El día después de mañana

Cuando todo esto termine, nada será como era. En esta columna (que hay que leer completa) Fanny Cruz reflexiona sobre el valor de haber parado la pelota en pleno juego. ¿Para qué te sirvió a vos?

Fanny Cruz

Una de las capacidades del ser humano es la de proyectarse. ¡Gracias a Dios que es así! Nadie , ni el virus nos puede quitar la capacidad de soñar, de pensarnos cuando todo esto pase.

¿Y por qué digo pensarnos? Porque desde mi óptica que (no es la de ningún iluminado, solo la mía) el mundo no volverá a ser el mismo.

Yo misma me proyecto, y pienso que si volviera a hacer las mismas cosas de la misma manera no habría aprendido nada, no habría capitalizado nada.

¿De qué me di cuenta? ¿De qué te diste cuenta "fannita" dirían mis hijos? ¡Cáspitas! ¡Qué lista! Ninguna genialidad pero lo vivencié en carne propia: los recursos que he estado desperdiciando .

¿Recién ahora? Sí. Y a la fuerza, a los cachetazos con la realidad.

Es necesario en mi caso movilizar tantos vehículos para ir dos personas al mismo lugar de trabajo (¿?) definitivamente no. Esto no sólo significa que hemos estado malgastando un recurso, la nafta, sino también el dinero para pagar dos estacionamientos, el contribuir al aumento del tránsito y desde ya aportar a que haya más contaminación .

Ojo, no me quiero convertir en carmelita descalza, lejos está de mí este parámetro. Pero definitivamente, en los veintitantos días que llevo en cuarentena ni una sola vez necesité mis múltiples modelos de carteras. Es más: analicé qué hacer con ellas.

La casa se convirtió en un lugar amigable.

Y sí, ¡la descubrimos! ¿Cúanto tiempo pasamos dentro y cuánto tiempo pasamos fuera? Resulta que la mitad del tiempo que pasamos fuera no es trabajo de campo (en mi caso, mostrar casas), es trabajo de oficina, subir y bajar propiedades, hablar con clientes, hacer tasaciones... ¿Y qué descubrimos? Sí, se puede hacer home ofice.  ¡Qué genialidad!

Es probable que a raíz de este sacudón planetario, que el mismo universo ha autoimpuesto, tengamos temporariamente menos ingresos. Pero no todo está perdido. ¿Cuál es la contracara? También descubrimos que podemos gastar infinitamente menos.

Durante estos días fuimos empresarias un ratito. La señora que lava otro ratito; la niñera; la ayudante de los chicos en las tareas; la señora que cocina... ¡ahhh! y también hasta nos inventamos un gym y un spa en casa...

Vuelvo a recapacitar.

¿Era necesario gastar tanto? Y la respuesta es "no".

Sucede que ese gasto de dinero bastante superfluo, significaba gastar mi tiempo, para generar esos recursos en cosas que no me hacían más feliz.

Y el tiempo no es recargable. No existe ninguna aplicación que te extienda el tiempo restante .

¿Y para qué quiero ese tiempo restante?

Ojo, no he renunciado a un buen par de botas, ni a un buen abrigo, ni pierdo la esperanza de volver a estar haciendo escala en algún aeropuerto. Pero definitivamente el tiempo restante lo quiero optimizar, lo quiero pasar con amigos, lo quiero dedicar a ver series con mis hijos, a seguir siempre aprendiendo. Lo quiero llenar de contenido.

Ya no quiero "hacer tiempo" esperando una hora para empezar a vivir. Quiero vivir cada hora.

Resignificar la historia.

¿Qué historia yo vine a contar? ¿Qué historia vinimos a diseñar?

¿Estoy dónde quiero estar? ¿Estoy con quien quiero estar? El tiempo corre... tic tac, tic tac...

¿Si no es ahora, cuando? Ya vimos que todo, hasta New York que nunca duerme, se apagó en un instante.

 ¿Te preguntaste ya?

¿Cómo serás el día después de mañana? ¿Cómo será tu día después de mañana?

Estoy segura que sí . Y sino lo, hiciste hacelo. Porque te aseguro que el mundo no va a ser el mismo, vos no vas a ser el mismo, tu trabajo no será el mismo.

¿Qué curioso que este virus no les afecte a los más pequeños, será que ellos tienen respuestas para darnos? ¿Será que ellos ya tienen los nuevos paradigmas?

Si, ya sé: muy filosófico.  Pero el momento lo amerita.

Yo les cuento que estoy en pleno proceso de replanteo sobre cómo vamos a reinventarnos en nuestra actividad.  ¿Qué podemos mejorar? ¿Qué prácticas ya no nos sirven? ¿Qué instituciones ya no nos contienen? 

Todo, absolutamente todo pasará por el tamiz de esta cuarentena que, desde ya no tengo dudas, a mí en lo personal -y espero que a la sociedad en su conjunto- vino para mostrarnos cómo volver al camino.

Fanny Cruz

C.P. I.

Coach intenacional CCI

Esta nota habla de: