El fin de la globalización: ganadores y perdedores en el nuevo orden económico

Wall Street visualiza un nuevo escenario económico global a partir de las enseñanzas del covid-19 y la guerra en Ucrania.

La guerra en Ucrania ha trastornado la economía mundial. Las severas sanciones han aislado a Rusia y las crisis en la cadena de suministro han sacudido los mercados de alimentos, energía, automotriz y otros productos básicos. 

Ante esto, algunos de los inversores más influyentes de Wall Street dicen que estas interrupciones, que se producen cuando la economía mundial comenzaba a recuperarse de la pandemia, pueden haber alterado permanentemente el orden mundial.

Larry Fink de BlackRock dice que los países están a punto de "reevaluar sus dependencias".

Larry Fink de BlackRock dice que los países están a punto de "reevaluar sus dependencias".

Larry Fink de BlackRock ve el fin de la globalización. En su última carta a los accionistas, el cofundador y director ejecutivo del gigante de la gestión de activos escribe que la invasión de Rusia ha roto los lazos transfronterizos entre países, empresas y personas que ya estaban tensos por la pandemia.

"La agresión de Rusia en Ucrania y su posterior desvinculación de la economía global impulsará a las empresas y gobiernos de todo el mundo a reevaluar sus dependencias y volver a analizar sus huellas de fabricación y ensamblaje, algo que Covid ya había incitado a muchos a comenzar a hacer", escribió Fink.

Por su parte, según el DealBook de NYT, Howard Marks de Oaktree predice un cambio similar en su última carta a los inversores, citando los riesgos de seguridad de la dependencia de Europa de la energía rusa y la subcontratación estadounidense de la fabricación de chips informáticos.

"El reconocimiento de estos aspectos negativos de la globalización ahora ha hecho que el péndulo oscile de nuevo hacia el abastecimiento local. En lugar de las fuentes más baratas, fáciles y ecológicas, probablemente se dará más importancia a las más seguras"; advierte.

Por otra parte, ambos coinciden en que la guerra tendrá muchas consecuencias económicas a largo plazo. "La desglobalización impulsará la inflación aún más -escribe Fink- lo que obligará a los bancos centrales a elegir entre precios más altos o una menor actividad económica". 

Y Marks escribe que los países cuyas economías se beneficiaron de la subcontratación se verán perjudicados por cualquier reversión. 

Asimismo, Fink prevé que países como Brasil, México y EEUU se beneficien de una mayor producción local. "La agitación podría impulsar las monedas virtuales", dice, señalando que EEUU está estudiando las implicaciones de un dólar digital. 

"Un sistema de pago digital global, cuidadosamente diseñado, puede mejorar la liquidación de transacciones internacionales al tiempo que reduce el riesgo de lavado de dinero y corrupción", dice el hombre de BlackRock, que ahora está considerando agregar ofertas de criptomonedas y blockchain a su cartera.

Por último, los dos difieren en lo que significa la guerra para la energía verde. Marks escribe que los países optarán por fuentes de combustible más accesibles, incluso si no son las más limpias. Sin embargo, Fink cree que los impactos en los precios del petróleo y ese mismo deseo de seguridad energética nacional acelerarán la adopción de energía limpia.

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