Los nuevos ejes y la parábola Fidel-Pinochet

Hay valores, principios y convicciones que, si se defendieron en las peores dictaduras y ante los rancios populismos, los defenderemos igual en esta nueva adversidad disfrazada de falsa libertad .

Carlos Varela Álvarez


Hace varios años atrás, siendo yo muy joven, escuchaba a la gente que iba al Chile de Pinochet elogiar el orden, la amabilidad de la gente, el trato y fundamentalmente el éxito económico donde "todo funciona" y donde siempre dan factura y la ley es la ley. 

Cuando ingenuamente preguntaba, pero si es una dictadura, ¿y la libertad de prensa? ¿Los desaparecidos? ¿La tortura, la represión? ¿El estadio nacional y el exilio?, entre tantas preguntas para hacer. Mis amigos o sus parientes o las personas en común respondían: aah... bueno eso no me gusta, pero Chile funciona

En el otro mostrador, otra gente normal, común, cuando iban a Cuba venían enamorados de la vieja Habana, de las playas de Varadero, de su gente sencilla y de la música de Pablo y Silvio entre otros. Cuando les preguntaba por la libertad, el modelo de partido-estado, el derecho penal criminal que sanciona con decenas de años la simple protesta- que aquí en Argentina es libre- o por el exilio de cientos de miles de cubanos, en lanchas, gomones o en lo que sea, o en la pobreza de los diarios como "Granma", "Juventud Rebelde" y otros, también respondían que no les gustaba ese aspecto, pero Cuba está baratísimo y es hermosa.

No conozco balseros de Miami a La Habana

No culpo a ninguno de ellos, pero estamos acostumbrados a los utilitaristas, de que, si me va bien a mí, lo otro no me importa.

Hoy vemos los ejes del mundo; Rusia- China- Irán y otros, por un lado; la India que anda sola y no le importa nada; Estados Unidos, Israel, y los socios gritones como Argentina, Italia y Hungría, allá una pobre Europa cada vez sin capacidad de mirar a lo lejos de la tela contra inmigrantes; Africa que no cuenta y el mundo árabe y musulmán que puede hacer lo que quiere con las mujeres, sin división de poderes y con petróleo. A la deriva Brasil, Chile, Colombia y México. Canadá como siempre cerca del diablo y sin manual de instrucciones.

En Argentina, pasamos por el mismo utilitarismo, como ha bajado la inflación, el peso vale, lo que queda de clase media, viaja y compra más de lo que necesita, no importa que Milei y su séquito vaya mostrando cada vez más que tiene un plan, y no es sólo económico, sino que es ultra ideológico. No podría llamarse aquí supremacista blanca, pero cada vez más se le parece en sus formas y discursos a la Cristina de mejores días; Milei también viene por todo. Otra vez el péndulo nacional y popular. De aquel Estado que lo quiso todo como una mala copia del Partido Comunista Chino, del peronismo pingüino nos dejó las arcas vacías, los bolsos privados llenos en armarios y baños de funcionarios progresistas y una inflación mundial, de la que la nos quisieron hacer creer que con ella se podía crecer.

Por cierto, eso tiene nombre y apellido, por favor no olvidar (Cristina Fernandez, Alberto Fernandez y Sergio Massa).

Milei gracias a esa herencia maldita se ha permitido todo y contra todos, y el costo, a pesar de los utilitaristas, será alto. Quien odia al Estado, está demoliendo no hoteles sino instituciones, espacios sociales, y ámbitos como la educación y salud pública, con sus acciones y sus palabras.

Hoy mientras dura la fiesta y el carnaval de buenas noticias nos pasará lo de siempre, no hay tiempo ni personas que puedan mirar adelante, lo que viene o puede venir.

Los utilitaristas dicen que no pueden hacerlo porque lo que importa es hoy y los de más abajo afirman que si apenas pueden pensar que pueden comer hoy porque le pedimos por pasado mañana.

Hay valores, principios y convicciones que, si se defendieron en las peores dictaduras y ante los rancios populismos, los defenderemos igual en esta nueva adversidad disfrazada de falsa libertad que no avanza, sino que retrocede cada vez más a la caverna de aquellas ideas que ataron al mundo durante siglos.

Ya los conocemos, sólo que visten y se peinan distinto y usan el pulgar hacia arriba como señal que todo está bien (es la forma de identificarlos como en aquella vieja serie "Los Invasores").

Sus raros peinados nuevos son sólo la peluca que encubre el peor pasado y el mismo futuro.

Dime como te despiertas cada mañana y cuéntame de qué te ríes. No es un sueño. Asómate a la vida y lo verás.


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