Los dólares de Portezuelo: de pedir mucho, de producir poco
La plata de Portezuelo del Viento se convierte en un verdadero botín del que muchos sectores quieren una parte, la mayor posible. Si no se decide con una mirada de estadista, ese dinero puede ser una ilusión que pasó y se fue, como tantas que ya vieron los mendocinos.
La traba que pone la Nación para el desarrollo de Portezuelo del Viento no sorprende a nadie, pero si viene a poner otro punto negro en la complicada gestión de Rodolfo Suarez que suma más derrotas que victorias. A partir de la compleja situación económica ya quedaron atrás los tiempos en que con sólo administrar bien tenías un buen gobierno en Mendoza, por eso será clave lo que pase ahora con la plata que iba a ser destinada a la construcción de la represa.
Dando casi como un hecho que el laudo presidencial apuntará a pedir un nuevo informe de impacto ambiental, la plata va a ser destinada a otras obras, lo que siendo francos y sin mentirnos entre nosotros, abre el "apetito" de muchos sectores que ven en esos fondos un impulso a su actividad.
Hay voces que piden que los recursos se queden en el sur, otros que apuntan a que sean sólo para obras hídricas y otros que piden que se libere a todo tipo de destino.
Más allá de los pedidos, lo que queda claro es que en Mendoza parece más fácil decidir en base a plata que llega desde la Nación y no apuntar a quemarse la cabeza para tener más producir. Es dinero que viene de un resarcimiento y que hoy el gobierno tiene la oportunidad de invertirlos bien para que generen el círculo virtuoso de la generación de nuevos recursos. Si no es así, será plata perdida y se perderá una oportunidad que no volverá a repetirse.
A la hora de decidir, y sin miedo a equivocarme, el Ejecutivo debe considerar el retorno de dinero que habrá en cada en cada obra o actividad a la que se destine la distribución de los US$1.023 millones.
Aunque algunos se enojen, se debe priorizar a aquellos sectores en los que el dinero invertido genere un impulso a la productividad, que sirva para crear empleo genuino y formal, y se ponga en marcha ese mecanismo que permita la generación de divisas que necesita la provincia.
Si el dinero va a dar a alguna industria deficitaria, sólo para solucionar problemas puntuales, a parchar los vicios que puede tener la cadena productiva y beneficiar a los mismos de siempre, será dinero perdido.
Por ejemplo, si vamos a invertir dinero en mejorar sistemas de riego u otro aspecto de la agricultura, debemos asegurarnos que allí donde se ponga la plata mejore la producción y se generen más puestos de trabajo en blanco. Si no es así, y con el tiempo volvemos a tener que entregar apoyos, subsidios y otros similares, no tengan dudas que ese va a ser dinero perdido.
Puede sonar impopular, pero cuando analizamos los casos de economías que realmente funcionan, nos encontraremos con muchas medidas que pueden sonar o resultar impopulares al principio, pero que a la hora de los balances resultan ser exitosas.
Si no se toman en cuenta esas cosas, se confirmará el dicho que señala que plata en manos del Estado es plata perdida. Si tenés US$1.023 millones no tenés opción para equivocarte y no avanzar en inversiones que pongan a andar una economía estancada como la mendocina. No habrá otra oportunidad igual en la que la plata "caiga desde arriba" y justo en un momento en que no tenés inversiones en horizonte y llevas décadas sin generar empleo privado.
Si no trabajas para ampliar la matriz productiva o fomentar inversiones, lo mínimo que se puede pedir es el uso responsable de un dinero que puede ser el único motor que tenga una Mendoza golpeada por la falta de ideas que apunten a reactivar y dar un impulso a la economía.