Sale otro libro que propone dolarizar la economía

"Creo que el libro se constituirá en una referencia obligada para la discusión de la dolarización en países emergentes" opinó Roque Fernández, Universidad del CEMA (Buenos Aires).

Después de la aparición del libro "Dolarizar. Un camino hacia la estabilidad económica" del economista mendocino Alfredo Romano (h) editado por El Ateneo, que se volvió best seller y abrió un fuerte debate en diversos sectores, llega ahora otro libro.

Se trata de "Dolarización, una solución para la Argentina", de Emiliano Ocampo y Nicolás Cachanosky, editado por Claridad.

Este último volumen será presentado en sociedad el próximo 15 de junio en la UCEMA.

Dólar, ese Mesías: reunidos en su nombre

Ocampo y Cachanosky proponen "la dolarización oficial y unilateral de la economía argentina para terminar con el flagelo de la inflación y la decadencia". El libro no solo indaga sobre pasado inflacionario argentino, sino que ademas analiza la experiencia de varios países que optaron por abandonar su moneda. 

En la promoción señalaron que "es un libro escrito para no economistas que no sacrifica el rigor conceptual. La Argentina ha agotado las opciones. Como dijo Alberdi hace 150 años: 'Una vez establecido el papel moneda es difícil suprimirlo cuando es el Estado el que lo emite porque suprimirlo es deshacerse del poder de levantar empréstitos ilimitados y sordos; es abdicar el poder omnímodo de disponer de la fortuna de todo el mundo. Y como sólo el Estado puede obligar al Estado a dejar ese poder, su abdicación es un milagro de abnegación sobrenatural. No hay más que una esperanza de que el papel moneda de Estado una vez establecido y convertido en hábito, desaparezca, y es la de que arruine y entierre al gobierno que lo ha creado, por su propia virtud de empobrecimiento y de ruina. Entonces se vera? producirse este fenómeno, que no es sino muy concebible y natural: que el gobierno que necesito? crear el papel moneda para existir, tendrá que suprimirlo para conservar su existencia'".

Sobre el libro de Ocampo y Cachanosky, Alberto Benegas Lynch (h) -que tuvo el privilegiado acceso a su texto- opinó: "Esta obra de Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky no puede ser más oportuna y necesaria al efecto de marcar un paso inmenso en dirección a la eliminación de las manipulaciones dinerarias del aparato estatal para abrogar el curso forzoso y finalmente eliminar todo vestigio de la llamada autoridad monetaria que en cualquier dirección que proceda -al expandir, contraer o dejar igual la base monetaria- distorsiona los precios relativos lo cual, a su vez, consume capital y, consiguientemente, contrae salarios e ingresos en términos reales. Es de esperar que se preste debida atención a las recomendaciones de esta muy valiosa y bien documentada investigación".

Otras opiniones previas sobre el libro, en medio del debate nacional:

"Dolarizar no es fácil. Así lo demuestran el éxito de Panamá y el fracaso de Zimbabue. Este libro tiene, al menos, dos grandes virtudes: 1) aunque fuertemente enfocado en la experiencia argentina, extrae lecciones valiosas de las de otros países, y 2) enfatiza aspectos claves para el éxito como el rol de la credibilidad. Si bien los autores expresan clara preferencia por la dolarización, presentan una visión equilibrada del tema con argumentos claros que no requieren un doctorado en economía". Guillermo Calvo, Universidad de Columbia (Nueva York).

Por qué el dólar debe ser la moneda argentina: llega el libro de Alfredo Romano

"Una lectura imprescindible para entender el debate". Ricardo López Murphy, diputado nacional (Republicanos Unidos).

"Creo que el libro se constituirá en una referencia obligada para la discusión de la dolarización en países emergentes". Roque B. Fernández, Universidad del CEMA (Buenos Aires).

"Un trabajo excelente, sin sanata y con gran rigor científico y, al mismo tiempo, lo pueden leer quienes no son economistas". Roberto H. Cachanosky - ESEADE (Buenos Aires).

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Los autores

Emilio Ocampo. Nacido en Buenos Aires en 1963, Emilio Ocampo se graduó de Licenciado en Economía en la Universidad de Buenos Aires en 1985 y cinco años más tarde obtuvo un Master of Business Administration (MBA) en la Universidad de Chicago.

Desde 2007 es profesor adjunto de Historia Económica y Finanzas, Director del Centro de Estudios de Historia Económica y miembro del Comité Académico del Máster de Finanzas de Universidad del CEMA (UCEMA). En 2013-2014 fue profesor adjunto en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York. También dictado conferencias y seminarios sobre historia y economía argentina en ESEADE, la Universidad Austral y CUDES.

Es miembro del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso. Entre 2016 y 2019 fue Senior Associate del Center for Strategic and International Studies en Washington D.C.

Es autor y co-autor editor de una docena de libros de historia y economía, entre ellos El Mito de la Industrialización Peronista publicado en 2020. Sus artículos académicos sobre historia han sido publicados por Todo es Historia, The Napoleon Series, Napoleonica La Revue y sobre economía y finanzas la serie Documentos de Trabajo de la UCEMA. Ha publicado regularmente notas de opinión en La Nación y Clarín.

Nicolás Cachanosky es Associate Professor of Economics en la Metropolitan State University of Denver, Senior Fellow del American Institute for Economic Research, y Fellow del UCEMA Friedman-Hayek Center for the Study of a Free Society. Es también co-editor del journal LIBERTAS: Segunda Época y miembro del consejo editorial del Review of Austrian Economics y The Economist's Voice. Fue Presidente de la Association for Private Enterprise Education (2021-2022) y miembro del Directorio de la Mont Pelerin Society (2018-2022).

Sus trabajos de investigación han sido publicados en revistas académicas como Journal of Economic Behavior and Organization, Southern Economic Journal, Public Choice, Journal of Institutional Economics, Quarterly Review of Economics and Finance, y The Journal of the History of Economic Thought entre otras. Es autor de Reflexiones Sobre la Economía Argentina (2017), Monetary Equilibrium and Nominal Income Targeting, y co-autor junto a Peter Lewin de Austrian Capital Theory: A Modern Survey of the Essentials (2019), y Capital and Finance: Theory and History (2020).

Índice

  1. PREFACIO
  2. INTRODUCCIÓN: UN CASO ÚNICO EN EL MUNDO
  3. SECCIÓN I. BREVE HISTORIA DE LA INFLACIÓN EN ARGENTINA
    1. 1810-1929: La Camalidad del Papel Moneda
    2. 1930-1955: Una Estabilidad Inédita
    3. 1956-1991: Perdiendo el Rumbo
    4. 1991-2020: Camino a la Híper
  4. SECCIÓN II. CAUSAS Y EFECTOS DE LA INFLACIÓN
    1. Con Inflación no hay Progreso Posible
    2. Los Ciclos de Inflación y Populismo
    3. La Anomia Fiscal y Monetaria
  5. SECCIÓN III. EXPERIENCIAS INTERNACIONALES RELEVANTES
    1. La Ilusión de la Moneda Propia
    2. Panamá: Más de un Siglo con el Dólar
    3. España: La Integración como Política de Estado
    4. Ecuador y el Dólar: Veinte Años no es Nada
    5. El Salvador: ¿Del Dólar al Bitcoin?
    6. Zimbabue: Atrapado en un Círculo vicioso
  6. SECCIÓN IV. DOLARIZACIÓN: VENTAJAS Y DESVENTAJAS
    1. La Convertibilidad y la Crisis del 2001-02
    2. Dolarización versus Convertibilidad
    3. ¿Y si Hubiésemos Dolarizado en 1999?
    4. Objeciones Usuales a la Dolarización
  7. SECCIÓN V. ¿CÓMO DOLARIZAR LA ECONOMÍA ARGENTINA?
    1. Reforma Monetaria en la Era del Dinero Digital
    2. La Economía Argentina ya está Dolarizada
    3. ¿Cómo Dolarizar la Economía Argentina?
    4. La Reforma Bancaria es Clave
  8. CONCLUSIÓN: REFORMA O DECADENCIA
  9. APÉNDICE
    1. El Sistema de Desagio en Ecuador

Preguntas frecuentes (una guía para comprender el contenido del libro)

¿Qué es una dolarización?

La dolarización oficial o de jure implica la adopción del dólar como moneda de curso legal. La dolarización de facto la deciden de manera independiente los agentes económicos y puede ser real, financiera o ambas simultáneamente. La primera implica la sustitución de la moneda como unidad de cuenta y medio de pago, mientras que la segunda una sustitución de activos financieros denominados en moneda local por activos financieros denominados en dólares y/o la denominación de gran parte de los pasivos de la economía en dólares. En ambos casos, su causa fundamental es la inflación alta, persistente y volátil. Entre 1970 y 1995 la dolarización de facto fue un fenómeno generalizado.

¿Cómo es una dolarización diferente a la Convertibilidad de los 90?

Como su nombre lo indica, un régimen de convertibilidad mantiene a los pesos en circulación, pero los hace convertibles a dólares. En el caso de la década del 90 los pesos eran convertibles a dólares al tipo de cambio fijo 1 peso = 1 dólar. Existía total libertad para celebrar contratos en monedas que no fueran el peso. Bajo una dolarización los pesos dejan de existir. Todas las transacciones, incluido pago de sueldos, se hacen directamente en dólares.

Otra diferencia entre ambos regímenes monetarios es que la dolarización es más difícil de revertir. Argentina abandonó la Convertibilidad en la crisis del 2001, mientras que en Ecuador la dolarización sobrevivió al populismo de Correa, la crisis financiera global de 2008, dos defaults de deuda soberana, y el terremoto del 2016. En casos Panamá, donde la dolarización ya ha superado el siglo de vida, sobrevivió a dos guerras mundiales, la Gran Depresión, la crisis internacional del petróleo y una invasión norteamericana.

¿Por qué escribieron este libro?

Entre 1945 y el 2021, la tasa de inflación anual en la Argentina fue 62%. La sociedad argentina se ha acostumbrado a vivir con una inflación alta, persistente y volátil. El crecimiento a largo plazo es imposible bajo estas condiciones.

La inflación ha sido un problema para todos los gobiernos que han pasado por la Casa Rosada (peronistas, radicales, Cambiemos y gobiernos militares). La inflación argentina no es un problema de partidos políticos en el gobierno o de nombrar buenos economistas para gestionar la política económica. El problema es cultural e institucional, y por lo tanto su solución requiere una reforma institucional. La dolarización tal como la proponemos es una reforma institucional.

Argentina ha intentado prácticamente todos los esquemas de política monetaria que existen, excepto la dolarización. El estrepitoso fin de la convertibilidad de los 90 hace difícil pensar que un nuevo régimen de convertibilidad vaya a generar la confianza necesaria para controlar de manera definitiva el problema de la inflación.

Es importante tener un debate serio sobre la dolarización por que si seguimos por el mismo camino que hasta ahora el resultado será el empobrecimiento del país. Nuestro objetivo es:

  • Motivar y contribuir a un debate serio y razonado sobre cualcuál es la solución más adecuada al problema de la inflación alta, persistente y volátil
  • Educar al público sobre las experiencias internacionales de dolarización en lugar de rechazar de plano una dolarización teorizando desde una torre de marfil

¿Qué otras experiencias de dolarización existen?

Renunciar a una moneda propia dista de ser una rareza. Hay 196 países en el mundo, incluyendo microestados e islas pequeñas. y aproximadamente 100 están dolarizados.

Si bien la adopción del euro no es, en términos estrictos, una dolarización, los países que adoptan esta moneda renuncian a administrar una moneda 100% propia.

En América Latina, Panamá esta dolarizado desde 1904, Ecuador desde 2000 y El Salvador desde 2001. Varias países del Caribe también están dolarizados.

Creemos que las experiencias más más relevantes para la Argentina son las de Ecuador y la de Zimbabue, que duró desde 2009 hasta 2019. La experiencia de este país africano ilustra los peligros de implementar una dolarización sin una reforma bancaria cuando el gobierno incurre en déficits fiscales altos y persistentes.

Al dolarizar se pierde al Banco Central como prestamista de última instancia; ¿no es esto un serio problema?

Se dice que un Bancos Central cumple un rol vital en la economía: el de actuar como "prestamista de última instancia" del sistema bancario cuando este experimenta una corrida de depósitos para así evitar una crisis sistémica (es decir, que afecte a todo el resto de la economía). En el caso argentino el Banco Central no cumple esta función. Más bien es "el deudor de primera instancia" del sistema bancario.

Incluso aunque no lo fuera, eliminar la moneda local no implica necesariamente perder los servicios de un prestamista de última instancia por dos motivos.

En primer lugar, en un país inflacionario como Argentina, el público demanda dólares en lugar de pesos. Por lo tanto, la autoridad monetaria no emite el dinero que demanda el mercado. Al emitir pesos en el caso de una crisis bancaria, se corre el riesgo de producir una crisis cambiaria y en un caso extremo alentar una hiperinflación. Si el BCRA pudiese funcionar como prestamista de última instancia, no serían necesarios los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional para tener acceso a mayor liquidez. Tampoco serían necesarias las restricciones a los movimientos de capitales (cepos).

En segundo lugar, un banco central no es la única institución capaz de funcionar como prestamista de última instancia. Más importante que emitir dinero es tener acceso al dinero que demanda el mercado en una crisis. En Panamá, por ejemplo, el rol de prestamista de última instancia los cumple el mercado financiero internacional y las casas matrices de los bancos que operan en dicho país. En Ecuador y El Salvador existen fondos de liquidez con la capacidad de ofrecer préstamos de corto plazo. A pesar de no tener banco central, en ninguno de estos países las crisis bancaras han sido un problema.

Quizás más peligroso que no tener un banco central como prestamista de última instancia sea tener un banco central que es fuente de recurrentes desequilibrios monetarios.

¿No es peligroso perder el manejo de la política monetaria?

La historia argentina demuestra de manera contundente lo peligroso que es dejar la política monetaria en manos de los políticos. Justamente por ello tenemos una inflación alta, persistente y volátil y una economía que no crece.

Este es otro punto en el que aprender de la experiencia internacional de países dolarizados es importante. La crisis financiera global de 2008 fue un shock externo de magnitudes históricas. No obstante la ausencia de un banco central, la economía de Ecuador, El Salvador, y Panamá se vio afectada en mucho menor medida que la economía de la Argentina.

¿Qué otras reformas son importantes realizar al dolarizar una economía?

Una dolarización oficial no es una reforma mágica capaz de resolver todos los problemas del país. Es importante, entonces, acompañarla de la manera más rápida posible de otras reformas estructurales que den a la economía el espacio para crecer y ajustarse a cambios en los mercados locales e internacionales. Algunas reformas que deben implementarse simultáneamente con una dolarización:

  • Reforma bancaria garantizando protección de los depósitos y una mayor integración financiera
  • Mayor comercio internacional, sea de manera unilateral (al estilo Chile) sumándose a áreas ya existentes de libre comercio

Una vez que estas reformas se hayan implementado, surgirá la necesidad imperiosa de avanzar con las reformas de segunda generación:

  • Una política de desregulación que permita mayor productividad al sector productivo
  • Reforma laboral que reduzca los costos laborales
  • Reforma del estado que reduzca el gasto público y el déficit a un nivel sostenible
  • Reforma impositiva (idealmente incluyendo la Ley de Coparticipación) que reduzca la carga fiscal y simplifique significativamente el laberinto impositivo que es Argentina

Si la dolarización requiere de otras reformas, ¿entonces la dolarización no deja de ser necesaria?

La dolarización dejaría de ser necesaria si tuviéramos un gobierno creíble.

Luego de la crisis de 2001-02, cualquier reforma de jure carece de credibilidad ya que es fácilmente reversible ante la primera dificultad.

En la medida que las reformas institucionales que acompañan a la dolarización sean suficientes para acompañar la adopción de una moneda extranjera pero no sean ideales, eliminar el peso y cerrar el banco central aún funciona como una protección institucional contra un estado que gasta sin límite.

Una dolarización elimina la tentación y la posibilidad de volver a monetizar el gasto público. Tentación a la que gobiernos de distinta orientación política no han sabido superar.

La reforma que proponemos actuaría como un bypass gástrico, una intervención a la que recurren personas que padecen obesidad extrema para bajar de peso de manera sostenida. Pero por si sola no alcanza. Los pacientes también deben cambiar sus hábitos de alimentación. Lo mismo sucede con la dolarización. Zimbabue es el típico ejemplo.

Argentina está en una situación donde si bien una dolarización no es suficiente para solucionar sus desequilibrios económicos, si es una condición necesaria.

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