¿La minería no deja nada?

El geólogo Eddy Lavandaio desglosa los beneficios del desarrollo minero, más allá de las habladurías de los que defienden intereses de sectores que no pueden generar la misma riqueza que este.

Eddy Lavandaio

Hace ya más de veinte años que los que nos dedicamos a la docencia debemos responder o aclarar ciertas inexactitudes referidas al impacto económico y social de la actividad minera.

Algunas personas, autocalificadas como "expertos", han dicho que ..."la minería no deja nada", o más frecuentemente ..."las mineras se llevan todo y solo dejan el 3% de regalías".

Tales afirmaciones, hechas por ignorancia o por algún otro motivo que desconocemos, tienen el propósito de descalificar o más bien negar, que la producción de minerales sea una actividad que, sumada a la agricultura y la ganadería, sea capaz de generar beneficios económicos y sociales para el país, y en particular para las provincias cordilleranas.

Las inversiones en minería comienzan con una etapa de prospección y exploración que, en si misma, es una nueva actividad en la zona. Además, suelen llevarse a cabo varias exploraciones a la vez porque, estadísticamente, la mayoría obtiene resultados negativos. Estas primeras etapas requieren personal, máquinas, campamentos, compra de insumos, alquileres, comidas, etc., aunque sea en forma temporaria, y eso ya provoca algunos beneficios económicos para el lugar donde se realizan.

Cuando se termina de explorar y se tiene éxito (se llega a una factibilidad positiva) se concreta la inversión más importante dado que hay que construir en su totalidad un complejo industrial minero, un nuevo establecimiento que es una fuente de producción y empleo que se implanta donde antes no había nada.

La construcción de un proyecto minero, sobre todo si es de gran envergadura, se parece a la de una gran obra pública. En la mayoría de los casos, además del establecimiento, hay que construir la infraestructura (caminos, energía, ductos, comunicaciones, etc.) y un pueblo para que vivan los operarios.

Beneficia a la industria de la construcción local y a todos sus proveedores, generando cientos o miles de empleos hasta que terminan la obra. Además, si se trata de inversores internacionales, la construcción se hace con un ingreso importante de divisas al país. En el caso de las grandes minas de cobre, por ejemplo, las inversiones para la construcción del establecimiento siempre superan los mil millones de dólares.

Una vez construido el establecimiento, la mina entra en producción, genera nuevos empleos y paga sueldos, compra insumos, servicios y repuestos a proveedores argentinos, paga impuestos y regalías que antes no se pagaban, y si exporta lo que produce genera un ingreso de divisas al país, que tampoco existía antes.

Para ejemplificar el impacto económico y social que genera cada año una mina metalífera de gran envergadura tomaremos en cuenta datos oficiales del año 2019 de la operación de la mina de oro Veladero, de San Juan. La empresa exportó lingotes de metal "doré" (oro y plata) por valor de 769 millones de dólares.

De ese monto, 385 millones se destinaron al pago de proveedores argentinos, 62 millones al pago de salarios, y 141 millones fueron pagados a los Gobiernos Nacional y Provincial en concepto de impuestos, regalías y otros aportes. La suma de estos valores muestra que 588 millones de dólares (76,3% del total facturado) ingresaron a la economía nacional, lo que representa un promedio de U$S 1.610.958.- por día.

El 23,7% restante son 181 millones de dólares que no ingresaron a la economía nacional porque se destinaron a pagos en el exterior en concepto de ganancias de la empresa y de sus accionistas, como así también al pago de compras hechas fuera del país.

Con todas las salvedades que se pueden hacer porque los proyectos mineros no son iguales entre sí y tampoco se da el mismo comportamiento año tras año, los números son elocuentes. La minería contribuye con cifras significativas al desenvolvimiento de las economías regionales, en especial de las zonas cordilleranas. Además, en el ejemplo citado de la provincia de San Juan está muy claro quienes son los destinatarios locales del dinero que ingresa al circuito económico argentino a razón de más de U$S 1.600.000. por día. Son familias argentinas, empresas argentinas e instituciones del Estado.

Beneficios para las familias argentinas

Para que se entienda el alcance y las consecuencias económicas y sociales de la creación de empleos, más allá de las cifras frías de un cuadro, pensemos que si la mina tiene 1000 empleados directos, representan a 1.000 familias argentinas que dejaron de pertenecer a los grupos de desocupados y temporarios, indigentes y pobres, y pasaron a integrar los grupos que acceden a un sustento digno para la realización familiar, sobre todo porque todas las estadísticas indican que la minería metalífera y la actividad petrolera del país son las que pagan los mejores sueldos.

Beneficios para las empresas de proveedores y sus empleados

A medida que se materializan nuevos emprendimientos mineros también crece el número de empresas de proveedores argentinos de insumos, repuestos y servicios que ya se cuentan por miles.

Los empleos que se generan en estas empresas duplican o triplican a los empleos directos (son los que llamamos empleos indirectos). Eso significa que si un establecimiento de gran minería (de cobre por ejemplo) emplea a 1000 personas, en las empresas proveedoras se generan por lo menos 2000 empleos más que representan, como ya dijimos, a igual número de familias argentinas beneficiadas.

Transferencia de tecnología

En la medida que se desarrollan proyectos modernos con tecnología de punta importada, al menos una parte de esa tecnología y de su manejo se transfiere a la industria nacional y a profesionales y técnicos argentinos.

El efecto multiplicador de los ingresos

Como dijimos al principio, estamos hablando de fuentes de producción y trabajo que no existían y que al construirse se suman a la matriz económica existente. También hemos descrito el dinero que ingresa esa nueva actividad. Ese dinero no está inmovilizado, sino que circula por diferentes circuitos económicos extendiendo de esa manera el beneficio social de los mismos.

Por ejemplo, cada familia gasta su sueldo para solventar sus necesidades,. Entre tantas de ellas compra frutas y verduras al verdulero y carnes al carnicero. A la vez el verdulero tiene que pagar al proveedor de feria y éste le paga al agricultor que es el productor primario, como así también el carnicero le paga al frigorifico y éste al ganadero que cría el ganado. Si bien esta es una pequeña muestra sirve para darse cuenta que la plata que paga la minería circula y beneficia a la agricultura y a la ganadería. Seguramente, tanto los agricultores como los ganaderos solventarán sus costos y el dinero seguirá circulando.

Una pyme proveedora de reparaciones y repuestos para la mina cobra por sus servicios y con ese dinero paga los sueldos de sus propios empleados y también abona a los fabricantes de herramientas y repuestos con que hacen su tarea. A su vez, los fabricantes de herramientas y repuestos pagan a las industrias que elaboran las materias primas para hacerlas y las industrias abonan sus costos con el mismo dinero.

Los pagos a los gobiernos (impuestos y otros tributos) circulan y suman al funcionamiento del Gobierno, al pago de obras y servicios públicos, y a la prestación de educación, salud, seguridad y defensa a cargo del Estado.

En fin, podríamos desarrollar cientos de ejemplos para convencernos de que cada dólar que ingresa (cambiado por pesos) circula y suma beneficios económicos y sociales para la región y para todo el país. No nos preguntemos entonces "cuanto deja" sino cuanta riqueza genera la minería para bien de nuestra sociedad.

EL AUTOR. Eddy Lavandaio. Geólogo.Matrícula COPIG 2774A. Miembro de la Asociación Geológica de Mendoza.

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