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Guaymallén, Capital del Espumante: una alternativa frente a la crisis

El historiador Pablo Lacoste analiza en este artículo para Memo la importancia que adquiere la decisión de Guaymallén de impulsarse en todo el país como referencia del espumante.

Pablo Lacoste

El espumante se está consolidando como un producto icónico de Guaymallén, gracias a una tradición que viene del siglo XIX y se ha renovado en los últimos años con el empuje de celebraciones temáticas, particularmente el evento "Burbujas y Sabores", que articula espumante, gastronomía, música y artes plásticas.

La persistencia de los dirigentes de este departamento, tanto empresarios como políticos, ha permitido renovar y actualizar aquella antigua tradición, centrada en los pupitres de madera de la bodega Santa Ana, donde se elaboraba el espumante local con el método champenois de fermentación en botella.  

Proponen que al espumante se lo denomine en Argentina con el genérico "Guaymallén"

Guaymallén ha comprendido, incluso antes que otros departamentos de la principal provincia vitivinícola de América Latina (Mendoza), que ya pasó el tiempo de la elaboración de grandes volúmenes de vino a granel para un mercado de masas, así como la visión de un vino-enclave, aislado de su entorno cultural y paisajístico. Guaymallén ha comprendido la importancia estratégica del abrazo entre el campesino, el cocinero y el artista, es decir, el productor vitivinícola, el cheff y sus restaurantes, y el mundo de la música, las artes plásticas y demás disciplinas artísticas que entregan belleza y momentos especiales.

Al reivindicar un vino asociado a un territorio, Guaymallén asume un papel protagónico en la visibilización y puesta en valor de los productos territorialmente intensivos, es decir, profundamente impregnados de la cultura de una localidad específica. Porque de eso se trata, de construir trama, paisaje cultural, identidad y origen.

En el lenguaje del turismo internacional, este impulso se fortalece con el desarrollo de las Denominación de Origen que, en este caso, reivindique el espumante de Guaymallén por su trayectoria histórica, al ser el primer departamento de Mendoza, Argentina y América que lideró, no solo la elaboración del espumante, sino también la construcción de la cultura de su apreciación, mediante campañas de difusión masivas a través del principal medio de comunicación de la época, es decir, la revista Caras y Caretas, cuyo tiraje superaba los 100.000 ejemplares, cuando la población argentina apenas ascendía a 4 millones de habitantes. Allí se publicaron los afiches artísticos a todo color del espumante de Guaymallén, causando un impacto visual sin precedentes en todo el mundo hispanoparlante donde se distribuía el popular magazine ilustrado. Esos carteles publicitarios, con su estética del Art Nouveau y el singular estilo de los años 20, forman un patrimonio de gran belleza visual, y deberían estar presentes, mediante gigantografías, en restaurantes y hoteles de Guaymallén, así como en espacios de vía pública para consolidar la imagen del departamento y del producto.

El mes pasado, en el Congreso de Enogastroturismo celebrado en Chile, inaugurado oficialmente por el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, se trataron justamente estos temas. Y fue interesante la conferencia de Rosina La Terza (Roma, Italia), quien destacó la relevancia de estos conceptos: las DO, los maridajes entre vino y gastronomía, y el papel de la cultura y los paisajes culturales en la construcción de destino turístico. Sobre todo porque en Europa, la gente comprende con claridad que una DO indica que no se trata de un producto apátrida, sin padre ni madre, como ha explicado el antropólogo francés Frédéric Duhart; una DO es un símbolo nacional, equivalente a la bandera o al himno nacional. Por eso, si un territorio tiene la posibilidad de ofrecer al turista productos con DO, ese turista calificado comprende que le están ofreciendo algo especial. 

Guaymallén como origen del espumante argentino, ya tiene libro

Estos temas son interesantes de tratar ahora, en el marco de la profunda crisis que sufre la industria vitivinícola en el mundo en general, y en Mendoza en particular. Como ha señalado el titular de la Academia Argentina de la Vid y el Vino, el enólogo Roberto González, el mercado ha avanzado hacia fragmentación en múltiples nichos. Por lo tanto, hay que ofrecer productos distintos, para captar los grupos específicos con sus propios intereses.

En conclusión: sería bueno acompañar y fortalecer el esfuerzo que hace la gente de Guaymallén, con iniciativas que ayuden a perfeccionar estas iniciativas. Una norma legal, o algo por el estilo que podría tener, algunos artículos, como, por ejemplo

1°- Reconocese a Guaymallén como capital nacional y continental del espumante.

2°- Francia.

(Perdón por lo obvio).

 

EL AUTOR. Pablo Lacoste es autor del libro "Guaymallén y el Origen del Espumante Argentino". Reconocido a nivel internacional, es doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires y doctor en Estudios Americanos por la Universidad Nacional de Chile, con especialidad en Estudios Internacionales. Se desempeña como director de la Revista Iberoamericana de Viticultura, Agroindustria y Ruralidad (RIVAR) y como titular del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. Ha dedicado cuarenta años al estudio del patrimonio vitivinícola de América Latina en general y de Mendoza en particular, considerando sus aspectos políticos, sociales, económicos y culturales. Esto a partir de documentos originales inéditos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV); de archivos históricos y de hemerotecas de Mendoza, San Juan, Buenos Aires y Santiago de Chile.Sus primeros libros sobre el tema fueron «Hegemonía y poder en el Oeste argentino» (1989) y «La generación del 80 en Mendoza» (1993). También, es autor de «El vino del inmigrante» (2003), «La mujer y el vino» (2008), «Vinos de capa y espada» (2013) y «La Vid y el Vino en el Cono Sur» (2019), galardonado por la Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV).

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