China prorrogó el acuerdo con el Vaticano, algo que EEUU quiso impedir
A fines de septiembre, el canciller de Trump advirtió al Vaticano que extender el vínculo con China significaría poner en riesgo su "autoridad moral". "En ningún lugar la libertad religiosa está más bajo ataque hoy", se quejó EEUU.
El gobierno chino confirmó hoy la prórroga, por otros dos años, del acuerdo provisorio para la designación conjunta de obispos firmado con el Vaticano en 2018 y que resultó un "significativo paso adelante" en el vínculo bilateral, que sin embargo no implica el completo restablecimiento de la diplomacia entre ambos Estados.
Básicamente, los gobiernos de Xi Jinping y Jorge Bergoglio designan en conjunto a los obispos católicos de China. Sin el acuerdo de alguno de los dos, eso no sucede.
"Luego de amistosas consultas", las dos partes acordaron la extensión, por otros dos años, del acuerdo que permitió que todos los obispos chinos estén en comunión con el Papa y se empezara a ordenar la vida de la Iglesia en el gigante asiático", informó hoy el vocero de la cancillería china, Zhao Lijian.
"Las dos partes mantendrán comunicaciones y continuarán empujando el proceso de mejora de las relaciones", planteó Lijian a periodistas en Beijing.
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Ayer, el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal italiano Pietro Parolin, destacó el "significativo paso adelante" que significó el acuerdo con China para la designación conjunta de obispos firmado en 2018 y que ambos Estados renovaron mañana por otros dos años pese al rechazo de Estados Unidos.
"Hemos tenido el resultado de que todos los obispos en China están en comunión con el Papa, ya no hay obispos ilegítimos: este es un paso adelante significativo", planteó Parolin en un diálogo con periodistas en Roma sobre el acuerdo firmado en septiembre de 2018 que entró en vigencia el 22 de octubre de ese año, y que fue renovado hasta 2022.
El acuerdo logró el reconocimiento pontificio a siete obispos chinos que no eran reconocidos por Roma, sentó las bases para la designación conjunta de los futuros prelados en el gigante asiático, y se mantiene bajo la modalidad "ad experimentum" (a prueba) en lo que es el mayor paso de acercamiento bilateral en más de 50 años.
"El acuerdo se refiere a la situación de la Iglesia y un punto concreto de la misma, los nombramientos episcopales, pero hay otros problemas que el acuerdo no pretendía resolver", insistió Parolin este miércoles.
Con la entrada en vigencia del acuerdo, el Vaticano reconoció a los siete obispos que aún no tenían el aval pontificio y se avanzó en los nombramientos conjuntos, con reconocimiento de ambas partes, de a Stefano Xu Hongwei como coauditor de Hanzhong y a Antonio Yao Shun titular en Jining/Wulanchabu.
La firma del acuerdo supuso la armonización entre los obispos designados por el Vaticano y los designados por Beijing a través de la denominada Asociación Patriótica, una Iglesia creada por el Gobierno chino para controlar la vida religiosa católica en el país.
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"Por el momento no se habla de relaciones diplomáticas. Estamos enfocados en la Iglesia. El acuerdo no ha resuelto todos los problemas: hay problemas y dificultades, por supuesto, que esperamos poder afrontar y solucionar poco a poco a través del diálogo", planteó el cardenal Parolin, "número dos" del Vaticano, según lo publicado por el portal especializado en temas católicos Religión Digital.
La posición de EEUU
En el Vaticano la sensación es que la fuerte presión que ejerció Estados Unidos en las últimas semanas a través del secretario de Estado Mike Pompeo para boicotear el acuerdo terminó por ratificar la voluntad de China y del Vaticano para extender el vínculo por otros dos años.
A fines de septiembre, Pompeo advirtió al Vaticano que extender el vínculo con China significaría poner en riesgo su "autoridad moral" ya que según el ex director de la CIA "en ningún lugar la libertad religiosa está más bajo ataque hoy" que en el país asiático.
Además, Pompeo le planteó al secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, la oposición de su país a la prórroga del acuerdo durante una reunión bilateral.
Citado por el Global Times, el jesuita italiano Antonio Spadaro consideró que la presión de Estados Unidos al Vaticano "le da especial importancia al acuerdo, y es testimonio de la buena voluntad de avanzar con confianza en el camino recorrido".