Argentina recibió al venezolano González Urrutia con el protocolo de presidente electo
Todo indicaría que el respaldo de nuestro país será "hasta el final", sea lo que esa frase signifique. Se trata de una consigna que surgió del comando de campaña de María Corina Machado, a quien la dictadura no dejó presentarse en elecciones. Gran emoción en la Plaza de Mayo y fuerte agradecimiento al presidente Javier Milei.
El Gobierno argentino quiso darle a la visita de Edmundo González Urrutia un tratamiento de estado y por eso no realizó un encuentro privado en la Residencia de Olivos, sino que lo recibió en la Casa Rosada y en compañía del canciller Gerardo Werthein, quien más tarde ofreció un almuerzo en su honor en el elegante Palacio San Martín, la sede protocolar del Ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro país.
Al llegar González Urrutia a la Rosada acompañado por su esposa, Javier Milei lo esperó en su despacho junto a su hermana, Karina Milei. Y en la explanada lo recibió personal de ceremonial, de acuerdo al protocolo para recibir presidentes electos que estipulan las reglas locales de la diplomacia.
Con grandes recaudos en seguridad, no hubo información previa de la Cancillería, quien evitó hasta último momento las filtraciones a la prensa. Pero en una discusión interna entre los grupos venezolanos terminó ganando la postura de que era mejor aprovechar el inicio de la gira de González Urrutia con una estrategia publicitaria, más necesaria que nunca para posicionarse frente al régimen, que no quiere aparecer aislado.
Desde temprano se vivió un sábado atípico en la sede del Gobierno argentino. No solo por la presencia del Presidente y la Secretaria General, sino por una discreta presencia de personal en las entradas del edificio, casi como en un día normal de trabajo. Las fuerzas de seguridad cercaban la Rosada, mientras desde la Plaza de Mayo podían verse con claridad los francotiradores del grupo GEOF y los drones operados desde el Ministerio de Defensa, todos preparados para una instancia grave en la materia, como un intento de atentado contra González Urrutia.
Milei no habló para la prensa, evitó bajar a la explanada donde lo aguardaban unos pocos periodistas, y hasta se podría decir que le dejó el protagonismo al venezolano. Salió al balcón con él en señal de apoyo, le levantó el brazo como a quien gana una pelea, lo abrazó, lo aplaudió, pero también lo dejó solo con los cientos de venezolanos que se movilizaron para saludar a quien votaron, "el presidente Edmundo", como le dijeron reiteradamente a Memo en las conversaciones previas a su llegada.
Conmovidos, llorando emocionados y con una esperanza notable porque "ahora sí lo lograremos", quizás confiados en que el inminente cambio de administración en los Estados Unidos logre a través de quien será jefe del Departamento de Estado, Marco Rubio, que la dictadura finalmente abandone el poder. ¿De qué modo? Nadie quiere revelarlo.
"Hasta el final" es la consigna que más repitieron, junto a "Libertad, libertad". También gritaron a voz en cuello "gracias, Milei", lo que fue correspondido desde el balcón de la Casa Rosada por un gesto del Presidente poco frecuente, típico del saludo de los budistas.
Por lo que trascendió, entre Milei y González Urrutia se abordaron en poco más de media hora todos los temas de agenda, desde la situación del gendarme argentino Nahuel Gallo, detenido ilegalmente y la de los presos políticos, que superan los 2000. La situación de los rehenes extranjeros también fue un tema de conversación.
González Urrutia salió sorpresivamente de Caracas bajo la protección del gobierno de España, que garantizó su seguridad ante la dictadura venezolana, que otorgó el salvoconducto. Fue el 8 de septiembre y la cancillería española se encargó de decir que no cambiaba la postura de su gobierno, que seguiría sin reconocer la "supuesta victoria" de Nicolás Maduro en las presidenciales del 28 de julio mientras no se presentaran las actas que lo certifiquen, lo que efectivamente jamás hicieron. Simplemente, porque no existen.
A las 9 de la mañana ya se veía venezolanos que se apostaban frente a la Casa Rosada con sus banderas para dar recepción al presidente electo de su país, quien inicia en Buenos Aires lo que espera sea una exitosa gira por las democracias de la región, por algunas de ellas por lo menos. Por la tarde se trasladará a Montevideo para un encuentro con el presidente de la República Oriental de la República del Uruguay, Luis Lacalle Pou. Más tarde, tendrá un encuentro con la comunidad venezolana residente en Uruguay. Y todo indicaría que, por la noche, volverá a Buenos Aires a dormir, para partir al día siguiente a Asunción del Paraguay, donde continuaría la gira que llegaría a Santiago de Chile. No tiene previsto el viaje a Brasil ni a Bolivia.
En cambio, ya está confirmado que tendrá reuniones con el presidente de Panamá para el día 8 y el 9 con el presidente de República Dominicana.
En Argentina, la agenda fue exigente. Arrancó a las 11 en la reunión con Milei y estaba prevista el encuentro con la dirigencia venezolana en el país a las 11.30, pero el encuentro con el Presidente argentino se demoró más de lo previsto y después salió al balcón a saludar con González Urrutia para recibir el agradecimiento de los venezolanos movilizados, especialmente motivados por el respaldo del Gobierno argentino.
A las 11.38 salieron Milei y González Urrutia, en lo que en las redes fue calificado por el venezolano como "uno de los momentos más emocionantes de mi vida", con imágenes distribuidas por el comando de campaña, que fueron filmadas por el fotógrafo que trajo la comitiva. Allí se puede ver una convocatoria importante, de miles de venezolanos y también argentinos, que lograron emocionar al ex diplomático. Pronosticó, además, que "también nos encontraremos en las calles de nuestro amado país".
De Rosada allí partió a Cancillería, donde fue recibido por Werthein para participar de un almuerzo al que después se sumó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a cargo del operativo de Seguridad. A las 13.30 lo esperan en la Fundación Libertad, de fuerte vínculo con la comunidad venezolana en el exilio.
En el Ministerio de Relaciones Exteriores, González Urrugia dio unas breves declaraciones, aunque lo más importante ya estuvo dicho, en gestos, en actitudes que no necesitan experiencia diplomática para saber leerlas con precisión. El respaldo de Argentina, como el de los venezolanos que votaron por González Urrutia, también es "hasta el final", sea lo que signifique esa consigna pensada por la líder del espacio, a la que la dictadura venezolana no dejó competir, María Corina Machado.