¿Terremotos en la llanura?
Por ejemplo, el 10 de junio de 2017, a las 18:09:34 se produjo un sismo de magnitud 3.3 Richter, con epicentro a unos 60 kilómetros al sureste de la ciudad de San Martín y que provocó cierta alarma en la localidad de Santa Rosa.
Según los registros del Instituto de Prevención Sísmica (INPRES) de San Juan el 29 de septiembre a las 04:53:56 se produjo un sismo de magnitud 5.2 Richter, con epicentro a 27 Km al sureste de la ciudad de San Martín. Hasta una hora después se registraron cuatro réplicas de menor magnitud. Nos han llegado noticias de algunos daños en viviendas de la ciudad de Rivadavia.
Estamos acostumbrados a relacionar la presencia de fallas activas y la ocurrencia de terremotos con el pie de monte y con las zonas de montaña. Tal vez nos resulte un poco extraño, y hasta cierto punto misterioso, que ocurra este tipo de fenómeno en plena llanura mendocina.
Sin embargo, el habitante de la llanura debe saber que, aunque con mucha menos frecuencia y, por lo general, con menor magnitud, hay registros de sismos ocurridos en toda la franja que abarca desde el pié de monte de nuestra Precordillera hasta el borde oriental de las Sierras Pampeanas de San Luis.
El sismo de mayor magnitud en zona de llanura se produjo hace algo más de cien años en un área ubicada al norte de la ciudad de San Martín, en Costa de Araujo. Fue el 17 de diciembre de 1920 con una magnitud estimada en 6 Richter y provocó una destrucción total en Tres Porteñas.
La figura 1 muestra la ubicación de ese terremoto y remarca el área hasta donde se extendieron los efectos del fenómeno cuyo extremo sur es, precisamente, la ciudad de San Martín.
El epicentro del último terremoto ocurrido el día 29 de septiembre se ubicó 27 kilómetros al sureste de San Martín, un lugar que al igual que en el caso anterior también se encuentra en una zona de llanura. Y no se trata de la primera vez porque en años anteriores hubo otros movimientos sísmicos en áreas cercanas.
Por ejemplo, el 10 de junio de 2017, a las 18:09:34 se produjo un sismo de magnitud 3.3 Richter, con epicentro a unos 60 kilómetros al sureste de la ciudad de San Martín y que provocó cierta alarma en la localidad de Santa Rosa.
La explicación de la existencia de este movimiento sísmico en la llanura se explica por la configuración geotectónica de la orogénesis andina que aún se encuentra activa y es la que provoca todos los movimientos sísmicos desde la costa chilena hasta el interior de nuestro país.
Tal como se muestra en el esquema muy simplificado de la figura 2, que es un block diagrama desde el paralelo 28º 00' hasta el 33º 30', todas las montañas de esta región (Cordillera, Precordillera y Sierras Pampeanas) fueron formadas por la misma orogénesis y toda esa extensión sigue afectada por la compresión que ejercen las dos placas corticales convergentes: la placa Sudamericana y la placa de Nazca.
A lo largo de millones de años, la citada compresión rompió la corteza continental en pedazos o bloques separados por planos de fractura que se llaman "fallas". Esos planos de fallas son los que facilitan el movimiento de los bloques cada vez que se reacomodan por efecto de la compresión, y cada vez que ocurre un movimiento de un bloque respecto de otro, se origina un foco sísmico en la falla que los separa.
Los bloques que sobresalen en el terreno son los cordones montañosos y en esos lugares las fallas son visibles. En cambio, los lugares más bajos han sido rellenados por sedimentos modernos que formaron las llanuras intermontanas. Esa cobertura de sedimentos modernos nos impide ver la estructura de bloques fallados que se encuentra debajo de ellos
Sin embargo ese ámbito está sujeto a las mismas compresiones que el resto de la franja y puede haber bloques que se muevan a través de una falla que no tenga una expresión visible en la superficie del terreno. En ese contexto geológico, cuando una falla se mueve se produce un movimiento sísmico en ese lugar, en plena llanura.
Aunque para algunos lugareños, que no ven la estructura del subsuelo, el evento puede resultar extraño o misterioso, el instrumental de la Red Sismológica del INPRES lo detecta y registra el epicentro en ese sitio.
En definitiva, la recomendación que surge de esta explicación es que los habitantes de la porción norte de la llanura mendocina no deben descartar la posibilidad de que se produzcan movimientos sísmicos y que, en alguna oportunidad, puedan sufrir un sacudón similar al del 29 de septiembre.
EL AUTOR. Eddy Lavandaio. Geólogo. Matrícula COPIG 2774A. Miembro de la Asociación Geológica de Mendoza.