Un liberalismo atomizado y el kirchnerismo blando
Las elecciones en CABA serán una muestra de fuego para los oficialismos y en especial para la Libertad Avanza. Con la centroderecha dividida, el kirchnerismo tendría una victoria impensada.
El liberalismo comenzó una nueva etapa en la Argentina luego de años gobernada por la centroizquierda. Después de 4 años de un frustrado Juntos por el Cambio, el presidente Javier Milei, con su sello La Libertad Avanza, retomó la impronta liberal y la posibilidad de lograr asentar las bases para un largo periodo de éxitos electorales.
De todas formas, en las elecciones desdobladas en la Capital Federal se comenzó a observar que esa centroderecha dominante no estaba tan unida como parecía. Si recordamos, Milei gana el ballotage gracias al apoyo incondicional del ex presidente Mauricio Macri. Pero esa fuerte alianza y sintonía que había entre los líderes liberales parece que llegó a su fin con la posibilidad de generar daños colaterales hacia adentro de sus agrupaciones políticas.
El escenario en las elecciones de CABA denota un liberalismo atomizado y una gran posibilidad que el kirchnerismo blando pueda ganar en un distrito electoral que siempre le fue adverso. Quien pica en punta para ser victorioso es el ex radical y amigo del expresidente Alberto Fernández, Leandro Santoro. El ex asesor nacional cuenta con una base electoral del 20% y con eso le alcanzaría para dar una victoria al peronismo y dejar el camino allanado para que Cristina Fernández haga lo mismo en la Provincia de Buenos Aires.
El éxito de Santoro se potencia por la gran división en las fuerzas de centro derecha. Por un lado, el oficialismo del PRO va con la estrategia de ir con la legisladora nacional Silvia Losppenato, mientras que en la Libertad Avanza ponen como candidato a la cara del gobierno nacional, el vocero Manuel Adorni.
Pero este gran lio liberal no termina con estos dos postulantes pues el ex-jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y el amigo del presidente Milei, Ramiro Marra, también decidieron presentarse en las elecciones y restar votos a las fuerzas oficialistas. Los dos candidatos tienen mucho valor para el electorado porteño y por eso les pueden hacer un gran daño a las facciones que quieren dominar la escena.
La estrategia adoptada por los oficialismos (porteño y nacional) puede tener implicancia en lo nacional y darle una nueva vida a un peronismo sin ideas. Muchos memoriosos dirían que esta película ya fue guionada. Hay ejemplos muy significativos que nos pueden hacer pensar que Leandro Santoro puede terminar siendo el hombre más votado. Uno de ellos se centra en Mendoza cuando un desconocido Celso Jaqué es ungido gobernador sin estar en los planes de nadie.
La elección del 2007 para la gobernación mendocina sigue estando presente en muchos analistas políticos. Si nos remontamos a ese ciclo histórico podemos recordar que Julio Cobos era el candidato a vicepresidente de la Nación acompañando a Cristina Fernández. En la provincia aparecía como candidato del oficialismo (donde Cobos era el gobernador), Cesar Biffi que era intendente de Godoy Cruz uno de los departamentos más populoso del Gran Mendoza.
En esa elección a gobernador de Mendoza se vislumbraba un triunfo seguro, sin complicaciones. Como se decía en los pasillos de casa de gobierno "ganamos caminando". Bueno, paso lo menos esperado. La Unión Cívica Radicar decide no acompañar a los candidatos oficialistas y presentan como candidato al exgobernador Roberto Iglesias, un hombre de enormes convicciones, con una valoración positiva en el electorado mendocino y alejado del armado kirchnerista. Gracias a esta división dentro del oficialismo, es que el peronismo, con Jaque a la cabeza, retorna al poder logrando estar 8 años en el poder.
La fragmentación liberal que estamos observando en CABA puede ser una antesala similar a lo que vivió Mendoza en el 2007. Es indudable que la falta de acuerdos entre los referentes más importante de los espacios puede llevar a que las fuerzas de centro izquierda aprovechen el momento y así, dejar trunco el sueño de un periodo virtuoso del liberalismo en la Argentina.