La tragedia económica
"El relato es triste; la realidad también lo es", dice en esta nota su autor, Sergio Bruni, en torno al sistema populista elegido por el Gobierno para ejercer un mandato anodino y en el que no se dibuja un horizonte..
La República Argentina ha sido bendecida con un suelo productivo, climas y microclimas diferentes que permiten una mayor variedad de cultivo, espacios amplios y prósperos que nos permitieron hacernos la fama de -hace mucho tiempo atrás- el "granero del mundo". Por otro lado, poseemos grandes hitos deportivos como Diego Maradona, Manu Ginóbili, Gabriela Sabatini, Juan Manuel Fangio y Lionel Messi. Además, también tenemos capacidad de ingenio y creatividad. Es así que en nuestro país se inventaron las huellas digitales, la jeringa descartable, el marcapasos cardíaco, el colectivo, el bypass coronario, entre otras tantas innovaciones.
Estamos orgullosos de nuestros talentos, nos gusta ser reconocidos como líderes, pioneros y precursores. Es por eso que, en el ímpetu de seguir liderando, abrimos el telón frente al público mundial y presentamos a la más grande de las creaciones: tener más de 15 distintos tipos de cotizaciones para la divisa estadounidense. Aplauso general, ovación de las gradas, cerramos el telón. También podríamos apagar la luz, ¿no?
Toda decisión tiene una consecuencia, puede ser positiva o negativa. Nuestro mal es que las resoluciones de quienes gobiernan nos están llevando por un "camino - embudo" que tiene como finalidad acorralarnos cuan ternero en el matadero. La política de Estado de pagar los inmensos gastos que realizan es simplemente imprimir de manera indiscriminada más pesos argentinos, sin tapujos, para ello no les tiembla la mano ni se sonrojan.
Por la desmesurada emisión -propia del populismo- la moneda nacional cada vez vale menos y tiene menos competitividad. De esta manera, tenemos muchos pesos argentinos en circulación pero que poseen tan poco valor que los otros países no lo quieren, aunque realmente ni siquiera lo anhelamos nosotros mismos. Frente a esto, el Gobierno toma una serie de medidas para evitar y contener la salida del dólar al exterior. Plantean utilizar diferentes cotizaciones para tener más control sobre el billete verde, sumado a las restricciones del Banco Central para el acceso a divisas.
No considero necesario explicar cada uno de los tipos de dólar, ya que para eso con solo hacer un par de clicks en tu buscador podrás encontrar toda la información. Pero ahondar en esos datos me ha hecho reflexionar sobre la realidad y el futuro que nos depara. Somos protagonistas de un disparate único en el mundo porque la mala gestión nos ha llevado a una tragedia económica sin precedentes. Nos han transformado en el bufón mundial, el hazmerreír de los países.
Las pocas oportunidades de avizorar un futuro venturoso provocan que los jóvenes piensen, sueñen y planifiquen vivir en el exterior. Algo es seguro, la mayoría no podrá materializar sus proyectos de emigrar, pero entiendo que la idea de efectivizarlos les ayuda al día al día. Vivir de fantasías, situaciones paralelas, mundos imaginarios, esperanzas venideras ayuda a que la sociedad se levante por las mañanas, trabaje e intente vivir de la mejor manera posible. El relato es triste; la realidad también lo es.
Los jóvenes, en su afán de encontrar un futuro mejor en el exterior, alientan esa ilusión en lugar de apostar al país porque saben que hacerlo es regalar esfuerzos. Sumado al atropello que implica el derecho a la propiedad con las retenciones expropiatorias para el que apuesta y produce para exportar materias primas o productos industrializados, donde el Estado Nacional parasitario se ha convertido en el "gran socio" sin hacer nada del trabajo necesario, pero aprovechándose de la inversión ajena.
Una generación más condenada al fracaso consecuencia de que la dirigencia no supo estar en las últimas décadas a la altura del contexto histórico. Pensar que en un momento estuvimos dentro de los diez principales países del mundo: hoy la inflación, el riesgo país, las restricciones a la libertad económica, la inseguridad, la desconfianza en las inversiones nos han ubicado en un lugar que lejos está de donde nuestros antepasados supieron disfrutar.
En un inicio teníamos el dólar oficial, el dólar ahorro, el dólar tarjeta. Fueron por más y presentaron el dólar blue, que ya tenía una connotación llamativa. Se modernizaron y conocimos al dólar cripto pero, como si fuera poco, ahora le sumamos una catarata de dólares que dan la sensación de estar esponsoreados: dólar Netflix, dólar Qatar, dólar Coldplay.
Crucemos los dedos, votemos con decisión y convicción, seamos parte de los cambios positivos que podemos tener como país. Actuemos con inteligencia. Aún no es tarde, pero si lo será cuando nos levantemos un día y al prender la radio escuchemos que nos inventaron el "dólar respirar".