Victoria Cárdenas: "Necesitamos un cambio pacífico hacia la democracia en Nicaragua"

La esposa del aspirante presidencial Juan Sebastián Chamorro, detenido por el régimen de Daniel Ortega en NIcaragua, en un diálogo sobre lo que se vive en un país en el que el pasado domingo hubo un simulacro de elecciones, con todos los opositores en prisión.

G. Conte y S. Montiveros

Victoria Cárdenas es la esposa del excandidato presidencial detenido en Nicaragua Juan Sebastian Chamorro. El pasado domingo hubiera competido contra el matrimonio que comanda ese país, integrado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, pero le fue impedido junto a otros aspirantes opositores. Por lo tanto, sin competencia, el régimen se impuso.

El de Ortega es un gobierno debilitado al que no le quedan partidarios de su irrupción de los años '80 en los románticos tiempos del sandinismo destronando al somocismo. El escritor Sergio Ramírez, que fuera en 1985 su vicepresidente, es ahora quien lo denuncia en todo el mundo por las atrocidades de su gobierno, al que el gobierno de Argentina ha venido respaldando hasta el viernes, en que votó por la ilegitimidad de las elecciones en la OEA.

Gioconda Belli, Ernesto Cardenal y muchas figuras de la "revolución" ochentista fueron perseguidos por el nuevo orteguismo, más vinculado al chavismo en sus métodos y más encerrado en su propia lógica de poder que en recuperar y reinstaurar derechos, como lo proponía otrora.

Victoria Cárdenas se ha unido a Berta Valle, esposa de otro aspirante presidencial, Félix Maradiaga, con quienes que Memo y el programa "Tormenta de Ideas" hablara oportunamente, en la lucha por recuperar las libertades.

En este diálogo, se repasó la situación, pero también hubo un momento para hacer foco en lo humano de la tragedia antidemocrática que se vive en Nicaragua: cómo se vive en lo personal, cómo explicárselo a los hijos.

Victoria Cárdenas junto a su esposo Juan Sebastián Chamorro, ahora en prisión.

Victoria Cárdenas junto a su esposo Juan Sebastián Chamorro, ahora en prisión.

Aquí, la entrevista con Cárdenas y la esperanza de un fair play democrático en su país, pero sobre todo, que no haya efecto contagio en el resto de América en torno a los métodos violentos a los que se echa mano para manejar el poder cuando no se tiene el apoyo de la ciudadanía:

-¿Cómo fue el momento de la detención?¿Usted estaba allí cuando se llevaron a su marido?

-Sí, esto fue el 8 de junio. Nos encontramos los dos en nuestra casa y, de una manera muy violenta, alrededor de 8 patrullas con más de 40 guardias armados, saltaron el muro de nuestra casa. No esperaron a que yo abriera. Después mi esposo en ese momento ya estaba ahí afuera de rodillas con la mano levantada, diciendo que no estaba huyendo, que por favor no me hicieran nada a mí, que estábamos totalmente desarmados  y solos. Logré abrir el portón y en un cerrar de ojos se lo llevaron. Después de esto, policías armados se quedaron en mi casa por 4 horas. Sin orden de captura se llevaron mi esposo y sin orden de allanamiento registraron cada rincón de mi casa, se llevaron lo que quisieron y a medianoche se retiraron. Desde ese momento yo no pude volver allí, ya que sentí que la privacidad de mi hogar fue violada y me tuve que ir con mi hija, salir de Nicaragua por un por un tiempo, pero después yo fui acusada de traición a la patria por exigir la liberación de mi esposo, y el resto de preso políticos que son inocentes. Entonces, por el momento no puedo tampoco volver a Nicaragua.

-¿Usted tuvo noticias de su esposo después de la detención o nunca más supo nada de él?

-Por tres meses se encontraba desaparecido, no sabíamos absolutamente nada de él. Ni dónde estaba, ni como estaba. En ese momento estábamos pidiendo prueba de vida. A los 84 días se permitió una visita de 20 minutos y después a los 125 días la segunda. Hoy mi esposo tiene 5 meses de estar detenido ilegalmente y solo se le permitió a dos visitas a la familia. Mi cuñada que lo visitó junto con mi cuñado, me dicen de que se encuentra sumamente delgado, ha pedido más de 30 libras en los cuatro meses, lo cual es sumamente preocupante para nosotros y el resto de familiares, porque todos los detenidos están en las mismas condiciones. Hay algunos que han perdido más de 40 libras y esto repercute en la salud a lo largo del tiempo. Además de eso también están muy pálidos, tienen muy poco acceso a la luz solar, los interrogatorios son diarios y sin la presencia de su abogados. En algunas celdas la luz está encendida 24 horas al día y en otras están en total oscuridad. Estas son las condiciones que se viven dentro de la celda de Nicaragua, de estas personas que son inocentes y lo único que han querido y no sé es que le es luchar y creer en una Nicaragua en democrática, en libertad y con justicia.

-¿Les han dado aviso de la posibilidad de un juicio dentro de la ley, para que puedan determinar su futuro en prisión o en libertad?

-La única vez que han podido ver a sus abogados fue durante fue durante el juicio inicial, donde nunca estuvieron con ellos a solas, siempre estuvieron resguardados con un policía armado y nunca se inició el juicio. Ahorita nos informaron, hace más o menos dos semanas, que el juicio está suspendido y que ellos, por consiguiente, están detenidos de una manera permanente. 

¿Cuál es el argumento que da el régimen de Ortega para haber detenido a su esposo?

-Lo acusaron, igual que a mí, como por traidor a la patria. El era un candidato, precandidato le decimos en Nicaragua, presidencial que junto con la oposición estaba dispuesto a nombrar a un solo líder para enfrentar este proceso electoral que el régimen no logro darse. Pero son leyes que el régimen inventó, fabricó, de una manera ilegal para detener a todas estas personas. La mayoría de las personas está bajo esa misma ley y alguna otra por lavado de dinero.

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-Hablamos con Félix Maradiaga y él nos anticipó lo que sucedió. Nos dijo que tenía mucho temor de ser detenido y por eso envió a su familia fuera del país. ¿Su esposo sabía que esto podía darse o lo veía como algo improbable?

- La detención en estos casos no es algo improbable. Son cosas que los candidatos y los familiares asumimos como una posibilidad muy dolorosa. En nuestra familia decidimos quedarnos en Nicaragua, pero yo nunca pensé verdad que que que la represión, que lo que ha hecho con capturar a toda la oposición de esta manera tan brutal, iba a pasar. Además de esto, tener condiciones mínimas que se mantienen en la cárcel y Nicaragua no se ha respetado nada, no se ha respetado el debido proceso y no hay ningún respeto a los Derechos Humanos. Estas personas que llevan, como el caso de mi esposo 5 meses, no tienen derecho a visitas, no tienen derecho a ver a sus abogados, no tienen derecho a lectura, no tenían inodoros en sus celdas hasta hace poco, porque nosotros lo hemos estado denunciando. No pueden hablar entre ellos o estar acompañados, tienen interrogatorio diarios, no tienen frazadas, no tiene almohadas para dormir. O sea, son condiciones totalmente infrahumanas que yo nunca pensé que la iba a vivir. Siempre sabíamos que era una posibilidad, pero no bajo estas condiciones y nunca bajo la brutal represión y el secuestro de toda la oposición. Al comienzo hablaban verdad, que hay partidos que corrieron en estas llamada elecciones, porque fueron un día de votación, esos partidos son totalmente colaboracionistas con el gobierno ya que toda la posición está en el exilio o secuestrada.

-Uno ve que tanto para Nicaragua como para Venezuela hay una presión organismos internacionales contra los gobierno, pero en Venezuela, por ejemplo, la situación no cambia. ¿Tiene esperanza en que en Nicaragua en el corto plazo haya alguna modificación y Ortega deje de ser el dictador que es?

-La esperanza es lo último que vamos a perder, por lo menos en mi caso. Daniel Ortega ha hecho cosas y actúa como una unidad hasta el momento y él cree que todo lo que hace, el mundo no lo está viendo. Después de esta farsa electoral del domingo estamos viendo que más de 40 países se están pronunciando, desconociendo estas elecciones. Ahora está la reunión de la OEA, vamos a ver el resultado de esto, pero hemos visto que el secretario Almagro ha sido muy contundente en sus declaraciones. Desde Nicaragua vimos que más del 80% hubo de abstencionismo en las elecciones, lo que significa que el pueblo nicaragüense quiere un cambio. Entonces lo que ahora estamos esperando son acciones concretas de los países que creen en la democracia y sus aliados a que tomen específicas para demostrar a Daniel Ortega que no puede seguir en este rumbo.

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-A los argentinos nos sirvió muchísimo en nuestra dictadura la solidaridad de países que nos empujaron hacia la democracia. Fue importante que se manifestara el gobierno de Jimmy Carter, la OEA, las Naciones Unidas y, sobre todo, nuestros hermanos latinoamericanos. Yo imagino que debe ser la situación de ustedes cuando la Argentina se abstiene de opinar, por ejemplo, o de votar. ¿Qué le pediría usted al presidente argentino?

-Además del presidente Fernández también incluiría presidente de México. Le diría que no hay que ser indiferentes. O sea, lo peor que nos puede pasar es la indiferencia de países latinoamericanos cercanos. Nicaragua no solo está viviendo una crisis sociopolítica, Nicaragua está viviendo una crisis de Derechos Humanos, hay personas, más de 170 personas dentro de esas celdas sufriendo violación a sus Derechos Humanos. Le diría que necesitamos el apoyo de todos los gobiernos que creen en la democracia, que creen en el respeto de los Derechos Humanos y que se pronuncien y que digan no a la indiferencia.

-No se han quedado quietas, a pesar de la grave situación personal que también están viviendo, porque esto no es solo una cuestión del ámbito político. ¿Con quiénes han podido hablar y con de quiénes han recibido mayor respaldo?

-Hemos hablado con las personas que nos dan un espacio, así como ustedes. Hemos hablado con televisión, con radio. Hemos hablado con diputados europeos, hemos hablado con Canadá, hemos hablado con distintos sectores en Estados Unidos, el departamento Estado, la Casa Blanca, organismos de Derechos Humanos. Esto es una campaña que emprendí con Berta cuando nuestros esposos fueron secuestrados y el día de hoy lo hacemos por todos los presos políticos nicaragüenses. Nosotros no nos vamos a detener, nuestros esposos están presos injustamente, de una manera arbitraria, ahorita incomunicados lo que con el pasar del tiempo verdad es un acto de tortura bajo el derecho internacional. Estamos dispuestas a seguir en esta lucha, no vamos a dejar que un régimen secuestre a persona inocente que lo único que querían y quieren es un cambio pacífico y democrático en Nicaragua, qué es lo que tanto soñamos los nicaragüenses, porque ya estamos cansados de estar en ciclo de dictadores, en ciclo de guerra, en ciclo de muerte, en ciclo de separación de familia. Ahora, el exilio las personas que no están secuestradas están, como en mi caso y el de Berta, en el exilio, ya que en Nicaragua no se puede hablar, en Nicaragua no se puede opinar, no se puede ondear una bandera en la calle y mucho menos de sentir con el régimen.

-¿Qué esperan que haga la comunidad internacional para que cambie la situación en Nicaragua?¿Qué creen que deben hacer para presionar a Daniel Ortega?

-Además de desconocer las elecciones como lo han estado haciendo, lo que necesitamos son acciones concretas en conjunto. Yo no te podría decir cuáles son ellas, pero los países tienen que tomar las herramientas que tengan y en conjunto, aliarse con el resto de países, con Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y el resto de países latinoamericanos que creen en la  democracia y juntos tomar acciones para demostrarle a Ortega que no van a permitir que en Nicaragua vuelva, o exista, o permanezca un dictador que abusa de los nicaragüenses, que no tienen ningún respeto a lo Derechos Humanos, No sé si ustedes vieron un video que sacó el día que supuestamente se producía su victoria, donde se vio muy debilitado e insulto a nuestros familiares. Fue una cosa para mí verdad muy dura. Yo estoy muy indignada y repudio ese discurso y además tememos nuestros presos, porque con eso actos de violencia, con ese discurso lleno de odio, tememos por la seguridad física de nuestros familiares.

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-Gran parte de los compañeros del sandinismo de Daniel Ortega lo están repudiando, es evidente que hay un resquebrajamiento interno. Hablamos de Sergio Ramírez, pero también podemos hablar de cantidades de personas que lo acompañaron en su momento y que ahora están en contra. ¿Se han unido a la lucha de ustedes o hay una dispersión de la oposición?

-Muchos de ellos, además, están secuestrados dentro de la cárcel El Chipote. Los que estuvieron con él, en el inicio apoyando en su gobierno. Entonces, él no está discriminando y la posición está uniéndose. Como te digo está en el exilio, porque en Nicaragua no puede permanecer, pero desde afuera, bajo circunstancias tan difíciles y bajo tanto dolor que hemos pasado, la composición está, siento yo, uniéndose y viendo de qué manera desde afuera hacer un contrapeso ayudar a salir de esto, porque sabemos que esta situación, está crisis tenemos que resolverla los nicaragüenses, pero no podemos hacerlo solos. Ya llevamos tres años en esta lucha pacífica interna y él cerró todas las puertas. Entonces con el apoyo de la comunidad internacional, con las acciones que te hablaba en conjunto, la posición nicaragüense ya podría, de una manera también conjunta, ver cómo cómo los nicaragüenses resolvemos una manera pacífica está crisis.

-Finalmente, en lo personal, que me parece importante que la gente comprenda de que ustedes son humanos como cualquier otro, que intentan vivir tranquilos y bien. Sin embargo, no pueden. ¿Cómo se le transmite esta situación a un hijo? 

-En mi caso yo tengo una hija que tiene 19 años. Ella se graduó del colegio en mayo. Su papá no pudo asistir a la misa porque el policía que estaba afuera de mi casa y lo seguía por los últimos ocho meses no lo dejó ir. Después de eso, cuando su papá a los pocos días fue secuestrado de esa manera, mi hija también temió por mi vida. Ella me dijo que no iba a comer porque su papá tal vez no estaba comiendo y después me dijo que ella no iba a continuar con sus estudios, comenzar sus estudios universitarios en agosto, porque su papá estaba secuestrado ya no me podía dejar en Nicaragua. Entonces esto repercute cada uno los familiares de estas personas que están privadas de libertad y bajo estas condiciones. Por eso fue que yo decidí salir de Nicaragua, para qué mi hija continuara con sus estudio, para que quisiera comer, para que nuestra familia pudiera salir adelante dentro de circunstancias tan dolorosas y tan difíciles que vivimos. Hay personas que tienen hijos muy pequeños, menores de 10 años, hay madres solteras, esos niños están solos. Esto crea dentro de la familia un quiebre tan grande y un dolor tan grande que muchas veces esto es muy difícil de superarlo. Entonces, yo como como madre lo que le digo a los hijos de los secuestrados, de los detenidos ilegalmente, que tengamos esperanza, porque no todas las dictaduras son para siempre, esto va a pasar. Por eso es mi lucha incansable por la liberación de mi esposo y liberación de todos los presos políticos.

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