Al enemigo, ni justicia: el riesgo de que Juntos por el Cambio imite a lo que critica
Rápidamente Juntos por el Cambio emitió un comunicado que ofendió al Gobierno por señalar que el asesinato del exsecretario de Cristina Kirchner merecía más atención. Se le endilga que actuó parecido al peronismo con el Caso Maldonado. Pero hay algo peor que queda en evidencia: la falta de justicia.
En cualquier país del mundo en el que se conozca el asesinato de una persona vinculada a una vicepresidenta, ésta quedaría dentro de la categoría de "víctima colateral" y las conjeturas podrían llevar a pensar en que se podría haber intentado amedrentarla. En Argentina, el contexto empujó a transformar a Cristina Kirchner en sospechosa antes de que se conociera cualquier novedad formal sobre el crimen. De hecho, hoy el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero señaló sobre el tema, textualmente: "Cristina Kirchner no tiene un pomo que ver con esto". Si no estuviera la vicepresidenta en el seno de la escena, aunque sea por razones tangenciales, no tendría por qué darle esa entidad al tema.
Actitudes como la respuesta de la oposición ante una muerte no solamente sucedieron esta vez. La reacción política argentina parece marcada por ese tipo de expresiones, ya que cuando se denunció la desaparición de Santiago Maldonado la reacción inmediata del kirchnerismo fue culpar al gobierno de Mauricio Macri porque la Gendarmería despejó una ruta que estaba siendo cortada por, entre otros, el mencionado activista, y al correr se tiró al río y se ahogó.
Si los radicales y aliados no aguardaron ahora la investigación judicial, el peronismo entonces, tampoco. Y aun después de conocida la razón de la muerte, insiste en que hubo responsabilidad de Gendarmería por "reprimir", cuando ese rol le toca en casos como en el que fue el inicio de la desgracia. Desconocen el dictamen de decenas de peritos.
Pero si Juntos por el Cambio actúa de igual manera que al kirchnerismo que critican, ¿qué los diferenciaría?
Hay una gran preocupación en los cuadros de Juntos por el Cambio en torno a cómo señalar, rebatir o atacar el peronismo en el Gobierno sin tener que caer en las mismas actitudes que ellos calificaron en otro momento como deleznables.
"¿Hay que ser tan republicanos con quienes no lo son para nada?", es la pregunta que sirve de piedra angular del debate interno a cuya respuesta no esperaron cuando emitieron un comunicado sobre el asesinato de Fabián Gutiérrez en El Calafate. En ese documento, que despertó críticas dentro del mismo espacio, sostuvieron que el crimen del exsecretario de la vicepresidenta Cristina Kirchner, es "de extrema gravedad institucional" por tratarse de un testigo en una causa judicial contra el kirchnerismo y pidió que "no haya familiares" de la exmandataria en el proceso, en alusión a Natalia Mercado, la hija de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, y sobrina de la vicepresidenta.
Pero volviendo a su dilema, si realmente fuera así que el peronismo no es republicano y ellos sí, caer en el "sálvese quien pueda" que señalan como el modus operandi de su contraparte política, sería declararse derrotados en su prédica republicana.
Los firmantes del comunicado de la discordia salieron a aclarar que no prejuzgaron, sino que advirtieron en torno a la gravedad no solo de la muerte, sino de todo lo que rodea al muerto, que no puede obviarse, más allá de lo que la justicia determine. Pidieron, dicen, una investigación sin obstáculos.
Desde el Instituto Patria -que salió también a defender a la actual Vicepresidenta-emitieron un comunicado aun más genérico, que bien podría haber firmado Cambiemos en el momento del caso Maldonado: señaló que la oposición actuó "con total miserabilidad y sobrepasando todos los límites de la dignidad humana busca instalar nuevamente en la sociedad argentina el imperio del odio. La falta de respeto al dolor de una familia y el uso político de tan lamentable suceso pone de manifiesto una vez más su absoluto desprecio por la vida democrática".
Entonces surge un tema que supera al crimen y al "revoleo de muertes" con la que se atacan oficialismo y oposición y es, centralmente, la carencia de dictámenes judiciales que no solo sean independientes del poder político, sino que lo parezcan, y saber quién robó y quién no, antes de que mueran sus protagonistas, denunciantes o testigos de los hechos.
Es la Justicia el tema. Y es su trabajo la gran deuda. Su actuación en términos púramente jurídicos es la solución que callaría a más de uno y permitiría ralear de la política a los chantas. Pero unos parecen condicionados a los otros y si no hay Justicia, no hay más nada que esperar de nadie.