Ana Nadal: Las presiones nacionales, la estacionalidad del covid-19, los equilibrios y el esfuerzo del personal sanitario
"Tenemos ya un porcentaje de personas enfermas y con anticuerpos en un grupo de edad que es el que más movilidad tiene, con un promedio de 41 años", analiza la ministra de Salud de Mendoza sobre la baja de casos en los últimos días. Su evaluación del primer año de gobierno junto a Rodolfo Suarez.
Le toca estar al frente de las decisiones en torno a la pandemia de coronavirus covid-19: la titular de Salud y Desarrollo Social, Ana María Social, termina siendo por ello "la ministra del año", ante la vista, inclusive, de sus propios compañeros en el gabinete de Rodolfo Suarez.
Una "dura" para muchos de ellos, ya que se niega a flexibilizar protocolos, es sin embargo la ejecutora del modelo diferenciador con las decisiones de la Nación y otras provincias en materia de administración de esta crisis sanitaria.
Nadal le adjudica el pleno de las decisiones al gobernador Suarez y, calcada al resto de los ministros, habla de "equipo" con insistencia.
Aquí evalúa un año de gestión, con desbarajustes, sorpresas desagradables y una perspectiva positiva: que en estos días mermó la cantidad de casos de covid-19, aunque de ninguna manera decreta una finalización de la pandemia en Mendoza.
- La mayoría de los ministros la han señalado como "la ministra del año" a raíz de que le tocó enfrentar la inesperada pandemia.
- Ha sido un año teñido por la pandemia. Nos cambió la agenda a todos. Hasta la propia agenda de Salud, a pesar de tener todo el foco, al asumir pensábamos profundizar todos los temas de gestión que se venían haciendo, con mucha inversión. Íbamos a ponerle continuidad en una lógica de territorialidad y con estrategia sanitaria. Se declara la emergencia, aparece la pandemia y había que construir toda una lógica de atención distinta a la que pensábamos.
- ¿En algún momento flaqueó y tuvo ganar de patear el tablero e irse?
- La verdad es que nunca pensé en irme. Honestamente, no. Esto puede sonar a frase hecha. pero nunca estuve sola. Hubo un equipo de ministros, un equipo de Salud y fundamentalmente, el gobernador que acompañó todo el proceso y nos hizo sentir confiados, seguros y sentir que podíamos salir de esta situación. Hubo momentos muy difíciles, pero hubo mucho equipo trabajando.
- ¿Cuál fue el momento de mayor debilidad? ¿Cuando la Nación decidió tomar decisiones por Mendoza, por ejemplo, con respecto a los respiradores?
- Sí, ese fue un momento difícil. Otro muy difícil fue sostener nuestra postura, entender que podíamos seguir, fortalecer el sistema de salud para avanzar en el equilibrio entre el trabajo de las personas y poder llevar a la casa el alimento con el sistema de salud complicado. Nación insistía, insistía, insistía y costó. Asumimos nuestra responsabilidad con un alto grado de incertidumbre.
- ¿Y cómo resultó esa tarea, después de todo?
- Ha dado resultado y el sistema de salud respondió. Verdaderamente se ha hecho mucho esfuerzo. Tuvimos que generar todo un sistema de vigilancia epidemiológica que no había, lo mismo que con las camas de terapia intensiva. El gobernador apoyó desde el día cero. Recursos, recursos humanos.
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- ¿Cómo se vive desde el Ministerio la situación diaria que atraviesa el personal sanitario que está al frente de la situación en los hospitales? ¿Se comprende la dimensión de su tarea?
- Vivimos con mucho agradecimiento el trabajo del personal sanitario.Mucha gente en muchos lugares, dio más allá de su responsabilidad en el trabajo ya que se pusieron la camiseta institucional del ministerio por la gente. En los hospitales, en los niveles de conducción, los equipos. Todos entendieron la gravedad de la situación. La gran mayoría entendió y trabajó y por eso estamos muy agradecidos. Lo entendemos con respeto porque todos somos trabajadores de la salud y para esto estamos. Es el llamado histórico que teníamos y debimos responder. La mayoría no respondió desde la mezquindad. Muchos profesionales se readaptaron, como por ejemplo cirujanos y anestesistas en terapia se transformaron en reservistas Enfermeros, camilleros al pie del cañón. La red de diagnóstico que no trabajó mirando los horarios. Todo esto es muy alentador desde la calidad humana de las personas y su vocación.
- ¿Es más fácil administrar los conflictos gremiales que la pandemia?
- No, son complejidades distintas. Los gremios son difíciles, pero la pandemia es mucho más transversal y requiere respuesta inmediata. La pandemia es un hecho histórico e inédito, con la vida, la salud de la gente, el sufrimiento... Ha involucrado a todos por igual y a un nivel de esfuerzos importante.
- Esta semana la revista The Economist puso en foco que la pandemia dejó en claro que el sistema sanitario aun de los países más desarrollados estaban lejos de estar a la altura de las circunstancias y mucho menos digitalizados. ¿Cómo nos tomó en Mendoza? ¿Abrió un camino para la mejora?
- En Mendoza, en lo que es sistemas de información nos tomó en un proceso de modernización. Sí es una deuda pendiente en general, pero habíamos empezado con la historia clínica electrónica, sistemas transversales de compartir información. Si no lo tenemos, conspiraría contra el cuidado integral porque el que está viendo a la persona no puede acceder a sus antecedentes. Todo lo que habíamos hecho no aplicaba directamente al sistema de coronavirus, pero nos permitió generar un sistema de gestión de la pandemia que nos sirvió mucho, que es perfectible, que hay que mejorar. Lo tuvimos y nos permitió mejorar la calidad de seguimiento de los pacientes. Después, sí, los sistemas históricos: la Nación gobernó la pandemia con el sistema SISA que no es específico para la pandemia y por eso, a nivel nacional hubo una fragilidad en que generó problemas en las cargas. En Mendoza sí ha sido un eje importante para gestionar la salud. La generación y descentralización de información sobre la cantidad de camas del sector público y privado sirvió, pero no teníamos un entrecruzamiento interoperable, pero generamos un relevamiento telefónico que permitió una gestión centralizada de camas. Eso ayudó.
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- Habla de la pandemia en pasado. ¿Se terminó?
- No, no, no. Hablo de los hechos. No, no. Estamos en pandemia, en una etapa de ralentización con disminución de casos. Es una cuestión estacional, como pasa con todos los virus respiratorios que tienen menor transmisión en verano. Tenemos ya un porcentaje de personas enfermas y con anticuerpos en un grupo de edad que es el que más movilidad tiene, con un promedio de 41 años. Esa masa activa es menos susceptible y genera que haya menos transmisión. Esperamos ahora tener la vacuna, pero nos hemos comportado como el mundo: vamos a tener infecciones, en invierno aumentarán los casos pero esperamos que el aprendizaje que hemos hecho, la vacuna y la inmunidad natural podamos hacerle frente de nuevo a lo que nos espere.
- La pregunta contrafáctica es qué se imaginaría estar haciendo a esta altura si no hubiera sucedido la pandemia.
- Cumpliendo el proyecto de transformación del sistema de salud, fortaleciendo el primer nivel de atención, centralizando la atención en los hospitales, con mucha vacunación, diagnósticos precoces, promoción de la salud y personas atendidas integralmente lo más cerca de su casa posible. Todo esto, con una visión de cercanía.
- Como si no hubiera demasiada tarea, se suma el tema del aborto.
- Si la IVE es ley, Mendoza tiene un camino para seguir. Los establecimientos tendremos que cumplir con la ley en todos sus términos, llevando adelante institucionalmente el cumplimiento de la ley que deja librado la objeción de conciencia personal pero no institucional.
- ¿En algún momento sintió miedo?
- No, no, no, no. No sé cómo explicarlo. Era seguir siempre hacia adelante y nunca estuvimos solos. Es un equipo que nunca nos quedamos solos, buscando soluciones, facilitando el trabajo.