El fracaso, la culpa, los "Otros"

Aquí, una mirada desde el peronismo sobre la reforma constitucional que encabeza el gobernador Rodolfo Suarez y que es centro de discusión política por estos días.

Daniel Urquiza

Nuevamente el gobernador Rodolfo Suárez se recuesta en "el otro" para encontrar responsabilidades a un nuevo fracaso. Todo indica que la embestida por la Reforma de la Constitución propiciada por el oficialismo provincial está condenada a no ver la luz, la negativa de todas las fuerzas políticas de la oposición a un proyecto inconsulto, indican que un nuevo fracaso se avecina.

Lo cierto es que existe un cúmulo de fracasos de este Gobierno, el primero, aquella mentada reforma de la Ley 7722, ni bien iniciada la gestión, que encontró una resistencia ciudadana que fue subestimada al principio, pero que concluyó con la derogación de la norma, convirtiéndose en un hecho histórico para la provincia. Aquella reforma fracasada tuvo "al Otro" como culpable, haciendo referencia a un pueblo "que no comprendió" lo propuesto.

Un poco más acá intentó avanzar con la Reforma Educativa, un proyecto anunciado con bombos y platillos, pero sin ningún tipo de consulta con las y los actores principales, ¿el resultado?, no podía ser otro que retroceder ante la protesta de docentes y la comunidad toda que ganaron las calles a puro caravanazo. ¿Cuál fue el argumento para dicho retroceso?, "que se habían apresurado las y los Directivos en socializar el proyecto y que se necesitaba más tiempo", nuevamente "el Otro" como responsable de un nuevo fracaso.

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Así es que "el Otro" ha sido el gran responsable de los fracasos, incluso en las finanzas provinciales donde "el Otro" se viste de Presidente o exgobernadores o el que quizás más nos duele, el fracaso con Florencia Romano, donde "el Otro" se vistió de papá y mamá al decir que "estos casos son evitables con educación".

Lo concreto que estamos frente a un "nuevo Otro", el gobernador Suárez responsabilizará a la oposición por un proyecto que él decidió que muera antes nacer. Enviar un proyecto de tal envergadura sin siquiera darse el trabajo de establecer acuerdos mínimos que habiliten su discusión es una invitación a que no nazca, el gobierno lo sabe.

La búsqueda de consenso fracasó, básicamente porque nunca estuvo en el plan del gobierno la búsqueda del mismo. Así es con todo. Por ello hay que problematizar esta situación, porque en el medio las y los mendocinos -que no tienen en agenda este tema- ven pasar acusaciones que solo buscan la victimización como eje electoral en un año como este.

La unicameralidad es peor que lo que tenemos

Las y los mendocinos tienen en su agenda diaria la inseguridad, la falta de empleo, el acceso al agua potable, el acceso a la conectividad, la inflación, el estado edilicio de las escuelas, entre tantas cosas, en tanto el gobierno intenta instalar la idea de que hay una "máquina de impedir" enfrente, perdiendo la posibilidad de ocuparse de temas sensibles como puede ser el control de precios, algo que bien vienen desarrollando miles de voluntarios de los Movimientos Sociales en nuestra provincia.

Pero como la agenda comunicacional del gobierno girará sobre la mentada reforma de la carta magna, vale decir que nuevamente, Suárez, pierde la posibilidad de avanzar en una reforma integral que tanto le hace falta la provincia, algo que nadie niega.

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El eje discursivo respecto del gasto político, el fundamento más fuerte que intenta empatizar con la sociedad, se cae a pedazos, el ahorro que pretende realizar es ínfimo -menos del 1%- respecto de un presupuesto provincial que está lleno de inequidades, pero además lleno de gastos superfluos que carecen de control como son los bombones y las aguas saborizadas para notables funcionarios deportistas.

Eliminar la elección legislativa de medio término, para continuar ahorrando, pero instaurar una nueva elección como el ballotage es otra gran contradicción, que además esconde el objetivo de limitar en su participación a las expresiones minoritarias donde las y los ciudadanos encuentran una alternativa a las dos fuerzas mayoritarias de la provincia. Lejos queda el oficialismo de ese republicanismo y la libertad que dice llevar como bandera.

Así podríamos abordar cada una de los puntos de este proyecto y nos daríamos cuenta que nada dice sobre temas esenciales para el futuro de nuestra provincia. La oportunidad de avanzar en la construcción de consensos para ver qué nuevos Derechos se pueden incorporar, está desperdiciada.

Está claro que esta iniciativa solo esconde la necesidad de encontrar un nuevo "Otro" a quien responsabilizar de este fracaso pensado. Reducir la iniciativa nombrándola como "Reforma Institucional" a algo que requiere la modificación de la Carta Magna o insistir con circunscribir el debate al "gasto político" no hace otra cosa que desperdiciar la oportunidad que merecemos las y los mendocinos.

La inoportuna monarquía temporal que pretende Suarez

Mendoza atraviesa una gran crisis en cuanto a la construcción de consensos necesarios para discutir los temas de fondo de la provincia, no es nuevo. Ese periodo inaugurado por el Diputado Cornejo allá, a finales del 2012, marcó un antes y un después en la vida política de la provincia, una provincia que se jactaba de una institucionalidad envidiable. Por eso el interés está puesto en denostar a la política, vulnerar sus instituciones e ir por la suma del poder público. Mientras tanto, las y los mendocinos seguiremos esperando.

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