Batallas por el pipeño
El historiador argentino residente en Chile Pablo Lacoste da cuenta de la chilenidad del pipeño, una bebida vitícola a la que se pretende quital tal condición.
El pipeño es un producto típico chileno. Es un patrimonio cultural. Un símbolo nacional, equivalente a la bandera y la canción nacional. Los que lo atacan tienen que ser considerados "traidores a la Patria" y "delincuentes de lesa chilenidad".
El mercado del pipeño se encuentra, fundamentalmente, en las fiestas del 18. De las ventas en esas fiestas depende la vida de todo el año para las familias campesinas que elaboran pipeño
A su vez, esas familias son las que mantienen vivos los viñedos patrimoniales más valiosos de América, situados en el secano interior sur, entre el Mataquito y el Bio Bio. Son muy diferentes a las viñas industriales (monocultivos de riego y alta productividad). Estos viñedos tienen régimen hídrico de secano y sistema de conducción en cabeza, con baja productividad por hectárea. Son viñas culturales, no orientadas al lucro, sino a la calidad y al valor patrimonial.
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Si se corta la cadena del pipeño, esas familias no podrán sostenerse en sus paisajes culturales. Chile perderá entonces esos viñedos patrimoniales, los que la OIV ha reconocido como los más valiosos de América, desde el punto de vista de su valor patrimonial y cultural.
En víspera de las fiestas del 18, se ha generado un fuerte debate en torno al pipeño. Radios, canales de TV, diarios y redes sociales se han convertido en caja de resonancia de un tema que todavía no está resuelto. Los principales actores parecen desorientados y las respuestas no convencen a nadie
¿Qué es el pipeño? Es un vino natural, típico de Chile, elaborado por los campesinos de las regiones del Maule, Ñuble y Bio Bio, desde hace más de 300 años. Es un vino típico patrimonial de Chile, junto con el pajarete, el asoleado y el chacolí. Se trata de un vino campesino, elaborado con métodos tradicionales, principalmente con uvas del patradigma hispanocriollo: país, moscatel de Alejandría y torontel.
Los campesinos del secano fueron los creadores de este producto. Gracias a ellos, el pipeño adquirió su fama y preferencia en los mercados. Por lo tanto, ellos son los únicos que tienen el derecho legítimo a usar la denominación "pipeño" para venderlo.
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Lamentablemente, el éxito alcanzado por el pipeño en el marcado, sobre todo en las fiestas del 18, despertó la codicia de la industria y los falsificadores. Y cada 18, vemos cómo las fondas se llenan de aventureros que procuran lucrar con el esfuerzo de los campesinos, y despojarlos de su mercado.
Lamentablemente, las autoridades no han sido capaces de proteger al pipeño, para evitar que los codiciosos gerentes de la industria, que, no conforme con el oligopolio que ejercen sobre el mercado nacional del vino, también quieren despojar a los campesinos del escaso mercado que les queda. La indiferencia de las autoridades y sus burócratas, ha dejado a los campesinos a la merced de los gerentes inescrupulosos de la industria.
Paralelamente, se ha generado la polémica de los 11,5. ¿De qué se trata? Es un problema de poder.
Vamos a los orígenes: el vino se consolidó en Europa en la Edad Media. Era el producto resultante de la fermentación del jugo de uva, y se convirtió en la bebida más popular en el Viejo Mundo. Durante mil años, Europa consumió el vino, con su baja graduación alcohólica (entre 7, 8 o 9 grados). Era vino porque la sociedad y la cultura así lo definieron. Posteriormente, tras el descubrimiento de América, el vino llegó al Nuevo Mundo, y Chile se convirtió en el principal polo vitivinícola de este Continente. En este contexto surgió el pipeño, vino campesino, que tomó su nombre por el uso de las pipas de roble, el cual ha sido muy aceptado por el mercado hasta hoy, sobre todo en las fiestas del 18 para preparar el Terremoto.
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El problema es que la ley chilena estableció que para ostentar la denominación "vino", se requiere una graduación alcohólica mínima de 11,5%. Una decisión política, convenida con la industria.
Eso fue una decisión arbitraria, y desconectada de la cultura y la sociedad. Porque los vinos campesinos, como el pipeño y el pajarete, a veces no alcanzan los 11,5°. Eso ocurre, precisamente, porque solo se emplean métodos tradicionales, muy distintos de los industriales.
Los industriales tienen todo estandarizado, y logran vinos exactamente iguales todos los años. En cambio, los vinos campesinos, dado su carácter de vinos naturales, carecen de todo el aparataje que se emplea en la industria. Y cada año, la cosecha es distinta, según las condiciones de humedad, viento, temperatura y otros factores naturales y culturales.
En este contexto, a veces los vinos campesinos no llegan a los 11,5°. Si tratan de vender igual el pipeño, son castigados por el SAG con un parte, por violar la ley de alcoholes.
Para subsanar esta situación, el SAG impulsó un decreto por el cual, se liberaba al pipeño de la obligación de cumplir la norma de los 11,5°. De allí para arriba, se puede vender como "vino pipeño". De allí para abajo, solo debe usar la leyenda "pipeño". Al omitir la palabra "vino", se lograba eludir la traba impuesta por la ley de alcoholes.
Es decir, el SAG tuvo una buena intensión. Pero no se explicó bien, y cayó muy mal. Muchos lo interpretaron como un menoscabo hacia el vino campesino, una pérdida de status.
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¿Cuál es la solución? Primero, hay que reformar la ley de alcoholes, para derogar la cláusula que exige el mínimo de 11,5° para tener el derecho a usar la palabra vino. Esto ayudará a toda la industria, dada la nueva tendencia de los mercados a consumir bebidas con cada vez menos alcohol.
Segundo, hay que delimitar la Denominación de Origen "pipeño", para que solo puedan ostentar esta categoría los campesinos de Maule, Ñuble y Bio Bio, que lo elaboren con métodos tradicionales, con expresa prohibición a la industria de invadir este mercado.
Tercero, el SAG tiene que cambiar radicalmente su actitud, y asumir su responsabilidad de fiscalizar todas las fondas del 18, para proteger al pipeño, e impedir que la industria y los falsificadores invadan este mercado. Tiene que imponer severas multas a los que cometan este delito.