Pureza en cada copa: revolución sin madera

La columna de cada sábado de Juan Marcelo Calabria, "vinos y comidas" en una Mendoza cada vez más enogastronómica y turística, con su historia como telón de fondo.

Juan Marcelo Calabria

Las nuevas tendencias en el consumo de vino a nivel mundial están captando la atención de numerosos medios y publicaciones especializadas, especialmente este mes en que celebramos el Día del Cabernet Sauvignon, como cada último jueves de agosto. Este evento pone de relieve las innovaciones en la creación de nuevos vinos, donde los tintos siguen dando gratas sorpresas. Recordemos que es la variedad de uva tinta más cultivada y reconocida globalmente, habiendo conquistado el paladar de consumidores en todo el planeta. En Argentina, esta cepa encuentra un terruño ideal, produciendo vinos de una calidad excepcional, aunque aquí ha sido eclipsada por el Malbec.

 Originario de Burdeos, Francia, el Cabernet Sauvignon surgió en el siglo XVII a partir de un cruce natural entre el Cabernet Franc y el Sauvignon Blanc, de ahí su denominación. Su notable adaptabilidad lo ha convertido en una de las variedades más cultivadas y elegidas del mundo, y en Argentina, en particular pudo adaptarse muy bien y es la cuarta variedad con mayor superficie, representando el 6.5% del total de nuestros viñedos.

Uvas Cabernet

Uvas Cabernet

Estos profundos cambios en los gustos y la necesaria adaptación de la industria del vino, que por otra parte se encuentra en constante evolución, han generado nuevos productos, y una de las tendencias de gran impacto en los últimos años es la producción de vinos premium sin madera. Dicha innovación no sólo desafía las normas e incluso costumbres tradicionales en la producción, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre la pureza, sabores primarios y autenticidad del vino.

Desde nuestro lugar de simples aficionados y curiosos de la cultura del vino y su mundo, venimos siguiendo con especial atención estos cambios, que marcan una nueva era en la elaboración de nuestra bebida insignia. Históricamente, la crianza en barricas de roble ha sido el sinónimo, sin discusión, de vinos de calidad y complejidad sobre todo para los denominados de alta gama. Sin embargo, lo cierto es que hoy la elaboración sin madera está ganando popularidad entre profesionales de la enología de todas partes del mundo, quienes buscan resaltar la verdadera esencia de la uva y su paraje y/o terruño de procedencia. La aparición de los tanques de acero inoxidable y también los famosos huevos de hormigón permiten una fermentación controlada con la frescura, las características y tipicidad del varietal.

Estas nuevas o no tan nuevas técnicas, no solo mejora la precisión y manejo del proceso de vinificación, sino también resulta más sostenible reduciendo la necesidad de madera y por supuesto su impacto en el cuidado del medio ambiente, según aseguran los expertos. Por otro lado, se va imponiendo de a poco en el mercado que los vinos sin madera suelen ser más accesibles económicamente, es decir poseen mejores precios de venta y por lo tanto se vuelven más atractivos hacia consumidores jóvenes, pero también para un público más amplio y diverso.

En síntesis, y tal como venimos observando desde hace tiempo, a partir de consultas y diálogo con los que saben, el perfil de consumidores de vino está cambiando, y en especial en estos últimos años. Hoy en día, los amantes del vino buscamos autenticidad, sostenibilidad y experiencias sensoriales únicas, con productos mucho más naturales, orgánicos, con menos graduación alcohólica, menor complejidad y mayor simplicidad. Los vinos sin madera responden a estas demandas al ofrecer una expresión pura y sin modificar demasiado la uva y su origen. Esta tendencia se alinea con el creciente interés por productos naturales y orgánicos, así como por prácticas de producción sostenibles, una gran preocupación no solo en la vitivinicultura sino en la agricultura en general en muchas partes del mundo.

Por otro lado, hay que decirlo, los consumidores estamos cada vez más interesados en explorar vinos nuevos, desafiantes y menos conocidos, lo que impulsa a los productores a innovar y diferenciarse en un mercado muy competitivo y que enfrenta una nueva revolución del consumo, además de números de consumos en declive en los productos tradicionales y no muy favorables a nivel mundial. Otro punto de gran importancia y que no es exclusivo del mundo del vino, es la transparencia en la elaboración y la trazabilidad que surgen como aspectos cada vez más valorados, y en este punto los vinos sin madera permiten una conexión más directa con el origen y las características naturales del vino.

Para finalizar nuestra columna de este fin de semana nos parece oportuno destacar y recomendar el Cabernet Sauvignon de Mauricio Lorca, Revolution since 2003 ÓPALO, cuya breve referencia nos indica qué: "en 2003, Mauricio Lorca introdujo al mercado un vino premium sin madera, basado en terruños de altura, alta densidad de plantación y baja producción por planta. Este vino, elaborado con 100% Cabernet Sauvignon de viñedos de alta densidad en Vista Flores, Valle de Uco, representa la primera línea de vinos sin crianza de alta calidad en Argentina, lo que significó una verdadera revolución para la época". Este vino nos brinda un buen ejemplo local del proceso de innovación y cambio de tendencia que describimos al principio en tanto que: "La fermentación se realiza en tanques de hormigón durante 10 días a temperaturas controladas entre 24 y 26 °C, lo que favorece una fiel expresión del terruño, gran potencial aromático y perfecta tipicidad varietal. El resultado es un vino con un color bordó y tonalidades rojo granate, con aromas a pimiento maduro y cereza, con gran amplitud en boca y muy buena estructura además de una marcada suavidad, elegancia y persistencia infinita".

El Cabernet gana terreno en la gastronomía

El Cabernet gana terreno en la gastronomía

Y para que la recomendación de esta semana sea completa, podemos decir, respetando la libertad de aromas y sabores que siempre pregonamos desde "Vinos y Comidas", que este exquisito vino es ideal para maridar con un rico risotto especiado, una bondiola de cerdo grillada, carnes al fuego y postres fuertes y densos como tarta de chocolate con dulce de leche o un buen flan mendocino con dulce o crema, o quizás ambos. 

Así con este rico ejemplo, podemos asegurar siguiendo a los que saben, expertos que nos aportan información y datos para esta columna, que la innovación en la elaboración de vinos sin madera está transformando el panorama vitivinícola, ofreciendo nuevas oportunidades para enólogos, gastronómicos y por supuesto, los verdaderos protagonistas: consumidores. Así estos vinos destacan por su pureza, sostenibilidad y capacidad de expresar la verdadera esencia del terruño.

Con ejemplos como este digno representante local: ÓPALO de Mauricio Lorca, la revolución de los vinos premium sin madera continúa ganando adeptos y redefiniendo el futuro del vino y con un final abierto, que nos invita a vivir y descubrir en cada bocado y en cada sorbo... Por ello ¡salud y a disfrutar Mendoza!! 




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