No fue un error, fue un delito
Un error puede volverse un delito, pero un delito no debe ser considerado un error por una autoridad a cargo de hacer cumplir la ley, con más razón dentro de su equipo de gestión.
El intendente de La Paz, Fernando Ubieta, se vio conmocionado en su primer escándalo en el cargo: funcionarios de su gestión creyeron oportuno realizar en medio de la cuarentena un doble cumpleaños: uno de 15 y otro de 18. Los argumentos sensibileros no caben aquí, ya que la mayor parte de la población está viviendo con angustia el encierro y el no poder celebrar momentos de vida ni conmemorar funerales, inclusive.
La fiscal Mariana Cahiza, que intervino cuando se conoció el caso, se abocó a la imputación de tres de los asistentes a la fiesta y se calcula que sigue investigando al resto de los presentes, ya que no es condición ocupar un cargo en el Estado para estar involucrado en la calificación legal de "delito contra la salud" al violar la cuarentena obligatoria.
Pero el intendente Ubieta se respaldó sobre lo "acongojada" que se mostró ante él su responsable nada menos que de Relaciones Institucionales, Isabel Patricia Mercado, por haber organizado la fiesta. "Cometió un error y sintió que debía presentar su renuncia", dijo, y se la aceptó, además de difundirla públicamente.
Pero no cometió un error, sino un delito. Lo mismo podría caberle al propio intendente: esta mañana, en una de las entrevistas, dijo estar al tanto de violaciones a la cuarentena en su comuna, pero no hay una sola denuncia presentada por él, incumpliendo los deberes de funcionario público.
Volviendo al caso de sus funcionarios, el intendente, a la luz del ejercicio del cargo de responsabilidad que ejerce, no solo no debe esperar a que renuncie ella y otros miembros de su gabinete presentes en el acto ilícito, sino que debe expulsarlos de la gestión.
Un error puede volverse un delito, pero un delito no debe ser considerado por una autoridad como un simple "error".