La "guerra mundial de los barbijos", en 17 claves
Mientras España ya habla de "la diplomacia de las mascarillas", dejándose seducir por quién más le provea, Francia bloquea los envíos a sus vecinos y a EEUU y México reclama los insumos médicos que había comprometido como exportaciones a su vecino del norte, que está desesperado. El papel de China.
Una verdadera guerra mundial por arrebatar cargamentos de barbijos (conocidas en otros lugares como mascarillas) para la prevención del coronavirus covid-19 se ha desatado en el mundo y amenaza con extenderse a otros elementos, como los respiradores o ventiladores para salas de terapia intensiva. En este último caso, una batalla previa ya se vivió en Argentina, cuando el Gobierno de Alberto Fernández decidió centralizar toda la distribución de la producción de respiradores que se fabrican en tres establecimientos del país y no llegó a suspender su exportación porque las propias compañías ya lo habían decidido por sí solas, para abastecer la demanda interna. El escarceo de la disputa entre el gobernador de Mendoza, Rodolfo Suarez y el presidente Fernández, todavía perdura en comentarios que el gobierno nacional suelta cada vez que tiene oportunidad para achacarle a esta provincia haber pretendido hacer valer por sobre el resto del país su capacidad de compra y la de sus grupos de empresarios, que se lanzaron a acompañar al Estado local en la tarea.
Lo que ocurre a escala global no es menos novedoso, y parece responder a una histeria movida por la desesperación ante el aumento de casos en dos extremos del Atlántico: Europa y Estados Unidos, pero que nadie descarta que se mueva hacia el hemisferio Sur, sobre todo ahora que llega la temporada de frío y pocos sabrán diferenciar una gripe común del covid-19. Pero además porque la Organización Mudial de la Salud (OMS) está cambiando su opinión inicial que era contraria a la portación preventiva de barbijos hacia lo contrario, y no hay capacidad de producción acorde a la demanda.
En febrero, antes de que nadie -y menos aun las autoridades sanitarias argentinas- previeran que en marzo llegaría el primer caso a estas latitudes, Memo contó el caso al que tuvo acceso: empresarios chinos habituados a comerciar con empresas de Mendoza pedían que como gesto de amistad les consiguieran una buena cantidad de barbijos, donados o para comprar. Allí ya se vivía esta desesperación que ahora demuestra el resto del mundo, primero en Wuhan y luego en el resto de China. Y está claro que no se trata de los voluntariosos paños que se cosen en muchos sitios con afán de ayudar, sino de los profesionales, realmente incapaces de dejar que el virus entre en las mucosidades del cuerpo humano, a las que busca con fruición.
El panorama hoy el siguiente, a modo de "parte de guerra":
1- Todo parece haber comenzado el 5 de marzo, cuando Francia retuvo en Lyon 4 millones de mascarillas de la empresa sueca Mölnlycke, multinacional del sector médico especializado en productos desechables, según lo contó la revista L'Express. La razón es que dos días antes Emmanuel Macron había firmado un decreto que habilitaba al Gobierno a requisar, como en tiempos de guerra, todos los stocks de material que estuvieran en territorio francés para luchar contra el covid-19.
2- El modus operandi se efectivizó: como la mercancía sueca era fabricada en China, llegó en barco al puerto francés de Marsella y fue trasladada al centro de distribución que la compañía escandinava tiene en París. Y allí quedaron.
3- Desde allí, en principio, se iban a enviar 2 millones de mascarillas a España e Italia, muy golpeadas ya por la epidemia y donde los clientes de Mölnlycke esperaban la mercancía como el agua, pero las autoridades francesas retuvieron el envío. Al constatar el bloqueo, la dirección de la empresa se puso en contacto con el Gobierno sueco para que presionara a París y al Secretariado General de Defensa y Seguridad Nacional (SGDSN), órgano asesor del Gobierno con competencias en gestión de stocks de mascarillas quirúrgicas que tras dos semanas de tira y afloja, accedió a liberar la mitad de la remesa para que España e Italia recibieran las mascarillas.
4- Debido a este inicio de la "guerra", la compañía Mölnlycke usa ahora los puertos de Bélgica para fletar los pedidos por avión.
5- El factor dinero: De pronto, apareció una nueva cuestión, que son los golpes bajos de Estados Unidos, que usa la treta de ofrecer tres o cuatro veces más dinero por los barbijos y llevan el cargamento de un avión a otro en la misma pista de los aeropuertos chinos.
6- Pero Antoine Bondaz, de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS) explica en Le Parisien que todos los países están en una situación de urgencia y que por tanto, "todos los golpes están permitidos".
7- Para reducir la dependencia de China, que fabrica la mitad de los barbijos del mundo, Emmanuel Macron se ha comprometido a intensificar la producción francesa pasando de los 15 a los 40 millones de unidades mensuales.
8- "Estamos en guerra", repite Macron y, con ello, Francia ya produjo la incautación de 680.000 barbijos con destino a la República Checa que, a su vez, incautó un lote similar con destino a Italia, según informó la agencia rusa Sputnik Mundo.
9- Como en toda guerra la primera víctima es "la verdad", juegan las usinas informativas en el tablero bélico a la caza de barbijos. De tal modo, la agencia iraní Hyspantv -lógicamente enfrentada a EEUU- difundió la versión de que en ese país "está prohibido hablar de la escasez de equipos médicos, así que ya varios hospitales han amenazado con despedir a su personal si hacen declaraciones acerca de la falta de material necesarios para afrontar la pandemia del covid-19".
10- En este contexto, se conoció un cruce de EEUU con Francia: Renaud Muselier, el gobernador de la región sudeste de Provenza-Alpes-Costa Azul en Francia dijo esta semana que terminó que en un momento en que el país europeo enfrenta una crisis por la escasez de equipo médico, Estados Unidos compró un avión cargado de mascarillas producidas en China que estaba a punto de partir hacia Francia.
11- Toda esta situación ha fundado lo que Arancha González Laya, ministra de Asuntos Exteriores de España bautizó como "la diplomacia de las mascarillas", en donde los países capaces de suministrarlas asumen un nuevo liderazgo global. Lo indicó a raíz del apoyo que recibe desde China medido en metros cúbicos de cargamentos con barbijos. "Creo que debería citarse un proverbio chino aquí: 'No importa si el gato es blanco o negro, siempre que atrape ratones'. Creo que es apropiado usar esta oración. Por supuesto, la generosidad de un país, en cierto sentido, consiste en ejercer el poder blando, y esto se aplica tanto a China como a Estados Unidos y Europa. Pero es importante que podamos ayudarnos mutuamente. España se acercó a China cuando estalló la epidemia de covi-19 porque creíamos que no solo era algo bueno sino correcto. Salvar amigos en apuros es algo normal. Luego China nos devolvió el gesto con la misma acción. China también se ha puesto en pie cuando España está en apuros. Creo que lo importante es que todos podemos actuar así. Debemos trabajar juntos para superar las dificultades y frenar la propagación del virus", dijo la funcionaria de Pedro Sánchez.
12- El nivel de conflicto alcanzado motivó que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par francés, Emmanuel Macron, expresaron su voluntad de celebrar una reunión de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU para aumentar la cooperación en la organización en la lucha contra el coronavirus. Desde hace semanas, este organismo está paralizado debido a las posiciones opuestas de Estados Unidos y China sobre el origen del virus, que Washington quiso destacar en cada discusión o texto en la ONU.
13- Pero el nuevo capítulo de la "guerra" se dio cuando la compañía estadounidense 3M emitió un comunicado en el que señala que el gobierno estadounidense, le pidió dejar de exportar a Canadá y América Latina las mascarillas o respiradores N95. La empresa, con sede en Minnesota, criticó esa medida, al expresar que existen implicaciones humanitarias significativas en la interrupción del suministro de respiradores para los trabajadores de la salud.
14- Hubo reacción colateral en Centroamérica: 3M fue una de las empresas que hizo donaciones de mascarillas al país a través del Fondo Unido de Panamá, organización privada sin fines de lucro, con el propósito de promover el desarrollo de las personas y comunidades necesitadas.
15- Pero el primer ministro canadiense Justin Trudeau salió al cruce y señaló que esta decisión también le hace daño a los estadounidenses. Insinuó que Canadá podría impedir que miles de profesionales sanitarios canadienses que cada día cruzan la frontera para trabajar en hospitales de ciudades estadounidenses -como Detroit- viajen a su trabajo. La Asociación Médica Canadiense opinó que se necesita con urgencia abordar la "falta de suministro" de equipo de protección vital para los trabajadores de la salud en la primera línea de la pandemia de coronavirus.
16- China, sin leyes laborales más que la de producir, se sumó a la faceta informativa del conflicto al señalar desde su agencia Xinhua que no dejan entrar sus productos que EEUU necesita con urgencia debido a que se reclama una estandarización de los materiales para lo cual no hay tiempo suficiente. "Los estándares de certificación de suministros médicos podrían variar en diferentes países y regiones, pero esto no debe frenar la cooperación para combatir la enfermedad causada por el nuevo coronavirus covid-19, señaló hoy miércoles una vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de la nación comunista. Hua Chunying hizo las declaraciones durante una conferencia de prensa en respuesta a los informes de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos rechazó que las mascarillas KN95, una alternativa china a las mascarillas N95, entraran a Estados Unidos.
17- Y en un capítulo nuevo, México, cuyo presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo extrañas reacciones contra el coronavirus y es asimilado al brasileño Jair Bolsonaro por ignorar sus efectos, era el principal exportador de respiradores para el mercado estadounidense, pero ahora los necesita para sí mientras EEUU reclama las remesas prometidas. La empresa neozelandesa Fisher & Paykel Healthcare dijo que estaba aumentando la fabricación en México de humidificadores y bienes de consumo asociados, que se usan junto con los ventiladores. Y Stryker, que tiene una planta en Tijuana, está expandiendo la producción mundial de desfibriladores y productos de higiene, desinfección y protección quirúrgica para pacientes, así como de camas de hospital y camillas. (Dato extra: como lo contara Memo el sábado, a Bolsonaro lo remplaza un general, Walter Souza Braga Neto en la coordinación de la pandemia, en lo que muchos llaman como "golpe suave" o "blanco")
Un pantallazo triste de lo que, a todas luces, cobra dimensiones de guerra en un mundo atrapado por el miedo y el confinamiento individual, se lo mire por donde se lo mire.