¿La gente quiere al papa Francisco?

Jorge Mario Bergoglio no puede declararse ajeno a la política. Siempre navegó en sus aguas. En sus años de bisagra entre el Arzobispado de Buenos Aires y el papado, el ahora papa Francisco jugó fuerte en Argentina: se manifestó lapidariamente contra el matrimonio igualitario señalándolo como una "obra del Demonio" y se enfrentó con dureza al matrimonio compuesto por Néstor y Cristina Kirchner.

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La Iglesia se embanderó en batallas por tener licencias de TV que se les demoraban desde la Casa Rosada, arremetía en los púlpitos en fechas patrias, generando el desplante presidencial y hasta Bergoglio, al tratarse la Resolución 125 que generaba retenciones al campo, fue a visitar a su despacho al vicepresidente Julio Cobos, el del "no positivo" que derrumbó la norma impulsada por el kirchnerismo con la letra del hoy opositor Martín Lousteau, que era el ministro de Economía de Cristina Kirchner.

Luego todo cambió. Una delegación completa de La Cámpora acompañó a la presidenta al Vaticano y se fotografiaron con él: todos muy sonrientes e intercambiando regalos.

La relación pareció florecer de inmediato y dio origen al mito urbano de que plata en negro de la Argentina "salvó" al IOR, el Banco Vaticano de su quiebra y de allí la eterna gratitud, algo incomprobado.

La preocupación en la "Santa Sede", ahora, es sobre si se lo quiere o no.

Los pontífices se han caracterizado por ser queridos o no, por su carisma o parquedad. Así se puede hacer una lista de características que ponen de relevancia a unos y en un papel opaco a otros.

Bergolgio quedó en el medio. Subyuga a la izquierda del mundo con un mensaje que podría ser tildado de populista, con el que atrae inclusive a los ateos, pero nunca fue progresista en Argentina, sino un claro conservador.

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Lo mismo sucede hacia adentro de la curia, en donde la resistencia a su papado viene de los sectores más duros y agrios.

Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano del recomendado portal Religión Digital, analizó esta faceta en torno a si se quiere o no al papa Francisco.

Escribió allí que se trata de "voces críticas al Papa 'sobrerrepresentadas' en los medios frente a una mayoría católica 'que le tiene un gran afecto'. Un pueblo que 'está con él pese a las críticas de sectores de la prensa'. El diagnóstico une a los dos nuevos cardenales de Estados Unidos, Robert McElroy, y de Brasil, Leonardo Ulrich Steiner, y pone en evidencia una vez más las resistencias de los factores mundiales de poder a las palabras y hechos del pontífice".

Reyes Alcaide habló con McElroy y Ulrich Steiner el día en que fueron creados cardenales por el Papa y dieron sus impresiones sobre la realidad católica en sus territorios y el significado de sus llegadas al Colegio Cardenalicio.

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"Las críticas al Papa están sobrerrepresentadas en los medios. La mayoría de los católicos en Estados Unidos tienen un gran cariño por el Papa", planteó McElroy, de 68 años, y uno de los grandes aliados del pontífice entre los nuevos purpurados.

Para el cardenal, elegido para recibir la púrpura por sobre otros importantes obispos de su país como el arzobispo de Los Ángeles José Horacio Gómez, "uno de los grandes problemas al que nos hemos encontrado en San Diego, dentro de las comunidades, es el de la polarización. Hay sí un grupo que se opone al Papa, pero no es mayoritario, y tiene el apoyo de algunos medios".

A la cabeza de una diócesis "de frontera", por su cercanía con México, McElroy es una de las voces más progresistas en lo que a gestión inmigratoria se refiere. Y resalta, además, el aporte de los católicos latinoamericanos a su comunidad: "San Diego es un ejemplo de lo que el Papa llama el poliedro, con una sociedad culturalmente muy diversa. Somos la intercesión entre Latinoamérica y Estados Unidos".

"La mayoría de nuestros católicos son latinoamericanos, en particular de México. Por muchas generaciones hemos tenido latinoamericanos en la ciudad, más de 150 años de su presencia", resaltó.

"Han dado una contribución enorme a nuestras comunidades, sobretodo en lo que se refiere a la vida en familia, que se ha roto en muchos lugares de Estados Unidos", puso de relieve el nuevo purpurado.

En ese marco, agregó que "por ejemplo, hay una caída de las tasas de nacimiento, sí, aunque no tan grande como en Europa. Pero tenemos a la inmigración, por lo que no nos preocupamos, ya que la llegada de los latinoamericanos y otras nacionalidades nos ayuda a sostener la población. Y eso es parte también de su contribución a nuestras sociedades desde hace tiempo".

Reyes Alcaide continuó relatando que "otro de los grandes referentes de América que llega al Colegio Cardenalicio es el primer purpurado de la Amazonía, el arzobispo metropolitano de Manaos, Leonardo Ulrich Steiner, quien destacó ante RD que 'el papa Francisco nunca se olvidó de nosotros'.'Incluso durante la pandemia siempre estuvo cerca, con llamados, y ahora me nombra cardenal', planteó el religioso que fue creado hoy cardenal en una ceremonia en la Basílica de San Pedro junto a otros 19 nuevos purpurados".

- "Ulrich Steiner, de 71 años, consideró que 'Francisco tuvo siempre un gran interés por la Amazonía, incluso desde antes del Sínodo que le dedicó en 2019. Ya en el encuentro del episcopado latinoamericano que se hizo en 2007 en Aparecida, cuando él mismo dijo que descubrió la Amazonía'".

- "'Nuestra voz ha sido siempre nuestra voz, no es que ahora me convierto yo en el portavoz de la Amazonía en el Colegio Cardenalicio. Podré ayudarlo, sí, pero él siempre fue voz de nuestras comunidades indígenas'", aseveró el actual vicepresidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía durante un diálogo con Religión Digital en el Vaticano.

En ese contexto, para Ulrich Steiner, "estos peligros se han acentuado en los últimos, quedamos esperando gestos más concretos del Gobierno actual, que tiene la responsabilidad sobre los pueblos indígenas y del cuidado ecológico. Pero no los hubo".

Para el purpurado, además, "el Papa es muy querido en Brasil" y "la comunidad católica está con él, aún pese a los ataques de algunos medios".

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