El costo oculto del ajuste: la pobreza crece contra lo discursivo

Análisis, opinión y propuesta frente al contexto de crecimientom d ela pobreza, a cargo de Rubén Zavi.

Rubén Zavi
Politólogo y especialista en Comunicación Política

Los recientes datos del INDEC muestran un panorama alarmante sobre la pobreza y la indigencia en Argentina. El 42,5% de los hogares se encuentra bajo la línea de pobreza, lo que afecta a más de 15 millones de personas, mientras que el 13,6% de los hogares está en la indigencia, afectando a más de 5 millones. Estas cifras exponen el deterioro económico que ha golpeado a la población, especialmente en las regiones más vulnerables, como el Noreste (NEA) y Noroeste (NOA), donde la pobreza alcanza al 62,9% y 57% de la población, respectivamente.

En este contexto, las declaraciones del presidente Javier Milei cobran relevancia. Milei ha sostenido en varias ocasiones que el modelo económico imperante es responsable de la crisis y que la solución radica en un ajuste profundo del gasto público, la dolarización y la apertura económica. Desde su asunción, su discurso ha estado orientado a señalar la ineficiencia del Estado y la corrupción como las causas principales de estos problemas. Sin embargo, la magnitud del crecimiento de la pobreza plantea interrogantes sobre la eficacia de sus políticas hasta el momento.

El impacto comunicacional del discurso de Milei

En términos de comunicación política, Milei ha manejado un discurso polarizante que busca reforzar la narrativa de que la "casta política" ha fallado sistemáticamente en gestionar la economía. Este enfoque le ha permitido consolidarse como una figura disruptiva y líder de un cambio radical. No obstante, la creciente incidencia de la pobreza y la indigencia ha comenzado a generar una disonancia entre su mensaje de renovación y los resultados inmediatos de su gestión.

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Esto se ha visto reflejado en una caída en las encuestas políticas. A medida que los datos económicos empeoran, la confianza de sectores que inicialmente apoyaron a Milei empieza a erosionarse. Las encuestas recientes muestran un descenso en la intención de voto y un aumento en la insatisfacción con la gestión. La incapacidad de revertir rápidamente la crisis económica ha socavado la promesa de un cambio inmediato, afectando su imagen como el líder capaz de llevar al país a una recuperación.

Brechas en el mensaje y la realidad

Si bien Milei se presenta como un líder que ofrece soluciones claras, la creciente brecha entre los ingresos familiares y el costo de vida complica la narrativa de mejora económica. Los hogares pobres están enfrentando una diferencia promedio de más del 40% entre sus ingresos y la canasta básica, lo que pone en evidencia que las medidas implementadas hasta el momento no han cerrado esta brecha.

El desafío para Milei radica en cómo seguirá comunicando su visión de un "ajuste necesario" cuando los sectores más golpeados, como los jóvenes y los habitantes de las regiones periféricas, continúan experimentando un deterioro económico. El 66,1% de los niños de 0 a 14 años viven en hogares bajo la línea de pobreza, lo que representa una bomba de tiempo en términos sociales y una falla crítica para cualquier política que busque legitimidad a largo plazo.

Consecuencias políticas

La baja en las encuestas refleja que el discurso de Milei está perdiendo efectividad entre aquellos que esperaban soluciones rápidas. Si bien mantiene una base de apoyo entre quienes aún creen en su visión de cambio estructural, los resultados económicos adversos empiezan a pesar más que las promesas de transformación. Esto podría significar un punto de inflexión en su mandato, en el que las expectativas no satisfechas comiencen a transformar su imagen de "outsider" en la de un presidente que enfrenta los mismos desafíos que aquellos a quienes criticaba.

Recomendaciones desde lo comunicacional

Frente a este escenario adverso, la estrategia comunicacional de Milei necesita ajustes urgentes:

1. Mayor empatía y reconocimiento de la realidad: Si bien su discurso ha sido confrontativo, Milei debe mostrar un mayor acercamiento a los sectores más afectados, reconociendo el sufrimiento de la población y asumiendo un rol más empático. Esto ayudaría a matizar su imagen de líder técnico y frío, conectándolo más emocionalmente con los votantes.

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2. Comunicación de pequeños logros: Mientras los resultados macroeconómicos tardan en manifestarse, Milei debe comunicar logros parciales o avances en áreas específicas de su gestión, como la mejora en sectores claves o la reducción de la burocracia. Esto puede generar una percepción de progreso y mitigar la frustración de aquellos que esperan resultados inmediatos.

3. Ajuste del tono del discurso: En lugar de seguir enfatizando el pasado y la culpabilidad de gobiernos anteriores, es crucial que Milei adopte un tono que mire hacia adelante, mostrando cómo su gobierno está trabajando activamente en soluciones. Un tono menos agresivo puede mejorar su conexión con sectores que empiezan a distanciarse.

4. Alianzas y consensos: Si bien Milei ha construido su liderazgo a partir de la polarización, buscar acuerdos con actores clave en áreas sensibles como la economía y la política social podría fortalecer su gobierno y su imagen de capacidad para gestionar el país en momentos de crisis.

5. Transparencia en la comunicación de plazos y expectativas: Los argentinos necesitan entender cuánto tiempo llevará ver cambios reales. Clarificar los tiempos de implementación de sus políticas, y los obstáculos que enfrenta, podría generar una mayor paciencia y apoyo entre la ciudadanía.

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En definitiva, la estrategia comunicacional de Milei deberá ser más inclusiva y cercana a las preocupaciones cotidianas de la población. Sólo con una narrativa renovada, que combine resultados tangibles y empatía, podrá revertir la baja en las encuestas y mantener su legitimidad como líder de un proceso de cambio en Argentina.

EL AUTOR. Rubén Zavi. Lic. en Ciencia Política y Administración Pública, Especialista en Comunicación Política.

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