Sexo, mentiras y libertad, que no avanza

Algunos mal pensados creen que Cuneo Libarona le dio pasto a los fanáticos de la "batalla cultural" conscientemente. Pero Milei puede dar clases de moral y familia si no se casó ni tuvo pareja estable, tampoco hijos? La columna de Silvia Mercado.

Silvia Mercado
Periodista acreditada en Casa Rosada

Una de las tantas preguntas que nos hacemos por estos días en la conversación publica es porque el Gobierno le hace pagar el costo político al abogado Mariano Cúneo Libarona de la vocación homofóbica de una parte del Gobierno, que por supuesto no incluye al ministro de Justicia y quizás tampoco al Presidente, habitualmente rodeado por señores oscuros, que parecen reprimir su propia sexualidad y que tienen derecho a no confesarlo.

Pero el Presidente incluso es amigo de algunos notorios homosexuales, como el experto en relaciones internacionales Alvaro Zicarelli y el diputado Damián Arabia, por nombrar solo a dos conocidos referentes que comparten las ideas de LLA sin estar afiliados, en parte porque, con ese nombre, es un partido que no existe en la Ciudad de Buenos Aires. Otro amigo de Milei, Jaime Baily, incluso le llego a pedir precisiones al respecto.

Siendo candidato dijo que "es un contrato (el matrimonio igualitario) entre partes. Vos cásate con quien quieras. El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida al prójimo basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad. ¿En qué me agrede a mí que dos personas del mismo sexo se casen? ¿Afecta la vida de alguien? A nadie. ¿En la libertad? A nadie. ¿En la propiedad? A nadie".

Pero Cúneo Libarona alcanzo a decirle a un asesor, mientras exponía en la Comisión Permanente de Mujeres y Diversidad de Género, que "boludo, esto es lo que dijo Milei en un discurso". Aparentemente el ayudante quería que el ministro corrigiera su polémica frase en torno a que "nosotros rechazamos la diversidad de las identidades sexuales que no se alinean con la biología".

El ministro había ido a Diputados a explicar las políticas contra la violencia de género que quedaron bajo su cargo y que, tal como adelantamos en Memo, pasaron a su órbita, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, que conduce el exjuez Alberto Baños.

Es que el Ministerio de la Mujer quedó eliminado por sus excesivos gastos y su política sectaria, pero la mayoría de las políticas están creadas por ley y en muchos casos son producto de pactos internacionales. Desde 1987 nuestro país tiene un espacio institucional contra la violencia de género y no existe ninguna posibilidad de abandonar lo que está perfectamente fundamentado, bajo riesgo de caer en incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Según un rápido análisis de Amnistía Internacional, la línea 144 ya no es una dirección fiscalizada en violencia de género y quedó dentro de la Dirección Nacional de Atención a las Víctimas y Acceso a la Justicia, pero sigue existiendo.

La misma dirección absorbió el patrocinio de ASÍ (Abuso Sexual en la Infancia) y el cuerpo de abogados para víctimas de violencia de género. El lenguaje, acorde a la ideología del Gobierno, está más vinculado a la familia, pero se sostiene la existencia de la Ley Micaela para capacitación de funcionarios.

Por otro lado, se sostiene un área puntual para políticas públicas en tareas de cuidadas, con planificación federal, y también el observatorio de las violencias y desigualdades por razones de género que había sido creado por resolución del ex Ministerio.

Según AI "no vemos claramente como va a quedar integrado el sistema de casos o de produccion de información, pero entendemos que esto recién sale y se ira dando más información". Junto con eso, el subsidio para víctimas de genero paso de seis a tres meses, y continúa la coordinación con los refugios de CABA y otros distritos para contenerlas.

Es decir, Cúneo Libarona tenía qué decir frente a los diputados y las diputadas. No hubo abandono de responsabilidades, aunque por cierto son criticables muchos recortes. Si se hubiera realizado, era un debate democrático entre fuerzas políticas que piensan distinto, pero que podrían encontrar algún tipo de acuerdo.

Pero el ministro eligió no exponer, sino provocar indignación a poco de comenzar la reunión. Probablemente porque así se lo pidieron en Rosada o porque pensó que era lo mejor para sobrevivir en el Gabinete, al que esta absurdamente atado con un cargo cada vez más decorativo, porque es su segundo, Sebastián Amerio, funcionario que responde a Santiago Caputo, el que maneja el Ministerio.

La sobreactuación de los funcionarios en términos morales carece de todo sentido. No solo Cúneo Libarona es conocido por su el desorden familiar que siempre tuvo en su vida, sino que son muy pocos los que tienen una familia constituida.

El mismo Presidente no está casado, nunca se casó, ni tuvo hijos. Tampoco su hermana. Karina es la que mantuvo el vínculo con sus padres, de quienes Milei dijo que jamás volvería a verlos, a pesar de que por las gestiones de su hermana estuvieron en momentos destacados de su vida política. Pero incluso cuando tuvieron que internarse, el Presidente ni siquiera paso a visitarlos.

Aunque todo puede ser una gran gaffe, hay quienes creen que la escena en el anexo de Diputados tuvo que ver con mantener la llama de los fanáticos encendida, para exhibir un Gobierno en su lucha cultural.

Un Milei de falsa agenda, digamos, como fue la actuación de Alberto Fernández con las políticas de género, tanto como para hacer algo, ya que, por pandemia, impericia o desidia, no pudo hacer otra cosa.

Homofobia sí o no, creen malpensados, sirve para ocultar. Pero, ¿a nadie se le ocurre gobernar?


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