Marcelino se despidió de Guaymallén: "El populismo es una deformación malsana"
Tras 8 años, el hombre que estuvo al frente del municipio por 8 años se despidió de los vecinos con una carta en la que critico nuevamente al populismo.
Marcelino Iglesias deja de estar al frente del municipio de Guaymallén tras 8 años de intendencia. Este sábado publicó una carta dirigida a los vecinos en la que no esquivó criticar nuevamente al populismo.
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"El populismo es una deformación malsana", dijo en el escrito el hombre al que le tocó suceder a Luis Lobos, quien hoy está envuelto en una serie de procesos judiciales.
Acá la carta completa:
"Hace 8 años tuve el honor de ser elegido por ustedes para conducir los destinos de la Municipalidad de Guaymallén.
Todos sabían o intuían en qué estado se encontraba el municipio y el departamento en ese ya lejano 2015. Y todos también fuimos protagonistas y testigos de los cambios producidos.
No voy a enumerar los logros obtenidos ni las asignaturas pendientes. Pero sí mencionar que este camino tuvo una clara definición en sus comienzos: modificar profundamente la lógica y los valores con los que se administraba Guaymallén. Nada de lo logrado hubiera sido posible si no iniciábamos, desde el primer día, el cambio de los paradigmas que regían por entonces.
Y esta transformación implicó fundamentalmente desterrar de todas las áreas municipales, y que se reflejaba en los actos de gobierno, esa auténtica lacra social que es el populismo.
El populismo es una deformación malsana que promueve el tráfico de influencias, el culto a la personalidad, el mesianismo, el manejo discrecional de los bienes públicos, las falsas promesas, las soluciones mágicas y el despilfarro. El populismo construye una espiral de decadencia que termina inexorablemente en la corrupción.
Esa gran tarea iniciada, junto a los valores de transparencia, respeto, austeridad, y compromiso por la palabra empeñada -moneda corriente y guía durante estos ocho años- fueron las definiciones centrales con las que se puso en marcha el plan de gobierno.
No hubiera sido posible mejorar sustancialmente los servicios o realizar el mayor plan de obra pública del departamento sin definir claramente el rumbo y las herramientas aptas para tal tarea.
El tiempo, la Justicia y el veredicto social nos dieron la razón. Y el imprescindible saneamiento ético en la forma de gestionar nos permitió una correcta asignación de recursos y afrontar desafíos hasta entonces impensados.
En ese camino, que emprendimos juntos, hubo aciertos y errores. Tratamos de profundizar los primeros y corregir los segundos. Aún en los momentos más difíciles tuvimos la certeza del rumbo y lo mantuvimos hasta el final.
Hoy me toca despedirme de ustedes, los vecinos de Guaymallén, mis mandantes; y agradecerles profundamente haber confiado, una y otra vez, en el camino, los proyectos y los sueños comunes que supimos construir".