Expulsan de universidad a joven cubano que habló con el Papa

Leonardo Manuel Fernández Otaño, hizo pública su expulsión por causas políticas del doctorado que cursaba en la Universidad de La Habana

El joven católico cubano Leonardo Manuel Fernández Otaño, hizo pública su expulsión por causas políticas del doctorado que cursaba en la Universidad de La Habana. 


Cumbre de las Américas: ¿Fernández será la voz de los excluidos?

Según informó en España el portal especializado Religión Digital, este laico fue el escogido por la iglesia católica del país para hablarle al papa Francisco durante su visita en el año 2015.A continuación, el texto donde Leonardo Fernández Otaño narra los sucesos que terminaron con su sueño doctoral:

Breve historia de un proyecto doctoral

por Leonardo Fernández Otaño 7 junio 2022Luego de terminar mis estudios de maestría, y al asumir como opción personal permanecer en Cuba -aun contemplando cómo mis compañeros de universidad salían al extranjero a estudiar en becas-; he rechazado varias propuestas y decidí iniciar este proceso de formación en la Universidad de La Habana, en la cual me gradué como Licenciado en Historia en el año 2016.En enero del 2020 discutí mi proyecto de investigación con fines de tesis doctoral, que fue aprobado de modo satisfactorio por el tribunal competente de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana. Para su elaboración había viajado a Italia entre los meses de febrero y abril del 2019, mediante una beca de la Compañía de Jesús. Allí pude acopiar información en el Archivo Secreto Vaticano y en el Archivo Romano de los jesuitas.

En el 2020 viajé también a España, donde permanecí diez meses investigando en los principales fondos documentales existentes sobre el tema. A lo largo de este período, la Universidad de La Habana reformuló su plan de formación doctoral y, como resultado, mi investigación y las de varios colegas quedaron en un limbo docente.Enterado de esta situación, a lo largo de aquella etapa escribí a la Dra. Leidys Abreu, secretaria del Programa de doctorado, para expresarle mi preocupación por el asunto. La docente respondió en varias ocasiones que mi plaza estaba totalmente asegurada. Este proceso, que para nada interrumpió mi ritmo de investigación, se extendió entre los años 2020 y 2021, período de muchos ajustes docentes a todos los niveles en Cuba producto de la pandemia.En septiembre del 2021 realicé la matrícula oficial del Doctorado en Ciencias Históricas en la Secretaría Docente de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana. Se me pidió entonces elaborar el plan de trabajo con la tutora y otros aspectos burocráticos.La última comunicación que recibí por parte de la coordinación del programa de doctorado fue en noviembre del 2021, cuando se me orientó avanzar en el ejercicio final del módulo «Tendencias actuales de la investigación histórica». Después de esta fecha, me mantuve profundizando en mi tema de investigación doctoral, titulado: «La Compañía de Jesús y sus vínculos sociopolíticos con las élites habaneras y santiagueras mediante su espacio colegial (1901-1940)». Ello incluyó el acopio de información en el archivo de la Compañía de Jesús en La Habana y las lecturas encaminadas a la realización de mi ejercicio evaluativo.

  A la par de mi labor académica y laboral, y sin menoscabo de ella, he desarrollado una activa participación cívica en la vida pública de la nación, en consonancia con mis derechos fundamentales. Con tal objetivo ejerzo la crítica ciudadana y exijo pacíficamente la democratización de las estructuras de poder en mi país, siempre respetando la otredad y en apego a la ética cristiana que mueve mi vida.

Por tal razón, la Seguridad del Estado y sus ramificaciones en la Academia Cubana, que debería estar llamada a respetar la diversidad de pensamiento por su apego a las ciencias sociales y humanísticas, han desplegado un grupo de acciones encaminadas a excluir mi presencia en un espacio de formación doctoral al cuál accedí por méritos científicos y en conformidad con derechos ciudadanos. Su evidente intención es presionarme, mediante el acoso, la violencia y el chantaje emocional, con el fin de que un día marche al exilio, como han logrado con otros tantos amigos.Desde el mes de enero había intentado contactar vía WhatsApp a la Dra.C Leidys Abreu, secretaria del Programa de formación doctoral, pero nunca obtuve respuesta. Ante la inefectividad de esta vía le escribí a sus dos emails e inclusive la llamé al teléfono de su casa, dejándole mensaje de mi intento por localizarla con el fin de enviar el ejercicio del módulo de la asignatura «Tendencias actuales de la investigación histórica»Finalmente, el día 13 de febrero del 2022, recibí un email de la Dra. Abreu. A instancias de mis requerimientos confirmaba que en un último proceso de selección yo no había sido escogido para el Programa doctoral en Ciencias Históricas. Además, indicaba que concertara una cita con el Dr.C Sergio Guerra Vilaboy, coordinador del Programa.El miércoles 16 de febrero me dirigí a la Universidad de La Habana para entrevistarme con el profesor Guerra. La entrevista se extendió por aproximadamente cuarenta y cinco minutos. El académico me comunicó dos cuestiones: 1) que la Dr. Yoana Hernández, quien se ocupaba de la tutoría de mi investigación, había renunciado a dicha función, y 2) algo que según él constituía el motivo principal de la decisión: que yo no poseía vinculación laboral en el sector estatal, lo que impedía que cursara estudios doctorales.

Mi respuesta al Dr. Guerra Vilaboy fue argumentar la falsedad de ambas cuestiones: pues en conversación con la Dra. Hernández, el día anterior, me había afirmado que no tenía conocimiento de dicha medida y que se mantenía como mi tutora; le aseguré asimismo al académico que conservaba mi vínculo laboral con la Academia de Ciencias de Cuba, lo que confirmaban los avales extendidos por esa institución para que yo efectuara la matrícula en el Programa de formación doctoral y que constaban archivados en mi expediente como doctorante en la Secretaría de la mencionada facultad de la Universidad.Durante la conversación, el profesor Guerra expuso los verdaderos motivos de mi expulsión: mis ideas políticas. Según me dijo, le molestó mi exigencia a la revista Alma Mater (aunque alegó no haber visto el documento) de que se visibilizaran los criterios de los egresados de la Universidad de La Habana que estuvieron vinculados al estallido social del 11 de julio del 2021. Estas son algunas notas del intercambio que sostuvimos:L.F: Profe, lo vengo a ver, porque me dicen que no estoy seleccionado para el doctorado. Y yo defendí el proyecto.SG: Nosotros empezamos un proyecto de doctorado nuevo, que empezó de cero, pero cometimos el error de empezar a matricular y defender algunos proyectos sin aprobar el programa. A partir de que la rectora lo firma es que comienza el programa. En tu caso hubo dos dificultades: la primera que no teníamos tutor para ti.LF: Yoana Hernández.SG: Yoana Hernández no aceptó ser tu tutora, pero el motivo más complejo, es que tú no tenías una institución estatal que te amparará.LF: Pero profesor, yo sí tengo una institución que me ampare: la Academia de Ciencias de Cuba, y ahí está la documentación en Secretaría Docente. A mí me parece que lo que está sucediendo conmigo, es que por mis ideas políticas se me está separando del programa. Me avergüenza que mis profesores se presten para esto. Porque yo hice la matrícula en la Universidad y aquí está la constancia, firmada por usted., donde dice que mi proyecto es de los más adelantados. Yo lamento mucho que un académico de su calibre se preste para esto, y sepa que voy a exigir hasta donde tenga que ir, porque esto es una injusticia, profesor, porque aquí lo que está sucediendo es que la Seguridad del Estado está obligando a mis profesores.SG: Perdona, perdona, a mí nadie de la Seguridad del Estado vino a verme.LF: Pero es lo que estoy viendo. Porque mire los correos que yo recibí firmados por usted, ¡mire! Esto es una injusticia, parece mentira que en una institución de pensamiento se sigan discriminando a las personas. Porque además hay personas en los listados que se encuentran fuera del país con carácter definitivo.

***SG: Cuando comenzamos a revisar el caso tuyo, que ya habíamos aprobado un tutor, dijo que no aceptaba, pero eso no fue lo decisivo. Lo decisivo fue que Secretaría informa que no te podemos aceptar a ti porque no tienes una institución que te ampare y que, por tanto, tú no podías ser matrícula. Y por esa razón no estás en el programa doctoral.LF: Yo solo le digo que ahí está la documentación, que yo entregué en Secretaría. Porque quien me conoce sabe de lo riguroso que soy con mi trabajo. Entregué el aval firmado por el presidente de la Academia de Ciencias. Le voy a escribir a la rectora, al ministro de Educación Superior y esto se va a saber en su momento. Porque es vergonzoso que la comunidad académica se preste para esto. Detrás de todo, lo que hay son profundos motivos políticos. Aquí tengo las capturas de pantalla de mis conversaciones con Leidy Abreu, donde a mí se me asegura que mi matrícula está garantizada.SG: Yo no sabía eso.LF: Estoy muy avergonzado. Porque Leidy Abreu tiene mi teléfono, me podía haber llamado o hubieran visto realmente la documentación que está en Secretaría.SG: Se revisó.LF: Pero ¿cuándo? Porque el 21 de septiembre hice la matrícula, a las 9.00 am., y Maira Vistel está de testigo.SG: Entonces la información que me dieron está equivocada, porque a mí me dijeron que Yoana se había negado.LF: Ayer hablé con ella. ¿Entonces, a quién creo?SG: Te digo por la información que me baja Secretaría. Lo otro que te quería decir: a mí en lo personal, lo que no me gustó, que no tiene nada que ver en esta decisión, porque yo no tomé esa decisión; a mí lo que sí no me gustó, y te lo digo porque lo vi, fue un post tuyo en Facebook diciendo que eres estudiante del programa. Si tú quieres dar una opinión puedes darla a título personal, pero no arrastrando el programa contigo.LF: Se refiere a la carta de Alma Mater.SG: Yo lo vi en Facebook.LF: Pero muéstreme el archivo. Yo le escribí una carta a Alma Mater, diciendo que soy estudiante de la Universidad, graduado de la Universidad, porque a mí me golpearon y me tiraron encima de un camión de basura el 11 de julio.SG: Yo no te he golpeado, yo no te he amenazado.LF: Pero me está excluyendo de un proceso formativo en el que llevo años trabajando.SG: Yo no excluyo a nadie, porque a mí la facultad me pasa los listados y en tu caso es lo mismo.LF: Yo lo invito a que revise mi muro, porque usar un elemento que se publica en mi muro...SG: Yo soy un poco distraído.

Después de concluido el encuentro con el profesor Guerra Vilaboy, me dirigí a la Secretaría Docente de la Facultad, donde verifiqué que toda la documentación se encontraba en regla. Entre los documentos existentes estaba el aval de mi centro laboral.Debo precisar además, que al menos tres de los miembros del Consejo Académico del programa doctoral tenían mis contactos telefónicos y emails para contactarme, bastaba una simple llamada.En el camino de la reclamaciónEl 17 de febrero, al siguiente día de la entrevista con el doctor Sergio Guerra, dirigí un expediente con todos los documentos que poseo a la Dra.C. Mirian Nicado, rectora de la Universidad de La Habana. Desde esa fecha han transcurrido los sesenta días reglamentarios para recibir respuesta sin que haya tenido contestación alguna. Igual expediente remití al ministro de Educación Superior José Ramón Saborido.Los motivos para la expulsión del doctorado estaban claros: mis criterios políticos en el espacio público, la participación en la manifestación frente al ICRT el 11 de julio, mi papel como coordinador de la Plataforma Archipiélago y el acompañamiento que realizo a las familias de los presos políticos del 11 de julio.Como parte del proceso de discriminación política en el ámbito académico, se han empleado contra mí todos los métodos posibles, que incluyen difamar en las redes sobre mi labor investigativa y exponerme en la televisión sin mi consentimiento. El acoso no solo se ha ceñido al plano intelectual, pues ha implicado asimismo siete interrogatorios policiales (desde junio del 2021 hasta la fecha), presiones sobre mi familia que abarcan el acoso sobre mi madre mediante visitas o llamadas de la Seguridad del Estado a su hogar, y el intento de dinamitar la relación con mi padre a través de llamadas anónimas a su celular y acoso en las redes sociales.De igual modo, he recibido todo tipo de intimidación, que va desde cercos policiales en los bajos de mi edificio hasta amenazas contra mi integridad física por parte de agentes de la Seguridad del Estado en la puerta de mi domicilio a altas horas de la noche; interrogatorios a mi círculo de amigos e inclusive la detención exprés de un vecino en el mes de octubre de 2021. Asimismo, seis meses de prisión domiciliaria por mi participación en los sucesos del 11 de julio.Este proceso es evidencia de lo vivido por un joven cubano que decide no emigrar y permanece en Cuba, exigiendo la democratización de los poderes públicos del Estado.

Nada importó a los censores y represores académicos el tiempo y esfuerzos que dediqué a mi proyecto doctoral. Lo que he experimentado en estos meses demuestra que en Cuba las posturas políticas y cívicas diferentes al canon dictado por el Partido Comunista son un signo de exclusión para el acceso a la Educación Superior, pues la Universidad sigue siendo para las personas que se abstienen de participar en la vida política de la nación, entiéndase para aquellas que no disienten de las políticas del Estado.Reconozco, sin embargo, que este derecho que hoy reclamo es un privilegio, pues en las cárceles cubanas permanecen cientos de presos políticos. Por ende, si el costo de mi compromiso social y afectivo con sus familiares, la justicia y mi opción de fe fuera la limitación de este derecho fundamental y constitucionalmente reconocido, lo asumo con entereza, no sin que intente luchar asimismo por el derecho que tengo a cursar estudios doctorales en mi país.* Texto publicado originalmente en el Blog de La Joven Cuba y compartido por el autor en sus redes.

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