#DebateAr2019: Entre burlas y chicanas, los candidatos presidenciales dejaron en claro sus posiciones conceptuales
Algunos conceptos bajo análisis de Gabriel Conte que surgen del primer Debate Presidencial 2019.
- Alberto Fernández se mostró "canchero", una posición con dos filos: autoconfiado, pero fanfarrón. Trató en todo momento más que criticar, ridiculizar al gobierno de Mauricio Macri y, en algunos puntos lo hizo con el propio mandatario y candidato a la reelección. Se mostró confiado en su capacidad, pero también agresivo, burlesco y atacó en duros términos a "los amigos" del Presidente. Arrancó el debate, de hecho, tratándolo de "mentiroso" y continuó tratándolo de tal a lo largo de la acotada discusión. Repitió más de una vez "usted no lo sabe, Presidente, pero...".
- Mauricio Macri reconoció sus fracasos, pero no aceptó las culpas que le echaron los demás aspirantes presidenciales. Habló del futuro, como si se postulara por primera vez a la presidencia. Usó de handicap el relacionamiento internacional, pero esa misma fortaleza propia fue transformado en un flanco por el resto, centralmente por Fernández. Macri además se animó a comparar al Alberto Fernández anterior al acuerdo con Cristina Kirchner, cuando la criticaba en forma vehemente. No le salió el picudeo contra Axel Kicillof al vincularlo con el narcotráfico, debido a su rol de Presidente.
- Nicolás del Caño se mostró dentro de lo predecible, aunque sorprendió cuando, de algún modo, pareció defender a Macri de las acusaciones de Fernández al señalar que "es injusto pensar que este desastre lo hizo solo". Inclusive, rechazó el modelo de Venezuela, cosa que Fernández evitó hacer.
- José Luis Espert lideró el discurso antipolítico y dio indicadores de eficiencia del funcionariato y el aparato estatal. En el primer punto, le quitó el lugar a Juan José Gómez Centurión. Ajustició verbalmente por igual a macristas y kirchneristas, a quienes equiparó. Y además asentó sus posiciones sobre diversos temas sorprendiendo en su coincidencia con Gómez Centurión al criticar lo que llamó como "ideología de género". Fue, a la hora de las propuestas, el más rupturista y osado: nada que perder.
- Roberto Lavagna exhibió su costado más aplomado como experto en temas económicos y en ese punto, se movió con seguridad. Su pata fuerte fue el mensaje al tradicional sector productivo nacional, en el que parece querer respaldarse. En cuanto a los Derechos Humanos, lo llevó hacia el lado electoralista en la discusión por "el hambre", un tema en el que a decir verdad, ni él ni nadie atinó cuando le tocó gestionar. Muchas de sus afirmaciones representaron un guiño para Fernández.
- Juan José Gómez Centurión no halló su eje, pero ofició en gran medida de partenaire del gobierno actual, que integró, y del que se separó para abrazar con fuerza la postura próvida. Sirvió para traer al presente hechos de los 12 años de gestión de Néstor y Cristina Kirchner y se respaldó en su fortaleza: haber combatido en Malvinas. Aunque también le acestó algunos golpes bajos al macrismo para anclar su sector.