Con rulos, puré o bicicleta, siempre le encuentran la vuelta
La desconfianza del argentino frente al peso supera cualquier control. Sea de la forma que sea, siempre hay una manera para poder evadir los controles en el mercado de divisas.
Cuando se trata de dólares no hay patria que valga. De ninguna manera vamos a dejar en manos de ese inestable y traicionero peso nuestros ahorros. Bajo esa lógica es hasta entendible cuando las moneditas extra se transforman en billetes verdes para intentar ganarle a la inflación y mantener el valor de nuestro dinero.
No creo que haya nadie que pueda criticar a un trabajador que se rompe el lomo, que no tiene muchas herramientas para mejorar su situación económica y que apuesta al dólar cuando le queda algo para ahorrar y que ese dinero no pierda valor. Vaya y pase.
Sin embargo, no es lo mismo cuando hablamos de ese 7% de argentinos que hoy tiene la capacidad de comprar los U$S 10.000 que permite el Banco Central por mes y a través de diferentes maniobras se aprovechan de la crisis para poder ganar dinero gracias a la debilidad de la economía argentina.
Si ya es débil, con estas maniobras no hacen más que hacerla aún más vulnerable e inestable, y son siempre los mismos. Los que hoy aprovechan el puré son los mismos que antes estuvieron detrás del rulo y los que aprovecharon la oferta de "Toto" Caputo con las Lebac. En ese último caso, de última, era una puerta que el mismo gobierno le abrió de par en par a la vuelta de "la bicicleta para todos".
Estamos hablando, sin temor a equivocarme, de personas que no han sufrido el golpe de la crisis porque tienen un margen para poder manejarla. Es más, en estos momentos se mueven como pez en el agua a la hora de usar los ahorros o el dinero del que disponen para multiplicarlo a través de maniobras que no son ilegales, pero que no hacen bien a la salud de la economía nacional.
Todas prácticas le meten presión a un dólar oficial que ya cuesta contener y que produce un goteo de las reservas del Banco Central. Pero además, y quizás lo peor, es que naturalizan estas acciones y resaltan la teoría del más "vivo" que siempre sale bien parado y le gana al "sistema" por más trabas que le intenten poner.
Lo cierto es que, más allá de la gestión, del color político y los errores que puedan cometer, existe un círculo que siempre busca explotar el sistema y hacer el dinero fácil, aún sabiendo que sus acciones -por pequeñas que sean- fomentan un círculo vicioso que es parte y responsable en los ciclos de crisis que afectan una y otra vez a la Argentina.
Entonces, es simple, no nos quejemos si todos conocemos a uno de los que estoy mencionando y los aplaudimos porque es "un capo", "el mejor" o "un ganador".