Por qué Suarez hará un libro de su mayor derrota
Nadie se lo preguntó, pero lo contó como si fuera algo gracioso hablar de una derrota de la gestión. Porque más que una derrota de la gestión, fue un golpe para los mendocinos que hoy se siente más que nunca. Fue cerrarle la puerta al tren de la oportunidad, que se nos fue otra vez.
En política es común que se escriban libros de grandes proezas, pero son poco los que se acuerdan de sus derrotas. Son pocos los que las recuerdan, menos aún las que las recuerdan con gracia y contados con los dedos de la mano los que quieren escribirlas. Bueno, ese es el caso del gobernador Rodolfo Suarez, quien anunció que va escribir un libro sobre las "anécdotas" que vivió cuando dio marcha atrás con la reforma de la Ley 7.722 y cedió a las presiones de los grupos antimineros.
El gobernador anunció la temática del libro que escribirá cuando deje la gestión
El anuncio realmente resulta llamativo, por decirlo de alguna manera protocolar, porque lejos de tratarse de una "anécdota", significó un fuerte retroceso de Mendoza. Claramente frenó la posibilidad de darle otra cara a la matriz productiva, la cual en estos cuatro años quedó aún más destrozada de lo que venía por distintos factores, con fuerte impacto de la pandemia y la macroeconomía.
Por si alguien no recuerda, en diciembre de 2019 Suarez llegó a la Casa de Gobierno y su primera acción relevante fue enviar un proyecto de para reformar la Ley 7.722. Se reemplazaba por un texto que permitía el desarrollo minero a través de una ley sólida y con las garantías ambientales. El texto se aprobó con amplio apoyo legislativo y se promulgó la Ley 9.209.
Como el mismo Suarez recuerda, cuando eso ocurrió comenzaron las protestas y todo el mundo era voz autorizada para reclamarle al gobernador en su despacho. Por allí pasaron desde las reinas de la Vendimia hasta el arzobispo de Mendoza. Este último, el mismo que hace años que milita y saca la voz en contra de la industria, pero que guarda silencio en otros momentos, como cuando había que hablar del caso Próvolo.
Fragilidad
Pasaron los días y aumentaron las manifestaciones antimineras, la mayoría violentas, las llevaron al mandatario a derogar la normativa. En menos de un mes pasó de ser un político diferente a uno que se mostraba frágil y dubitativo.
Siempre que recuerdo ese episodio, agradezco que en Chile para el estallido social no hubo un Suarez, porque si hubiese sido ese el caso, el país donde nací habría caído en el peligroso camino de la destrucción de las instituciones, ya que con esa presión seguro habría renunciado. Poco comparto del pensamiento de Sebastián Piñera, pero siempre le voy a tener que reconocer que cuando le quemaban el país completo, porque eso ocurría de punta a punta, no renunció y se mantuvo donde tenía que estar. Eso era lo que tenía que hacer, porque tenía que hacer valer la institucionalidad.
En diciembre de 2019 la Ley 9.209 fue aprobada con amplio apoyo legislativo, en el marco institucional correspondiente. Poco importó el debate y el ejercicio democrático porque la calle pasó a tener el poder total. La señal que quedó es que poco importa lo que pase en un poder del Estado, si no nos gusta salimos a la calle y lo cambiamos.
Sin duda no era una reforma fácil y sostenerla iba a requerir de estadistas. Ese momento puso a prueba a toda la clase política, pero claramente no se estuvo a la altura. Quedó demostrado que el costo político estaba por encima de todo y que nadie quería pagarlo, aún sabiendo que era la decisión correcta.
La vuelta de la minería a la escena
Suarez le cerró la puerta a la actividad minera, lo que reiteró en varias oportunidades durante los primeros años de gestión. Sin embargo, le cayó de arriba un regalo, la recuperación de Potasio Río Colorado (la cual se logró gracias a la insistencia de otros funcionarios). Así, y de pronto, la actividad minera volvió al discurso.
Con Potasio Río Colorado (PRC) bajo el control estatal, los mismos funcionarios que hicieron la gestión, aprovecharon la ventana abierta y lograron avanzar con otros proyectos (como Hierro Indio y Cerro Amarillo) obligando al Ejecutivo a poner el tema sobre la mesa nuevamente.
Hoy, es la minería la que vuelve a darle la oportunidad a Suarez marcar una diferencia. La posible reactivación de PRC sería el logro más importante de su gestión, aún cuando se daría por el empuje de algunos funcionarios de su administración (a los que les falló cuando derogó la 9.209 y tiró al tacho de la basura mucho trabajo). La realidad es que ese equipo -más allá de las diferencias que se puedan tener en materias puntuales del modelo a aplicar- siguió empujando mientras él daba la espalda a la industria y aseguraba que era un tema sepultado.
Lo peor de todo, es que desde se derogó la 9.209 hasta hoy, el mundo entró en una etapa crítica del cambio climático y se puso sobre la mesa la necesidad de cambiar la matriz energética, dejando de lado los combustibles fósiles y avanzar con energía verde y aspectos como la electromovilidad. En estos años el mundo entendió que necesita de los minerales para poder enfrentar el calentamiento global. Mientras eso ocurría, Mendoza ni siquiera habló del potencial cuprífero que tenemos y cómo podemos aprovecharlo. No se podía porque en 2019 la política decidió que así debía ser.
El tren de la oportunidad
Mendoza perdió otros cuatro años. Perdió la oportunidad de tener una matriz productiva que sirva para empujar el desarrollo provincial (hoy está al debe) y de ser parte de esta carrera para enfrentar el cambio climático.
Lo que ocurrió en 2019 fue una tragedia, porque no se trata de la anécdota del parrillero al que le compra el asado el gobernador y de que lo podría haber tenido si había minería en Mendoza. Aunque puede ser relevante en lo individual, no se trata de poder comprar un auto o mandar a sus hijos a un mejor colegio, decir eso es no entender lo que significa la actividad minera en el desarrollo de las comunidades.
Lo que se perdió fue la oportunidad de tener un pilar sobre el cual se pueden implementar política de Estado que realmente cambien la vida de las personas. Se perdió la posibilidad de que si se pueda proyectar Mendoza para las próximas décadas, pero con algo sobre que sostenerla. Si hay algo que nos encanta es pensar Mendoza, pero sin llegar a ninguna parte y sin proyectos reales. Si no creen que es así preguntemos que pasó con el Consejo Económico, Ambiental y Social de Mendoza (CEAS), una iniciativa que se vendió con luces y fuegos artificiales, que reunió a todos los sectores, pero del que no salió ningún proyecto real y efectivo. De hecho, la misma minería fue puesta a un costado y ni siquiera hay una mención a la actividad en lo que "brotó" del Consejo, del cual muchos miembros se alejaron porque no iba a ninguna parte.
La única verdad es la realidad y esa indica que Mendoza está estancada en materia de desarrollo. En materia minera está décadas atrasada y el tren de la oportunidad volvió a pasar y lo dejamos ir. Lo que ocurrirá en la próxima gestión es una incógnita, porque en medio de la campaña la minería es un tema incómodo para los candidatos. Todos la evitan o responden lo políticamente correcto. "Se puede hacer todo lo que está permitido dentro de la 7.722", repiten.
No sé ustedes, pero como uno de los que apoya la actividad minera, no me voy a comprar el libro sobre las anécdotas de Suarez. No quiero saber cómo lo convencieron las reinas de la Vendimia de no hacer minería. No quiero saber de sus cambios de opinión de un piso a otro de Casa de Gobierno. Tampoco quiero saber cómo sus funcionarios sobraban la situación y decían que no necesitaban la minería, porque igualmente iban a transformar Mendoza en su gestión. Los hechos y las cifras dirán si realmente lo lograron. Por ahora, lo dudo.