Una brújula a la derecha
La guerra comercial obliga y la necesidad de volverse eficientes para recuperar competitividad.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China, complejizan el comercio internacional y le ponen freno al anhelo libertario de vivir en pleno libre mercado y que la Argentina recupere terreno como país exportador.
Antes de valorar si los aranceles impuestos por Donald Trump a las importaciones serán positivos o no para la Argentina libertaria, bien vale repasar algunos datos sobre la diminuta posición que ocupa el país en cualquier ránking internacional de relevancia para el comercio internacional.
De acuerdo a los datos del Observatorio de Complejidad Económica (OEC) por sus siglas en inglés, la Argentina al cierre del 2023, fue la economía número 22 del mundo en términos de PIB (US $ corrientes), el país número 50 en exportaciones totales, el número 47 en importaciones totales, la economía número 73 en términos de PIB per cápita (US $ corrientes) y la economía número 61 entre las 132 más complejas del mundo.
Además los datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) marcan un pronunciado declive de las exportaciones argentinas en los últimos 15 años, a contramano de lo que sucede solamente con los países vecinos.
De hecho, en Argentina el número de empresas exportadoras se ha reducido a la mitad desde el 2010 para acá. Lejos quedan las 7132 empresas exportadoras registradas de la industria nacional, contra las 25.400 que tiene Brasil, las 33.000 de México y las 11.400 de Colombia, sólo por mencionar algunos ejemplos.
Para la OMC, la Argentina ocupa el lugar 44º en el ranking de exportaciones de manufacturas y el 54º en el de servicios, bastante lejos de los puestos de vanguardia.
El dato histórico es aún más desolador para nuestro país: Argentina pasó de tener una participación del 2,4% en el comercio mundial en 1940, a sólo aportar el 0,3% del comercio mundial de bienes y 0,2% del comercio mundial de servicios, con los datos cerrados del 2023.
Por ello, es que más allá del sesgo ideológico que pueda haber tenido cada gobierno pasado y también el actual, con una economía de vaivenes y débiles fundamentos macroeconómicos; cepo cambiario; escasez de dólares; alta carga impositiva; informalidad; legislación laboral del siglo pasado y exceso de regulaciones (sólo por nombrar algunos problemas de base) la inserción de las empresas argentinas en el mundo suenan más a una expresión de deseo que a una realidad en el corto plazo.
Mercado Libre o Ualá, no son la regla del éxito argentino, sino que su inserción en el mundo han sido más bien la excepción.
Con todo, al gobierno de Javier Milei basado en el ideario libertario, le faltaría más que una foto con Donald Trump o un tratado de libre comercio con los Estados Unidos para tener un boom exportador. No es sólo con Estados Unidos. Argentina debe vender lo más barato y con la mejor calidad posible a China, la Unión Europea, Asia, Rusia y Ucrania.
El presidente y su equipo económico deberán retomar el modelo del 2023, cuando superada y ganada la elección contra Sergio Massa, prometían reformas laborales profundas, rebajas impositivas para los que producen y generan valor y una economía sin inflación, abierta al mundo.
Deberá Milei volver a revisar el olvidado "Pacto de Mayo", y entablar un diálogo profundo con los gobernadores, con el foco puesto en facilitar la producción y la competitividad de las economías regionales.
El confuso escenario internacional y la guerra de aranceles entre potencias, antes de ser valorado como una crisis, deberá ser tomado como una oportunidad para recuperar protagonismo y de paso, no vendría mal repasar lo que decía uno de los profetas libertarios, Milton Friedman, desde el pasado pero con actualidad estremecedora:
Milton Friedman sobre la guerra de aranceles entre paises. pic.twitter.com/6tqMsD1zmW
— Pregonero (@PregoneroL) April 4, 2025