jamás. Le faltó un terremoto, graficó acertadamente el exgobernador Alfredo Cornejo. Roguemos a todas las diosas y dioses del Olimpo, que tal extremo de la naturaleza, no suceda.
Suarez como Ulises, debió en estos seis meses de gestión, sortear el conjuro de aquellas divinidades que no le permitían llegar a la Isla de Ítaca -su terruño- luego de 10 años de adversidades, y así encontrarse con su amada Penélope.
Su primer proyecto para activar la economía, aprobado por una inmensa mayoría legislativa debió rápidamente derogarlo. Apenas iniciada la gestión apareció el Cíclope "Polifemo" que amenazaba con comerse a el y sus navegantes.
No se detuvo. Siguió navegando en aguas turbulentas.
Le negaron el Rollover de la deuda, le cuestionaron el pliego proponiendo a una mujer, la segunda en la historia institucional de Mendoza, que hoy integra el más alto tribunal de justicia. Le retacearon recursos federales... Hasta le trabaron la emblemática obra, Portezuelo del Viento.
El valiente enfrentó con calma todas las adversidades, no se dejó llevar por los aturdidores cantos de sirena. Aún deberá pasar por otras tantas tempestades, pero el valiente llegará a buen puerto, a Ítaca, donde además de su familia lo espera -quizás- la historia.
Le toco la pandemia, tan atroz como desconocida. El amargo olor a muerte. Y, aparecieron otros valientes para enfrentar al poderoso Zeus, el mas fuerte, el dios de las plagas y enfermedades.
Los valientes trabajadores de la salud, al servicio de los caídos por el virus, arriesgando sus vidas frente al inminente contagio. Merecedores de interminables aplausos desde los balcones o las ventanas de cada casa. Aplausos que encierran admiración por la valentía de estar en un lugar al que podrían negarse, aplausos calurosos para hacerles sentir que aunque no pueden abrazarlos, los esperan para el día que puedan dárselo como hacemos los humanos.
Los valientes trabajadores de las fuerza de seguridad, nuestros policías. Recargados en sus horarios, agotados por cuidarnos. Los valientes no le escapan ni a las responsabilidades ni al trabajo, hasta dejar la vida de ser necesario.
Días atrás me llego un video de Pilaru Ramos, (cofundadora de "somos emprendimiento global" de la Universidad de Murcia) Titulado: "Estudia, no seas policía". "No seas policía porque vas a saber lo que es ir a trabajar todos los días, sábados, domingos y días festivos" "porque saldrás a trabajar y al defender la vida de alguien, podrás perder la tuya" "nadie reconocerá tu heroísmo dirán que era tu obligación, mientras tu familia te llora" Así, sucesivamente Pilaru Ramos va describiendo la valiente vida de un policía.
Los valientes trabajadores y emprendedores de miles de pymes que perdieron sus ingresos, a los operadores de turismo, a los profesionales independientes, a los informales que vieron borrados sus trabajos, a los jóvenes que se les cambió su rutina, a los padres que se pusieron junto a sus hijos para que hicieran las tareas de la escuela a través de soportes digitales, a los niños que se quedaron sin escuelas y sin jugar con sus compañeros y sus compañeras.
Estos padecientes del extraño tiempo que vivimos, que sin embargo, siguen peleándola con todas sus fuerzas. Esos son valientes.
Estos valientes que hoy resisten, serán los que mañana, del modo más presuroso posible, nos dignificarán como colectivo social.