Marcelo Calipo, nuevo jefe de Policía: "No hubiese querido asumir en una situación así porque es difícil"

Si bien Marcelo Calipo, el nuevo director General de la Policía de Mendoza, no quiso decir si su antecesor, Roberto Munives, es o no culpable por lo ocurrido en Aconcagua, sí reconoció que fue complejo asumir en esas circunstancias. Su plan de gestión y su mirada de la seguridad actual.

La semana pasada, concretamente el jueves, se anunció oficialmente que el comisario general Marcelo Calipo sería el nuevo director General de Policías de Mendoza. Es que quien ocupaba ese lugar anteriormente, Roberto Munives, había tenido que presentar la renuncia tras el escándalo ocurrido con él y su pareja.

Ambos, al intentar subir el Aconcagua, lo hicieron en circunstancias que se están investigando. Fue diario El Sol quien, a través de una nota periodística, dio a conocer que Mónica Delsouc, pareja de Munives, ingresó al predio de la Cordillera de Los Andes sin tener vacunas, a pesar de que es un requisito central, y que el helicóptero oficial estuvo disponible para ellos.

Así es que el ministro de Seguridad, Raúl Levrino, le pidió la renuncia y determinó que en el lugar de Munives estaría Calipo, que hasta ese momento venía ocupando el cargo de subjefe de la Policía de Mendoza. Para conocer cómo vivió esa situación, qué impronta tendrá su gestión y cuál es el trabajo actual de la fuerza policial, Memo dialogó con Marcelo Calipo.

-¿Qué formación profesional tiene?

-En el 89' ingresé a la Escuela de Cadetes, en el 91' egreso como oficial subayudante y hasta 2006 trabajé en Gran Mendoza, rotando en distintas comisarías y cuerpos especiales. En 2006 me trasladaron a General Alvear para solucionar unos problemas de seguridad, había que ir para hacer una intervención. Íbamos por un año y nos terminamos quedando nueve. Así que ahí me tuve que trasladar con mi señora a vivir allá.

Yo soy oriundo de Tres Porteñas, Divisadero, que es zona oeste (San Carlos) de Mendoza. Tierra de fincas, pero nunca me tocó trabajar ahí en mis 33 años de servicio.

En 2011 ascendí y fui el comisario de General Alvear, adonde estuve hasta 2015. Luego fui jefe, ese mismo año ascendí a comisario inspector y me trasladaron a Godoy Cruz Oeste como jefe de Policía. En 2017 me nombran jefe de Policía de zona sur así que ya mi familia se instaló en Alvear y actualmente mis dos hijos y mi esposa viven allí. Hasta 2019 estuve ahí, que me convocó el ministro Levrino para ser el subdirector general de Policía. Me sumé hasta que me salió el retiro, el 1 de febrero de 2021.

En junio de 2021 me volvieron a llamar para el mismo cargo y acepté. Seguimos trabajando en equipo y cuando vuelve Roberto Munives de licencia, salgo yo con 12 días. Me voy con mi familia a un camping y al cuarto día me llama el señor ministro ofreciéndome el cargo de director General de la Policía de Mendoza porque Munives había presentado la renuncia.

Marcelo Calipo, nuevo jefe de Policía: "No hubiese querido asumir en una situación así porque es difícil"

En este punto, cabe aclarar, que si bien Calipo tiene 52 años, en todos los casos de fuerzas de seguridad no es el límite de edad lo que determina la jubilación si no la cantidad de años de servicio, que tienen que ser 30. Es un régimen específico del sector.

-¿Cuál es su plan de gestión?

-El plan de Seguridad Pública está, existe y no depende de una persona. Las personas pueden cambiar y el plan sigue, gestionándose y fortaleciéndose. Con Munives fuimos integrantes de un equipo de trabajo que empezó en 2016, continuó y se fortaleció en 2019. Entonces, los logros que hemos obtenido son de todo el equipo de trabajo que tiene el ministerio de Seguridad, incluida la plana mayor.

Yo valoro mucho lo que hace el personal de policía todos los días. Tenemos que mejorar algunos aspectos y situaciones. Porque el ser humano se equivoca pero no es la generalidad. El 99% de nuestro recurso humano es honesto y decente, con empatía y responsabilidad. Pero hay un 1%, en casi 10 mil policías, que hacen cosas que no deben ocurrir y traspasan la línea. Nosotros mismos, como fuerza, nos encargamos de depurar a ese personal que tiene connivencia con los que delinquen.

Por eso sigue el plan, porque es sólido. Se ha incorporado recurso humano, tecnología, el CEO 911 y el Observatorio de Seguridad Ciudadana (creado en 2020), para mí es el corazón y el cerebro del ministerio. Porque allí ingresa toda la información que luego analizamos y volcamos en las distintas actividades operativas, disuasivas y represivas del delito.

De esa manera, vamos por ejemplo fortaleciendo con los patrullajes y con el personal en el terreno. Sabemos que hace falta fortalecer la presencia en algunos lugares y nos preparamos para eso. En este momento, estoy yendo a Costa de Araujo para reunirme con el jefe de Policía de Lavalle y productores locales que piden más presencia policial.

-¿Cómo fue asumir en las circunstancias que lo hizo, tras la renuncia de Roberto Munives por lo acontecido con él y su pareja en Parque Aconcagua?

-La verdad que no me hubiese querido hacer cargo en una situación así porque es difícil. Pero yo lo entiendo a él que decidió hacer un paso al costado y someterse a la justicia del Ministerio Público Fiscal, al organismo que puertas para adentro hace los controles tanto en el sistema policial como en el servicio penitenciario y también en la ética pública.

Yo soy respetuoso de verter una opinión de si él fue culpable o no. No lo voy a hacer. Yo sabía que él iba a ir al Aconcagua porque estuvo entrenando para hacer ese objetivo y que había solicitado licencia. Yo tomo su reemplazo en ausencia de su licencia. Lo que él nunca me cuenta a mí es cómo iba a ser su plan para ingresar al Parque Aconcagua porque a mí tampoco me preguntan cómo van a ser mis vacaciones.

Lo que sí puedo asegurar es que los helicópteros que tiene la Policía en la dependencia del Cuerpo de Aviación Provincial nunca fueron a estar a disposición del comisario Munives. Eso lo aseguro porque yo era quien estaba a cargo y nunca autoricé una situación así. Sí se utilizaron para la operatividad y los servicios, como siempre, incluso emergencias que requirieron traslados. Además, sacar un helicóptero y ponerlo a disposición sin que se enteren los controles, es como querer ocultar un homicidio. Imposible.

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-¿Cuáles son los desafíos que tendrá como nuevo jefe de la Policía?

-Fortalecer los pilares que tenemos como fundamentales en este plan de Seguridad: seguir incorporando recurso humano, capacitar y profesionalizar al personal policial continuamente para utilizar las herramientas de trabajo que el estado provincial nos deposita.

Aquí, hago un párrafo aparte. Nosotros tenemos biométricos, tecnología aplicada a la seguridad, móviles con tablet y cámaras. Ahora tenemos que recibir 700 cámaras de seguridad que se van a incorporar a las 1.300 que hay distribuidas en todo Mendoza. Que se van a sumar a las de los municipios que han hecho inversiones en la materia. Así que tenemos que estar profesionalizados para saber captar lo que registran las cámaras, que pueden ser patrones delictuales.

-¿Qué aspectos hay que corregir o tomar otro rumbo?

-No, no. El rumbo final, que es que el personal que esté trabajando en la calle o donde le toque estar y en la tarea que deba realizar, lo haga profesionalmente y al servicio de la comunidad. Ese es el gran objetivo que tenemos que seguir fortaleciendo.

-¿Cómo ve actualmente la seguridad en Mendoza?

-El ideal es que quisiéramos terminar el turno de 24 horas sin novedades pero eso no ocurre en ningún lugar del mundo. De todas formas no estamos mal. Los índices delictuales muestran por ejemplo una curva descendente en los homicidios dolosos y en los asaltos a mano armada. Sí hay una curva creciente en la operatividad, justamente producto de la adquisición de tecnología.

El 911 funciona muy bien. Pero muchas veces la falta de empatía y de compromiso de ciertos policías, no de todos, hace que no llegue un personal policial, un patrullero, una ambulancia o un camión de bombero a tiempo.

Sí hemos tenido algunos picos de índice delictual en robos y hurtos. Con la pandemia, surgieron nuevas modalidades delictivas, como el ciberdelito, así que se aplicaron capacitaciones continuas en este sentido. Muchos hechos diarios se comenten en el ciberespacio. Y nos tenemos que seguir profesionalizando para combatirlo.

-En ese contexto, ¿qué abordaje hacen para evitar los femicidios en Mendoza?

-En ese aspecto también la capacitación es fundamental. La ley Micaela (que implica la ‘Capacitación Obligatoria en Género para todas las personas que integran los tres poderes del Estado'), me atrevo a decir que ya el 90% del personal se capacitó y la estudió. No sólo en tema femicidios, también violencia de género, familiar, institucional, toda clase de delitos abarcados por esta ley los debemos conocer. Tener empatía para poder dar contención, ayuda, interpretar qué está necesitando. Quizá un llamado al 911 sin voz puede significar una mujer en emergencia porque está siendo amenazada.

Por eso, le tenemos que dar al personal policial la capacitación suficiente para poder llegar a tiempo y que no pase lo que pasó con Florencia Romano o con la familia venezolana, que por no llegar una movilidad a tiempo y por el error humano de dos personas, ya que el 911 funcionó bien, tuvimos un macabro desenlace. 

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