Mirar transversalmente no es mirar de reojo, es atravesar los muros del Estado con nuevas herramientas sensibles al género

Verónica Piñol se enfoca en "una hoja de ruta que permite reconocer las brechas de desigualdad y al mismo tiempo dar una visión coherente e integral de la situación de la que se parte y a la que se quiere llegar".

Verónica Piñol

Atravesar los muros del Estado a través de nuevas arquitecturas significa comprender que cada organismo, ámbito y territorio tiene una historia singular que hace a su identidad, a su cultura. Para ello es necesario mirar a través de nuevos materiales que permitan echar luz y garantizar los derechos que se instrumentalizan a través de los marcos normativos con respecto a los derechos de las mujeres y LGBTI+.

La transversalización de la perspectiva de género nos permite usar la pregunta como lente para indagar si cuando se diseñan acciones o políticas o se dictan resoluciones, leyes, se tiene en cuenta la perspectiva de género y diversidad, observar quiénes ocupan espacios de decisión, si en el espacio cuentan con dispositivos o políticas específicas para el cuidado de niñes, si se utiliza el lenguaje inclusivo en las comunicaciones internas y externas, entre otras.

Realizar estas indagaciones desde el análisis de género es una forma sistemática de observar el impacto diferenciado de desarrollos, políticas, programas y legislaciones sobre las mujeres, varones y disidencias. Este proceso se inicia con la recopilación de datos desagregados por sexo y de información sensible al género sobre la población. Concientizar al Estado sobre la importancia de un diagnóstico con datos sistematizados que den cuenta de ese impacto diferencial.

La ceguera de género en estos ámbitos es no reconocer que los varones, mujeres y disidencias tienen roles y responsabilidades en contextos y antecedentes sociales culturales y económico específicos

Los proyectos, programas, políticas y actitudes que son ciegos al género no tienen en cuenta ni los roles ni las necesidades diferentes. Mantienen el status quo y no ayudan a transformar la estructura desigual de las relaciones de género.

La interseccionalidad y la perspectiva de género son dos abre cabezas para ampliar y atravesar la perspectiva de género en estos ámbitos.

Para ello la perspectiva de género como estrategia para conseguir que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, al igual que las de los varones, y disidencias sean parte integrante en la elaboración, y puesta en marcha del monitoreo y evaluación de las políticas y de los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, urge. De manera que las mujeres , los varones y población LGTBI+ puedan beneficiarse de ellos igualmente y no se perpetúe la desigualdad. El objetivo final es conseguir la igualdad de género y la equidad dentro de los espacios cotidianos y prácticas laborales.

Para ello entonces la herramienta es la transversalización de género para diseñar e implementar proyectos, programas y políticas de desarrollo que:

1. No refuercen las desigualdades de género existentes (Neutrales al género) 

2. Intenten corregir las desigualdades de género existentes (Sensibles al género) 

3. Intenten redefinir los roles y relaciones de género de las mujeres y los hombres (transformador de género)

Sugiero la categoría género como palabra luciérnaga que ilumine la noche en la que se encuentran ciertas estructuras desigualadoras, discriminatorias y dominantes que obstaculizan y enceguecen las propuestas de una mirada más diversa, igualadora e inclusiva.

Es indispensable que esta conversación esté atravesada por el concepto de políticas públicas. Para ello elijo a Nancy Fraser (Filósofa Política, 1947) y me apropio de las sensibilidades propuestas por ella para acercarnos a la perspectiva de géneros y diversidades. Las asume como acciones que deben estar impregnadas de tres pilares: el reconocimiento de los derechos, la redistribución de recursos y la representación en los espacios de poder. Para la autora esos pilares son las flechas que orientan las trayectorias del género en este entramado estatal que pueden dar cuenta de transversalizar esa mirada en las prácticas cotidianas y en las políticas a diseñar, implementar, monitorear y evaluar.

En cuanto a desafíos, oportunidades y buenas prácticas es imperioso reflexionar sobre nuestras acciones , ideas previas, resistencias propias; sobre el diseño e implementación de la mirada de género, las articulaciones posibles con otros sectores, el abordaje de lo que irrumpe y alteran la vida cotidiana, y por último la organización de la cultura laboral, la importancia del registro y sistematización de la información. La transversalización requiere una cierta "complicidad sistémica" que nos lleve al horizonte de la igualdad.

Ante las desigualdades el Estado debe poder reparar los destiempos que ahondan las injusticias en el caso de las violencias que circulan cuando las relaciones de poder se profundizan en estas estructuras desigualadoras, siendo la voluntad política imprescindible para sostener el rito del duelo que también es un derecho ante las pérdidas que el Estado no pudo sostener ni acompañar.

La experiencia que nos interpela, la reflexión crítica, la construcción colectiva son los artilugios necesarios para dialogar entre toda/os/es los agentes estatales con el resguardo de la Ley Micaela. Ellos nos abren camino a través del encuentro y la afectividad para sacudirnos, revolver, desordenar, destereotipar, desencajar, y para que finalmente no sólo sea una política con perspectiva en género y diversidad sino una política de la incomodidad permanente.

En fin, esta mirada es una hoja de ruta que permite reconocer las brechas de desigualdad y al mismo tiempo dar una visión coherente e integral de la situación de la que se parte y a la que se quiere llegar. Es integral e integradora de todas las áreas estatales y del sector privado, porque la construcción de la igualdad implica profundos cambios culturales e institucionales que afectan a todas las esferas estructurantes de la vida cotidiana donde se producen y reproducen el sistema de creencias, pautas y valores que determinan las relaciones sociales.

A mirar pues entonces desde la profundidad para no correr el riesgo de quedarnos bizcas/os.


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