Gatopardismo como garantía del status quo

Leandro Robert considera que la opción del peronismo de aceptar un solo cambio en la reforma constitucional es un gesto gatopardista: cambiar algo para que no cambie nada.

Leandro Robert

Salvo que una longeva vecina o longevo vecino suyo tenga -como mínimo- 105 años, ninguna persona de nuestra provincia estaba viva cuando se reformó por última vez nuestra Constitución.

Conforme a los censos nacionales, la Constitución provincial se hizo para algo más de 277.000 habitantes (tercer Censo Nacional de Población en Argentina, 1914). Casi cien años después, Mendoza tenía algo menos de 1.800.000 habitantes, es decir un 550% más. (Censo 2010). Más de un siglo y más de un millón y medio de habitantes después, Mendoza tiene -salvo reformas puntuales- la misma Constitución. Dice el sentido común que algo no cierra o al menos requiere una renovación, aunque falta que se enteren los celadores del status quo institucional.

La Carta Magna establece las reglas de juego, las bases que enuncian derechos, obligaciones y garantías. Todo el siglo pasado y las dos décadas del siglo actual, han sido testigos de profundos cambios en cuanto a los derechos de distinto tipo: civiles, sociales, ambientales, de género, entre otros. Por eso, es casi una obviedad la necesidad de reformar la Constitución y traerla al siglo XXI, eso sí, manteniendo las fortalezas que la caracterizan y dan solidez institucional a nuestra provincia, pero incorporando todo lo necesario para aggiornarla a los tiempos que corren.

La política se aferra a la billetera igual que las "reinas" a la ilusión de sus coronas

Nadie cree que es una Constitución mala o perjudicial, muy por el contrario es la columna vertebral de la fortaleza institucional de Mendoza tan reconocida por las demás provincias; simplemente se ha quedado en el tiempo, nos resulta chico el paraguas, es hora de renovarlo.

Frente a esta oportunidad histórica, enunciada en campaña por el actual gobernador y enviada hace más de seis meses a la Legislatura, la oposición ha optado por recorrer el camino más corto, el del mantenimiento del status quo para proteger lo que está, lo que existe, lo que es. El mecanismo adoptado es un buen ejemplo de gatopardismo: proponer cambiar algo (en este caso el artículo 223) para que no cambie absolutamente nada, para que todo siga igual.

El argumento del sentido de la oportunidad puede ser válido en Suiza, o los Países Bajos, claramente no en el nuestro. Para muestras sobran botones: San Martín y el cruce de los Andes, Pouget y la Quinta Normal de Agricultura, Santiago Felipe Llaver y el terremoto del 85', y más cerca en el tiempo la construcción del imponente Dique Potrerillos durante las gestiones peronistas en la Provincia. Que las adversidades no los condicionen porque la responsabilidad -en este caso- es de ustedes. Es más, lo dice el Preámbulo, son los representantes del pueblos de la Provincia de Mendoza quiénes deben constituir el mejor gobierno de todos y para todos, afianza la justicia, consolidar la paz interna, proveer a la seguridad común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para el pueblo y para los demás hombres y mujeres que quieran habitar este suelo.

El peronismo cree que el Gobierno busca su rechazo a la reforma institucional para facturárselo

Ningún mar en calma hizo experto a un marinero, compañeros y compañeras. Que las tormentas habituales y las conveniencias coyunturales, no les impida discutir a dónde y cómo llevar a mejor puerto a nuestra querida Mendoza.

Esta nota habla de: