Mendoza: agua, educación e infraestructura para crecer
Hacemos un repaso de las necesidades de atender temas fundamentales, estructurales, pero de largo plazo, que muchas veces no dan rédito político a los gobernantes, pero son importantes para la sociedad. La columna de Rodolfo Cavagnaro.
La semana pasada analizábamos los aspectos principales de Mendoza que recibirá el próximo gobernador y veíamos lo relativo a las finanzas públicas, a la parálisis de la economía mendocina y al serio compromiso de los ingresos públicos el año próximo y la necesidad de recuperar el camino del crecimiento.
Para imaginar a Mendoza en condiciones de crecer hay que pararse en dos puntos estratégicos y muy sensibles: el agua y la educación. Y estos son puntos que requieren una planificación de largo plazo, que no darán frutos inmediatos y sobre los cuales hace falta un acuerdo con sectores privados, públicos y sindicales para darse políticas de estado que nos preparen para las próximas décadas.
Mendoza es un desierto y tiene cinco ríos que se abastecen de nieve que cae en la cordillera. A partir de las aguas de esos ríos es que se constituyeron los oasis en los que hoy está organizada la provincia. El problema es que la población creció, los oasis se desarrollaron de forma desordenada y la cantidad de nieve en la cordillera, por efecto del cambio climático, es cada vez menor. Mayor población y mayor demanda de agua, pero menos disponibilidad del vital elemento, sin fuentes alternativas de abastecimiento.
Hoy Mendoza ha contratado una consultoría con científicos de Israel, para mejorar el aprovechamiento del agua y esto es muy bueno porque nos permitirá entrar a discutir un tema muy delicado: ¿cuál es la capacidad de los oasis para albergar seres humanos viviendo en condiciones dignas? Probablemente esto depende de los caudales que puedan entregar los ríos, pero estudios propios de técnicos israelíes daban cuenta que cuando un oasis supera 1 millón de habitantes, comienza a caer en forma transversal la calidad de vida la población, no importa si son ricos o pobres, científicos u obreros. Todos pierden calidad de vida.
En el caso del río Mendoza, sus aguas riegan no solo el gran Mendoza sino zonas de Lavalle y de San Martín, con lo cual la cantidad de gente que requiere servicios del río supera los 1,2 millones de habitantes. Habrá que estudiar si es posible abastecer con agua la totalidad de la demanda actual ola futura o es aconsejable planificar un desplazamiento de los asentamientos poblaciones e industriales hacia otros oasis que cuenten con mayor disponibilidad.
Este tema no es menor. No se puede hacer una planificación territorial si no se conoce exactamente las posibilidades técnicas de abastecer con aguas de calidad los futuros asentamientos, dejando en claro algo que es fundamental: en todos los oasis hay que preservar el espacio productivo agrícola, que no se siga transformando en urbanizaciones, porque no solo está en juego el espacio productivo sino la producción de oxígeno para que los seres vivos puedan hacerlo con calidad de vida.
Si bien estos temas son de mediano y a largo plazo, es fundamental poner en marcha ahora mismo los estudios y los grupos técnicos para avanzar y no llegar tarde, como siempre nos pasa. De la misma manera hay que avanzar con un plan de financiamiento concreto en el entubamiento y presurización de los canales y dejar de hacer hormigón a cielo abierto, que por cierto es bastante contaminante del ambiente.
Dentro de ese financiamiento se debería avanzar en financiar obras intra-finca para hacer mucho más eficiente el uso del agua, pasando todo lo posible a riego por goteo. Estos temas se han hablado, pero no se pasa la acción. Es posible porque no le da rédito a un gobernador que tiene mandato solo 4 años, pero hablamos de la responsabilidad de dejar cimientos para el futuro. Sabemos que los cimientos nunca se ven, pero son los que posibilitan que un edificio resista durante muchos años.
Educación, eje central
Puede decirse, sin lugar a dudas, que la política estructural más importante para pensar en el desarrollo de la provincia, y del país, es la educación. A través de la educación los jóvenes y adultos se acercan a conocimientos y métodos de aprendizaje y estudio que les posibilitan, más tarde, conseguir insertarse en el mercado laboral.
Pero no todo es tan simple ni tan fácil. La situación actual del sistema educativo es muy mala. Los padres se quejan de que los maestros y profesores faltan en exceso y los chicos tienen muchos días y horas ociosas en la escuela. Otros se quejan de los docentes son muy exigentes
Los maestros se quejan de tener que lidiar con chicos violentos, que no traen de su casa la educación mínima como para que la escuela los pueda formar. "La primera educación se recibe en el hogar", dicen, y se quejan de los magros sueldos, pero nada dicen de los muchos docentes que, aprovechando ventajas que les da el estatuto, suelen explotar la posibilidad de faltar al máximo. También se quejan de la mala conducción de muchos directores y supervisores.
Los directivos se quejan por el incumplimiento de los docentes, por la mala conducta de los alumnos, por las faltas de presupuestos para que las escuelas puedan funcionar, por las deficiencias en infraestructura
Los alumnos, por su parte, se quejan de las ausencias de los docentes, se quejan de las formas de enseñanza, se aburren, desafían a la autoridad, aprenden más a través de los dispositivos electrónicos que de los programas escolares, que están totalmente desactualizados o ideologizados. La mayoría no conoce la realidad y cuando deben pensar en una carrera universitaria, la mayoría no sabe, no quiere o, directamente, elige desertar.
Las universidades, por su parte, se quejan del bajo nivel que traen los alumnos de la escuela secundaria. Tienen problemas de comprensión lectora, nula capacidad de análisis crítico y esto hace que muchas carreras hayan tenido que adaptarse a este tipo de alumnos. Hoy un título de grado ya no alcanza y hay que completar con maestrías como para tener posibilidades.
Las empresas, a su vez, se quejan de las calidades de postulantes que reciben. Los que viene de secundaria no son capaces de decodificar consignas, salvo egresados de escuelas técnicas. Recurren mucho a egresados de algunos terciarios calificados (como los ITU) y de los graduados universitarios prefieren que otro los prepare para el trabajo.
He descripto, de forma muy simplificada, un panorama que muestra la complejidad del sistema porque desnuda la realidad de nuestra sociedad. Y también la carencia de planes a largo plazo para enfrentar los desafíos del futuro. Creo que, como definición genérica, para que los especialistas se junten y planifiquen, hay que pensar que el conocimiento, las ideas, es un material de obsolescencia adelantada. Gobierno, sindicatos, directivos, padres, empresas y universidades deben poner en la mesa sus necesidades, todos comprometerse hacia el futuro como en una relación proveedor-cliente.
Hay que salvar los conocimientos básicos de matemáticas, lengua, ciencias sociales y biología, así como repensar la presencia efectiva del arte y el deporte. Estas dos son áreas fundamentales. El arte permite sacar lo mejor del ser humano, y ayudarlo a convivir. El deporte, además de las ventajas para desarrollo físico y mental, enseña, de manera lúdica, que en la vida hay reglas y que la violación de las mismas implica sanciones.
Con la velocidad del cambio, no podemos perder el tiempo enseñando cosas que, dentro de tres o cuatro años, como máximo, no van a servir. Los chicos deben estar entrenados para tener una mente abierta y flexible para adaptarse al cambio con facilidad. El mayor entrenamiento que deberán tener es para aprender, desaprender y reaprender.
Finalmente, la inversión en infraestructura es fundamental para pensar en el desarrollo futuro. Desde caminos rurales y vecinales, acueductos, obra de saneamiento, agua potable y cloacas. Durante un tiempo evita plazas y grandes represas. Hay muchísimas obras menores de mucha más importancia económica y social.