Un pasaporte al vino de tus recuerdos

Comenzamos esta primera columna líquida del 2025 con un pasaporte, ese paso, licencia, que nos abrirá las puertas de los universos del vino en Mendoza: Pasaporte del vino.

Marcela Muñoz Pan

Esta nueva y atractiva unión de los amantes del vino, de las diferentes bodegas boutique con sus diferentes cepas y regiones mendocinas que hoy comienza a circular por Luján de Cuyo, es una conquista a las expresiones más amables de nuestra naturaleza pródiga. Vivir el vino como un abanico de pequeños enormes universos que ilustrarán el paso de cada visitante dejando en los sabores en boca, una sustanciosa e irrepetible historia para contar.

Sofía Pellizzón, fundadora del Pasaporte del Vino, nos cuenta que este proyecto surgió como respuesta a dos necesidades claves: Por un lado, la creciente demanda de los turistas de experiencias auténticas y cercanas a la cultura de la región, y por otro, la necesidad de visibilizar y promover el trabajo de las bodegas boutique de Mendoza. Su objetivo era crear algo más que una simple visita a una bodega; quería ofrecer una experiencia completa que permitiera a los visitantes no solo disfrutar de actividades enoturísticas, sino también llevarse un recuerdo personal de cada bodega que visitaran. 

Este proyecto tiene como fin que los turistas, los mendocinos, los argentinos, no solo conozcan el vino y su mundo tan hechizante, sino que vivan la esencia de cada lugar, de cada viñedo. Además, al ser parte del equipo de turismo de una bodega boutique en Luján de Cuyo, pudo identificar la necesidad de dar a conocer la calidad del producto y la atención personalizada que brindan estas bodegas más pequeñas para dar visibilidad a esas joyas que pasan desapercibidas, muchas veces.

La vida es un pasaporte que se va y que llega, que vuelve a llegar e irse, así infinitas veces y en ese tránsito se conocen las historias no solo de las pequeñas bodegas, también los productores, los que crean con esfuerzo, dedicación nuestra tradición, ese "detalle" que hay en las mesas que convidan brindis con sonrisas de otros países, con amores que se reencontraron, con una cita que es muy prolongada porque al sellar ese pasaporte, las fronteras ya no existen, todo confluye, todo fluye.

 Cada bodega que forma parte del mismo o formará parte, es una conquista a una experiencia enoturística distinta y única. "Quiero que este pasaporte inspire a la gente a recorrer Mendoza de una manera diferente, explorando lugares, conectando con pequeños productores y llevando consigo recuerdos únicos. Aspiro a que se convierta en un compañero de viaje, que motive a seguir descubriendo, coleccionando momentos y valorando lo que hace tan especial al vino argentino. Mi sueño es que el Pasaporte del Vino llegue a muchas personas, tanto locales como turistas de todo el mundo, y así se convierta en un referente de la industria del turismo y del vino, contribuyendo a promover la región como un destino a visitar", nos dice Sofía.

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