La minería "sustentable"

El geólogo Eddy Lavandaio ofrece en esta nota de su autoría su opinión sobre la minería denominada "sustentable".

Eddy Lavandaio

Últimamente la palabra minería que, hasta hace poco tiempo, era mala palabra para algunos políticos ha pasado a ser un vocablo de uso cotidiano para los mismos políticos pero cuidándose, cada vez que lo pronuncian, de agregarle el adjetivo "sustentable".

¿En qué se piensa cuando se usa ese adjetivo? ¿Acaso hay una minería sustentable y otra insustentable?

La minería, con las diferentes actividades involucradas en el término, es una sola. Debe ser diseñada y operada por profesionales idóneos según las reglas del arte y dando cumplimiento a todas las normas legales y reglamentarias vigentes que, vale la pena aclararlo, son las mismas para todos.

La aparente confusión, o tal vez la ignorancia de algunos, proviene de lamentables distorsiones y malentendidos acerca del significado original de la palabra sustentable en la definición de "desarrollo sustentable" hecha en el ámbito de las Naciones Unidas, en la Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo, en 1987.

En esa instancia, el informe Brundtland, denominado "Nuestro futuro Común", suscribió esta definición:..."Desarrollo sustentable es el que permite satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades".

La definición es tan clara como terminante ...¿Cuáles son las necesidades que hay que satisfacer?.

Son las necesidades de la gente. Cada familia necesita tener un ingreso o un sueldo digno, con el que pueda pagar lo que cuesta vivir y realizarse en la sociedad actual, en un ambiente sano, con alimentos, vivienda, salud, educación y seguridad.

La producción, en cualquiera de sus formas y encuadres legales, es la creadora de riqueza capaz de generar ingresos para pagar sueldos y servicios, y mantener al gobierno con impuestos.

A su vez, el gobierno debe generar un clima favorable para promover la inversión en nuevas fuentes de producción y trabajo, y ocuparse de las normativas, de la infraestructura necesaria y de los controles pertinentes.

Así, el efecto multiplicador de la economía genera beneficios sociales y nuevas oportunidades para todos, tanto para los desocupados y los jóvenes que se asoman al mundo laboral como para los que ya tienen un empleo y quieren conseguir uno mejor, y hasta para los emprendedores que se introducen en el ámbito de los negocios.

Estas consideraciones sobre la definición original tienen mucho que ver con los problemas a resolver en nuestro país donde la pobreza y el hambre, enmascarada tras comedores comunitarios y otras formas de solidaridad, son lamentables expresiones de necesidades básicas insatisfechas.

Si bien existen muchas personas que relacionan lo sustentable solo con el ambiente, conviene recordar que acá, en Mendoza, todos respiran el mismo aire, toman la misma agua, y disponen del mismo paisaje y la misma biodiversidad. Sin embargo, en ese escenario coexisten ricos, pobres e indigentes. La diferencia entre ellos no tiene nada que ver con el ambiente sino con las condiciones económicas y las consecuencias sociales que a cada uno le toca vivir.

El aporte de la minería al desarrollo sustentable, contrariamente a lo que algunos vienen declamando, se concretará con la exploración y la construcción de nuevos establecimientos, con la producción, las exportaciones y el ingreso de divisas, con la creación de empleos y el desarrollo de empresas proveedoras.

Será una combinación de factores que se sumarán a las actividades tradicionales de Mendoza y que servirán para mejorar las condiciones económicas y sociales de la población en general y, en particular, de los más carenciados.

Ese objetivo político no tiene nada que ver con solucionar algún problema ambiental. Lo que hay que lograr es darle una solución a las necesidades insatisfechas. Porque tal como lo dice la definición original, mientras no se satisfagan las necesidades de la gente, no tendremos un verdadero desarrollo sustentable.

EL AUTOR. Eddy Lavandaio. Geólogo, Matrícula COPIG 2774A. Miembro de la Asociación Geológica de Mendoza.

Esta nota habla de: