Actividades tradicionales vs. nueva economía: ¿qué genera (y generará) más riqueza en Mendoza?
A nivel mundial, los sectores primario y secundario van perdiendo peso frente a los servicios, que avanzan a pasos agigantados. Sin embargo, ¿esto se replica en Argentina y Mendoza? Opinan seis especialistas.
Veinte años atrás, resultaba impensado que una empresa tecnológica que surgía desde una pequeña oficina de Buenos Aires terminara teniendo más valor de mercado que YPF, pero así sucedió con Mercado Libre, fundada por Marcos Galperín, empleado de la petrolera durante la gestión de Repsol. Este es uno de tantísimos ejemplos de compañías de servicios que crecen a pasos agigantados ante sectores primario y secundario que a nivel mundial parecen estancados.
Rápidamente surgen varias preguntas: este esquema que predomina a nivel mundial, especialmente en los países más desarrollados, ¿se replica tal cual en Argentina y específicamente en Mendoza? ¿Qué impacto generan en el conjunto, más allá de los involucrados de manera directa en el negocio? ¿Miles de empresas de servicios podrán modificar el predominio del agro y otras actividades primarias y secundarias en el PBI del país? Y algo más: ¿Argentina ofrece las condiciones necesarias para un boom tecnológico?
En primer lugar, Pablo Salvador, economista y director de carrera en la UNCuyo, destacó que "a nivel mundial, el sector primario va perdiendo peso; el sector secundario, especialmente en países industrializados, se mantiene en participación del PBI, y el que avanza a pasos agigantados es el sector terciario". En este punto, resaltó además el salto que dieron empresas como Amazon y Mercado Libre, además de las app de delivery, durante la pandemia de coronavirus.
Un planteo más conservador realizó Jorge Day. En relación al predominio que tendría la "nueva economía" en el Producto Bruto Interno de los países, el economista subrayó que "por ahora, no es así. En Estados Unidos, por ejemplo, el sector de la información sólo capta el 5% de su PBI y emplea un porcentaje menor de trabajadores", en comparación con las "actividades tradicionales". "El tiempo dirá cómo termina esta historia", continuó.
De todas maneras, puso en relieve cómo el agro ha ido perdiendo la pulseada frente otras actividades. "Hace más de un siglo, era muy importante el número de personas empleadas y la participación en el PBI de cada país. En Japón, antes de la segunda guerra, la mitad de su población trabajaba en el campo. Ahora, con un mundo más urbano, pocos trabajan en la tierra, y es baja su participación en el PBI", precisó.
Consultada también por Memo, la economista Paula Pía Ariet destacó que "las mayores ganancias para el Estado siguen generándose a partir de los recursos tradicionales, como el petróleo". Pero, de la misma forma, hizo hincapié en que "si analizamos la tasa de crecimiento de la industria del conocimiento y las oportunidades de seguir creciendo, esta última gana en todos los sentidos".
Por otra parte, en relación al panorama en Argentina, Salvador consideró que el escenario que prevalece en el mundo no se replica de la misma forma en el país. Dijo que "seguimos dependiendo mucho del sector primario, por el ingreso de dólares y la generación de puestos de trabajo. Esa dependencia se observa principalmente en el agro y el sector industrial asociado. Estamos atrasados porque no tenemos condiciones macroeconómicas estables, pilares solidos", lo que dificulta la posibilidad de inversiones similares a la de otros países.
Qué tipo de actividad deja (y dejará) más recursos en Mendoza
Con las actividad económicas clásicas estancadas en Mendoza e incluso algunas en retroceso, como la producción de petróleo, al menos desde hace 10 años se viene hablando de la necesidad de diversificar la matriz productiva en la provincia. Surgió en un primer momento la opción de la minería metalífera, con el proyecto San Jorge como estandarte, pero nadie pudo ni quiso agotar todas instancias para desarrollar este tipo de emprendimientos.
Desde entonces, se ha instalado la idea de que Mendoza tiene un enorme potencial para el desarrollo de las empresas tecnológicas, las TICs, y que esto contribuiría a cubrir las falencias de una economía golpeada o, al menos, frenada. Sin embargo, ¿estas empresas de servicios generarán un impacto de relevancia en el Producto Bruto Geográfico? ¿Es por aquí por donde pasa el futuro de la provincia para dar finalmente un salto cuantitativo y cualitativo? Al respecto, son distintas las opiniones.
Sebastián Laza, economista, enfatizó que la explotación del petróleo no convencional de Vaca Muerta y la minería metalífera "tienen una capacidad de traccionar valor agregado y PBG muchísimo más elevada que las empresas tecnológicas". Asimismo, consideró que en el hipotético caso de que surja un Mercado Libre en la provincia, "esa empresa sería trasnacional y no necesariamente se contabilizaría el valor agregado en Mendoza, sino en todo el mundo. Por el contrario, el petróleo o minería metalífera sí".
"El recurso natural minero o hidrocarburífero tracciona mucho más que las empresas tecnológicas, pero la sociedad mendocina no quiere hacer minería metalífera ni está convencida de hacer petróleo con fracking. Entonces, al Gobierno no le queda otro camino que fomentar las empresas TICs", agregó Laza, y completó: "Es cierto que son el futuro y que generan empleo bien remunerado, pero están lejos de equiparar lo que generaría en valor agregado el petróleo o la minería metalífera".
Por su parte, Nicolás Aroma, coordinador del Centro de Economía y Finanzas de Mendoza e integrante de los equipos técnicos del PJ, consideró que "las economías del conocimiento tienen potencial exportador y son dinámicas en la generación de empleos", aunque también agregó que "se necesita de las actividades industriales clásicas que tienen una gran tracción de empleo", haciendo una "integración inteligente" que cuente con la colaboración entre Estado y sector privado.
"En Mendoza, se observa un problema de empleo en esa transición. Hay actividades industriales clásicas como la metalmecánica que tienen enorme potencial, pero que no forman parte de un plan de desarrollo, no tienen financiamiento, ni incentivos fiscales propios y segmentados. También se debe pensar en una integración entre el desarrollo de automatización y tecnología, y esas actividades clásicas que siguen sosteniendo y generando empleos formales", completó.
En el Gobierno son optimistas
Más allá del impacto que tienen y tendrán las empresas de conocimiento en Mendoza, ya han ampliado su participación en el Producto Bruto Geográfico. Así lo mostró Alejandro Zlotolow, subsecretario de Industria y Comercio del Gobierno de Rodolfo Suarez.
"Para el año 2019, los Servicios Basados en el Conocimiento (SBC) en la Provincia de Mendoza ya representaban un 9% de la economía total, mientras que una década atrás (2009) su participación era del 7,3%, observándose una tendencia alcista en el período", destacó Zlotolow, y precisó: "El 50% de los SBC son de la rama de servicios empresariales, profesionales y técnicos, siendo su principal subsector".
De hecho, "el crecimiento de los SBC en Mendoza en términos reales durante la última década es superior al de la provincia en su conjunto, aspecto que marca su dinámica superior. De esta forma, durante la última década los SBC crecieron a un ritmo del 5% anual promedio, versus el 1% de crecimiento anual global de Mendoza. Claramente la nueva economía viene a un ritmo superior al de la economía tradicional".
En relación a la dicotomía entre empresas de nuevas tecnologías y producción tradicional, el funcionario consideró que se resuelve "aportando herramientas tecnológicas y digitales a las actividades clásicas", ejemplificando con el concepto de agricultura de precisión, la digitalización de las cadenas de valor, software, etc.
"Por ello, es que a través de la innovación, ambas 'economías' convergen y es por medio de ella que se puede dar el salto productivo de competitividad que toda nuestra producción regional requiere", concluyó.