La minería es imprescindible

El geólogo Eddy Lavandaio continúa con una tarea didáctica educativa en torno a la importancia de la minería, rompiendo mitos.

Eddy Lavandaio
Geólogo. Matrícula COPIG 2774A. Miembro de la Asociación Geológica de Mendoza.

Cuando se pretende desacreditar, y hasta degradar, a la industria minera, suelen emplearse algunas palabras y conceptos que son ajenos al lenguaje propio pero resultan eficaces para generar una imagen negativa de esa actividad.

Por ejemplo, en varias oportunidades hemos oído a encumbrados dirigentes de organizaciones no gubernamentales afirmar que..."la minería es insustentable por definición" basando dicha afirmación en que ..."explota recursos naturales que se agotan".

A nuestro juicio esa afirmación es incorrecta. Ya lo hicimos otras veces pero vale la pena reiterar que la definición de desarrollo sustentable impone como condición central la de satisfacer las necesidades para ser considerado como tal. Además, alude al presente y a las futuras generaciones, con lo cual no caben dudas de que se refiere a las necesidades de los seres humanos.

En relación directa con la definición original debemos reconocer que la producción minera responde a una demanda de la sociedad, que somos todos nosotros, y lo hace a través de diversas industrias que cada vez utilizan más minerales.

Para satisfacer esa demanda, la minería extrae recursos minerales pero no los destruye. Simplemente los cambia de lugar y los provee a las industrias demandantes que, a su vez, se encargan de satisfacer las necesidades de bienes y manufacturas de todas las actividades humanas.

Es decir que, para que se cumpla la condición central de la definición de desarrollo sustentable, la minería es un actor primario imprescindible. Cada uno de nosotros, cada ser humano, está usando los minerales o lo que se elaboró con ellos Por eso, en más de una oportunidad hemos afirmado que sin minería la humanidad seguiría viviendo en la edad de piedra.

Las minas de hierro, las de carbón y las de manganeso proveen esos metales a la industria que, con esas materias primas, produce el acero. Ese acero, transformado en manufacturas forma parte de nuestras casas, de nuestros vehículos, de nuestras máquinas y herramientas, de nuestros electrodomésticos y hasta de nuestra vajilla.

Es decir que los minerales que extrajeron los mineros (hierro, carbón y manganeso en este caso) no se destruyeron sino que cambiaron de lugar para elaborar los bienes y manufacturas que ahora estamos usando todos nosotros para satisfacer nuestras necesidades y las de nuestras familias.

Lo mismo podemos decir de los mineros que extraen caliza y arcilla del Cerro de la Cal, de los que extraen puzzolanas en San Carlos, y de los que extraen yeso de Malargüe. Esos cuatro componentes se usan para elaborar el cemento con que construimos nuestras viviendas. También en este caso, los minerales que extrajeron los mineros cambiaron de lugar y todos nosotros los estamos usando para nuestro beneficio.

Al hablar de los bienes que estamos usando también hay que decir que, en proporciones variables, se trata de "bienes durables" que utilizamos durante mucho tiempo y no necesitamos reemplazarlos o renovarlos diariamente como hacemos con la comida.

Por ejemplo, la vida útil de una casa supera ampliamente nuestra vida o la de nuestra generación y la construcción de nuevas casas obedece principalmente a la demanda que se genera por el aumento de población y por la obra pública.

En el caso de los vehículos y las máquinas, que suelen tener una vida útil medida en años, cuando se los deja de usar tampoco se destruyen sino que se reciclan sus componentes para fabricar otros bienes igualmente útiles.

Con respecto al agotamiento mencionado al principio también merece aclararse que los recursos no se agotan. Desde mediados del siglo XX hemos visto o escuchado pronósticos agoreros que predecían el agotamiento de ciertos recursos para la industria, pero hasta ahora eso no ha ocurrido. En cambio, hubo otros recursos que dejaron de usarse porque fueron reemplazados, como por ejemplo el alumbre de Calingasta (San Juan) y el mercurio de Almadén (España).

Puede agotarse un yacimiento y en ese caso se pasa a extraer el mismo recurso de otro yacimiento. Por eso, para que la demanda actual y la de las generaciones futuras puedan satisfacerse es necesario continuar con la búsqueda y exploración permanente de nuevos yacimientos para ponerlos en producción y reemplazar a los que llegaron al fin de su vida útil.

Esta es una característica básica de la minería y durante mucho tiempo (al menos hasta el siglo XIX) fue relativamente fácil encontrar nuevos yacimientos, pero con el paso del tiempo comenzaron las dificultades para los hallazgos fortuitos y desde entonces se tornó mucho más importante la investigación geológica y el desarrollo de geotecnologías apropiadas para la búsqueda y la exploración. Esto ocurrió en todas partes, con pequeñas diferencias de tiempo, y así se sigue trabajando hasta ahora.

Paralelamente, la investigación científica y tecnológica aplicada al aprovechamiento de las materias primas minerales (química, física, metalurgia, etc.) incorporó nuevas técnicas para la extracción y procesamiento de minerales que permitieron recuperar minerales desechados en antiguas minas, mejorar las recuperaciones en minerales metalíferos y también posibilitaron aprovechar minerales de yacimientos que antes no se tenían en cuenta, como el litio contenido en salmueras. Así, en éstos y en muchos otros casos, la ciencia y la tecnología siguen solucionando problemas y asegurando el abastecimiento de las materias primas minerales en uso.

Como conclusión final, entonces debemos reiterar que la minería extrae recursos minerales, los cambia de lugar y los provee a las industrias demandantes que, a su vez, se encargan de satisfacer las necesidades de bienes y manufacturas de todos los ciudadanos del mundo.

De esa manera, se cumple la condición central de la definición de desarrollo sustentable, que es la de satisfacer las necesidades y para lo cual la minería es un actor primario imprescindible. Si es así, si no se puede prescindir de la producción minera para satisfacer nuestras necesidades, no merece ser calificada despectivamente como una actividad insustentable.

EL AUTOR. Eddy Lavandaio. Geólogo, Matrícula COPIG 2774A. Miembro de la Asociación Geológica de Mendoza.

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