Los peronistas de alma y la misión histórica de Parisi
¿Quién es más peronista de los dos "Omares"? ¿Parisi o De Marchi? La tarea que tiene por delante el candidato "oficial" del justicialismo y sus aliados frente al Caballo de Troya al que se están subiendo los dirigentes a los que la gente ya les había dicho que "no" antes, y se niegan a aceptarlo.
La candidatura a gobernador de Omar Parisi tiene una función histórica que va mucho más allá de su posicionamiento electoral. Le toca ser quien detenga la extinción del peronismo en Mendoza y le abra las puertas a un nuevo renacimiento, como ya ha ocurrido otras veces.
En este punto, Parisi tiene como aliados a los peronistas "comunes y corrientes", más que a los dirigentes. Es que serán las personas que se sientan afines a esta corriente política quien le dé o quite su apoyo a las listas oficiales del partido, y definan así la posibilidad de que haya un futuro para el justicialismo.
Muchos de los dirigentes van por otro lado y se burlan de la historia del peronismo, la "lealtad" e inclusive, de todo el folklore que los ha llevado hasta donde están: los encandila la posibilidad de acceder a un cargo en el Estado que les permita subsistir políticamente en forma individual, y han encontrado un Caballo de Troya al cual subirse, en la búsqueda de ese objetivo: Omar De Marchi.
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Resulta curioso, al menos, que sean dos ex demócratas, tan ajenos al peronismo, los que se disputen a los peronistas en sus listas. Los dos "Omares", Parisi y De Marchi, provienen del partido tradicionalmente conservador y antiperonista. Parisi, supo irse de la política y vivir del sector privado para ahora volver. De Marchi, nunca soltó "la teta del Estado" y ya recibió con anterioridad tres veces el "no" de los votantes cada vez que quiso ser Gobernador.
Hay muchos que hoy, ante el panorama que ofrece la política en Mendoza, con los rejuntes, saltos de un lado al otro, traiciones y operaciones, se preguntan cuál de los dos es más peronista, aunque el militante de base sí sabe claramente quién los desprecia más y se aprovecha del descalabro que la fuerza viene sufriendo en Mendoza para intentar atornillarse en la pauta salarial de los fondos públicos.
Es Parisi junto a Lucas Ilardo, y aquellos que se sometieron a ganar y perder con dignidad en una Primaria, quienes hoy corren por el "campo de batalla" levantando los símbolos históricos del peronismo, mientras el resto los esconde o bien, directamente los subordina al dirigente macrista que construyó su imagen social insultando el ideario y accionar de los que hoy suma como escalera hacia un nuevo intento por aferrarse al poder.
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Por eso, la campaña está "rara". Se están definiendo posiciones mucho más allá de lo que se ve en superficie. Como un iceberg, se ve solo la punta de problemas que están más abajo, profundamente, lejos del alcance de las miradas del promedio de los ciudadanos, que no tiene tiempo para ocuparse de las "matufias". Abajo, subyace la bronca de los que la gente no votó, pero que no aceptan la derrota y terminan desafiando no a los ganadores, sino a los votantes, con un nivel de subestimación de la sociedad que debería preocupar para el caso de que consigan su propósito de manejar resortes con recursos.
¿Qué lleva a un político a desesperarse por entrar a un cargo, en forma tan alevosa que los haga capaces de querer conseguir que agua y aceite se mezclen, que dejen sus ideales, viejos amigos de toda la vida y hasta a sus familias de lado?
Lo que se define en Mendoza va más allá del cargo de Gobernador. Pero es justamente en ese puesto, aquel que ocupara José de San Martín en alguna oportunidad, en donde se concentra la importancia del mensaje que la ciudadanía tiene que darle a los políticos: se necesita gente que pretenda y sepa gobernar y sobran aquellos que solamente quieren ganar y "manotear" todo lo que puedan conseguir.