Un acuerdo que "solo" evita la hecatombe en el país de la catástrofe

La economía ya vive una catástrofe, con cifras de inflación, pobreza y caída del empleo privado que estancan a una Mendoza atada a la Nación al máximo y que no puede ni podrá despegar por sí sola, aunque a su relato de autoestima le venga bien repetirlo. De allí que el uso en la utilización que dio Gustavo Reyes desde el Ieral al presentar el informe 2021/22 del término "hecatombe", sea apropiado, ajustado al hecho al que lo aplicó al decir que se produciría en el país -y Mendoza es parte, todavía y a pesar de los sueños y soñadores- para calificar a lo que sobrevendría en caso de que no se consiga apoyo en el Congreso para el acuerdo con el FMI.

En síntesis, con claridad y contundencia, Reyes advirtió que "lo único que persigue el acuerdo con el Fondo es evitar la hecatombe". No tiene nada de positivo adicional. Tampoco sirve para mucho -en el desastroso contexto en el que se ha administrado el país- el cotillón ideológico en contra y a favor tampoco.

La cuestión es bien práctica: "Aun con el acuerdo firmado, la inflación aumentará", dijo Reyes ante un público de cuya pregunta más votada (en un sistema digital para hacerlo) pintó de cuerpo entero la actitud ciudadana ante la gravedad de la situación: "¿Va a seguir aumentando el dólar blue?".

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Una catástrofe es definida de dos formas por el diccionario, una más académica y otra de uso cotidiano, a saber:

1- Suceso desdichado en el que se produce gran destrucción y muchas desgracias con grave alteración del desarrollo normal de las cosas.

2- Cosa mal hecha, de mala calidad o que produce mala impresión.

Eso, ya lo tenemos. Con cualquiera de las acepciones que se quiera usar.

Lo que puede llegar, de ninguna manera, es la hecatombe, que parece lo mismo, pero que tiene sus dos definiciones bastante diferentes, culpabilizantes y desastrozas:

1- Sacrificio religioso solemne con gran número de víctimas.

2- Suceso trágico en el que se produce una gran destrucción y muchas desgracias humanas y materiales.

¿Queda claro?

Se le otorga al FMI un perfil humanizado, como bueno o malo, el que sea. Pero es solo lo que es y lo que hace con la Argentina no es desconocido para ninguno de los gobernantes: cuando se les pidió ayuda estaba en la letra chica que firmaron y para ello, debieron leer. No se le puede pedir piedad, ni se lo puede demonizar: es un organismo, ni una persona ni un espíritu mitológico.

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De allí que, volviendo a la clara advertencia de Reyes, mientras nadie se ocupe con eficacia de la catástrofe que ya tenemos, ignorar las obligaciones con el Fondo representa condenar a todos a algo peor de lo que ya tenemos, y por ideología (algo bastante parecido a lo religioso).