Cómo insuflar volumen épico K a Massa, amigo de los amigos de Trump

¿Puede Massa "enamorar" a los autopercibidos como peronistas progresistas o realmente no existe tal categoría y todo es una oportunidad tras otra para conquistar el poder? Aquí, algunos indicios y una relevante opinión del referente del periodismo "progre".

Memo

El violento borrón y cuenta nueva que hizo el peronismo con los candidatos presidenciales deja muchas lecturas por realizar, todas vinculadas a una situación crítica para conservar el poder.

Hasta ahora, los analistas más diversos han analizado la "jugada" de borrar a Daniel Scioli y Wado de Pedro desde sus consecuencias para el grupo, el ex Frente de Todos rebautizado Unión por la Patria (UP). Es decir, ahora se habla de que "es más competitiva la fórmula con Sergio Massa" y que "ahora sí podrá colarse en una segunda vuelta".

Pero pocos se centran en el significado político, ideológico y las consecuencias que como gobierno -en caso de imponerse- puede tener un espacio gerenciado por Massa como "caballo de Troya" de todos los demás que, por sí solos, no garantizaban mejor performance electoral.


Massa y Rudolph Giuliani, abogado de Donald Trump y exalcalde de Nueva York.

Massa y Rudolph Giuliani, abogado de Donald Trump y exalcalde de Nueva York.

Hasta ahora, el gobierno de la "unidad" del peronismo no dio pie con bola. ¿Podrá atinar, realmente, con Massa, un hombre que el kirchnerismo duro (no así el pragmático Máximo Kirchner) ubica más como opositor, ajeno y si se quiere, "hombre de la Embajada de EEUU" gobernar con el parlamento de muchas posiciones peronista en contra?

Algunos analistas de los procesos progresistas, desde ese lado de la política, ya están aventurando cómo darle un volumen épico a Massa, a pesar de ser "el amigo de los amigos de Trump", ya que sus vínculos internacionales no pasan precisamente por el chavismo, aunque se haya distraído cuando su gobierno lo apoyó, sino más bien por los republicanos del viejo Tea Party. En este punto, debe añadirse un dato relevante: los puentes que consiguió Sergio Massa para arrimar a un inconsistente Alberto Fernández a negociaciones con Estados Unidos se los aportó José Luis Manzano, quien lo moderó y ubicó en el poder norteamericano más allá de Rudolph Giuliani o los más ácidos anticastristas de la "ultraderecha yanqui", como bien podría llamarle a ese colectivo su compañero de fórmula, Agustín Rossi, un kirchnercristinista con pretensiones propias.

Desde el portal Le Monde Diplomatique, faro del progresismo, el destacado periodista y autor de libros José Natanson trazó una explicación para ese sector de lo ocurrido dentro de UP.

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"Creo, en primer lugar, que es, para el peronismo, una buena idea, más ambiciosa que la propuesta anterior -y también más arriesgada-. Aunque Wado de Pedro es un dirigente serio y prometedor y aunque Juan Manzur probablemente hubiera aportado los votos del Norte, la postulación del ministro de Economía luce a priori más competitiva", escribió, anticipando más análisis en el próximo número de la revista. 


Aportó más: "Menos 'tratemos de hacer una buena elección', y más 'arriesguemos todo a ver qué pasa'. Massa es un dirigente conocido, con un sólido sistema de relaciones y al que se le valora la decisión de hacerse cargo de la economía en un momento de desbandada. Como Menem, como Néstor, como Cristina, Massa tiene ese brillo Rocky en los ojos, y puede volar con el ala rota. Su relación con la sociedad, según valoran las encuestas, está bastante dañada, por lo que la campaña será una oportunidad, quizás la última, para reconstruirla. Da la sensación de que él es quien mejor lo sabe".

Natanson agregó: "Tan cierto es que el doble rol de aspirante presidencial y ministro supone el riesgo de que la primera corrida haga tambalear todo el proyecto como que tiene más chances de mantener bajo control la economía siendo el candidato único del peronismo que como simple funcionario de un gobierno que está de salida".

Analizó que "la candidatura de Massa es también una muestra de la debilidad sistémica del kirchnerismo, uno de los rasgos más notables de su constitución política, un movimiento con vocación de transformación, militancia y sed de poder que carece de... candidatos presidenciales. Por tercera vez, el kirchnerismo le ofrece a la sociedad un impuro: Scioli, Alberto y ahora Massa, tres hombres de mediana edad cortados con la misma tijera". 

Además, relató: "Un año atrás, cuando en plena corrida cambiaria y ante el riesgo de un colapso final de la economía Alberto optó por Massa como ministro,dijimos que la decisión revelaba el hecho de que Cristina carecía de una solución económica a los problemas de los argentinos. ¿Por qué Massa y no Augusto Costa para -por ejemplo- llevar a la práctica la idea de repudiar el acuerdo con el FMI? Aún con la hipótesis, por otra parte bastante opinable, de que la provincia será un refugio, el cierre de ayer confirma que Cristina tampoco tenía una solución política".

En tanto, en "un último comentario, sobre el que volveremos en los próximos días" Natanson sostuvo que "definida la fórmula presidencial, la pregunta se traslada ahora al discurso y al programa de Unión por la Patria. ¿Qué promesa ofrecerá esta vez el peronismo? Si Perón fue la expectativa de justicia social para los migrantes internos excluidos, Menem la posibilidad de estabilidad económica y el kirchnerismo la reparación social luego del estallido del 2001, ¿adónde irá esta vez el peronismo a buscar su utopía? Quizás la línea pase por un peronismo modernizante, pro-exportador y antidogmático, un peronismo de soluciones al estilo del que vienen proponiendo el politólogo Federico Zapata o el exministro de Matías Kulfas. Si el peronismo es siempre un cover de sí mismo, ¿cuál será la versión de Massa?", dejó como pregunta para el debate hacia adentro del sector que se identifica como "progre" dentro de la fuerza que gobierna actualmente, un movimiento político que, a juicio del autor de "Los deseos imaginarios del peronismo", Juan José Sebreli, resulta un oxímoron.

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