Alerta en Brasil: "El vino a mitad de precio es robado"
Cientos de miles de botellas de vino mendocino han sido decomisadas por su venta ilegal en Brasil. Robos y tráfico ilegal, pérdida de calidad y estafas. Los casos que cuentan y Catena Zapata, la preferida por los delincuentes.
En Brasil se decomisaron durante 2021 un total de 585.239 botellas de vino que eran ofrecidas ilegalmente y que, por otro lado, ofrecían un contenido de escasa calidad, en contraposición a muchas de las etiquetas de alta gama que poseían.
En 2018, se habían incautado alrededor de 45.000 botellas, y en 2020, 280.044, lo que da cuenta del crecimiento exponencial del delito de tráfico ilegal. Así lo indica un informe publicado en San Pablo por el diario Folha con datos ofrecidos por la Receita Federal, el organismo de control de impuestos.
Se trata de "vino con gusto a sangre", según reza el eslogan utilizado por los funcionarios para dar idea de que se trata de productos que llegan por las vías del crimen organizado, y no por los canales habituales y normales.
"Siempre ha entrado vino en forma ilegal por la Triple Frontera, pero nunca a este ritmo", señaló al diario Folha Luciano Stremel Barros, presidente de la Sociedad Brasileña de Enólogos.
"Hoy el mercado está infestado de productos de contrabando, falsificados y malversados. El consumidor está siendo impactado a través del mercado y las redes sociales por productos que parecen ser originales, por así decirlo, pero que provienen de organizaciones criminales. Además de cualquier problema de calidad, ya que los productos de este origen se transportan de forma inadecuada para la conservación del vino. Necesitamos que el mercado tome conciencia lo antes posible del daño que es consumir productos de ese origen, que están fomentando el crimen y las operaciones ilegales", agrega Adilson Carvalhal Júnior, importador de vinos argentinos, director de Casa Flora.
El delegado de Aduanas Mark Tollemache, le dijo al mencionado periódico con respecto a la actividad ilícita que a la vez que durante la pandemia hubo un aumento del consumo de vino, también se incrementó el comercio electrónico y, con ello, "el vino irregular se distribuye a través de las plataformas de internet, donde es más fácil camuflarse haciéndose pasar por empresas de renombre". Agregó asimismo que "también está el tema del intercambio paralelo en Argentina que incluso paga por el dólar un 50% más que el oficial".
"Todo esto hace que el delito sea mucho más atractivo para el traficante", señaló Folha en su artículo. "En ciertos e-commerces y marketplaces no es difícil encontrar vinos de renombre a mitad de precio, e incluso por menos de la mitad de su precio", agregó. Eso sí: el descuido del producto hacen que al consumirlo, no sean de la calidad esperada. Es que los vinos traficados ilegalmente -indicó el diario paulista habitualmente tienen largos caminos con hasta 50% de temperatura. "El vino que viene de Mendoza -señaló- transita por gélidas regiones y aunque menos dañino que el calor, el frío contrae el corcho y permite la entrada de aire a la botella; en ese caso, el vino comienza a oxidarse y desarrollar aromas indeseables".
La exposición a la luz solar, las sacudidas en el transporte, el sometimiento a humedad y contaminación cruzada, son otros aspectos que ofrece la venta ilegal de vinos que son robados en la ruta e ingresados por el mercado negro a Brasil.
Uno de los casos que contó Folha es el de Ciro Lilla, importador de Catena Zapata, marca señalada en el informe como "uno de los principales objetivos de los delincuentes". En su caso, decidió agregarle un sello holográfico de su firma, Mistral, que incorpora a cada botella para identificarlas de las ilegales.
"Todos los vinos argentinos de ahora en adelante llevarán este sello", dijo Lilla. "La gente bebe el vino estropeado que compró de una fuente poco confiable y luego llama aquí para quejarse de que no era bueno. Les dijimos entonces que miren la etiqueta trasera. Estaba en español. Es que ahora también falsifican la etiqueta trasera".
Los últimos robos han incluido a un contenedor de la bodega Rutini que había llegado al puerto de Santos y que robado cuando se dirigía a la importadora Zahil de San Pablo. Antes, el pasado 23 de agosto, atraparon a tres hombres que estaban poniéndoles etiquetas de Chandon a espumantes de menor calidad y que no eran elaborados por esa firma.