Colapinto y Pechito López: Iniciativa privada vs "Estado presente"

Los caminos para llegar a la F1 y la contraposición de dos modelos de gestión, a la vista de los resultados.

Hernán Bitar

La llegada de Franco Colapinto a la Fórmula 1, con un fuerte respaldo del sector privado, obliga a repasar la frustrada experiencia anterior de un piloto argentino, como fue José María "Pechito" López, quién no pudo llegar pese a tener al aparato estatal por detrás.

Corría el año 2009 y los rumores de un argentino volviendo a la máxima categoría del automovilismo internacional, tenían nombre y apellido: se trataba del cordobés, José María "Pechito" López, de apenas 24 años, pero con basta experiencia en categorías teloneras de la Fórmula 1, como la Fórmula 3000 y la GP2 Series.

El piloto era parte del programa de jóvenes talentos de la gigante automotriz francesa Renault, y había sido piloto desarrollador de la marca del óvalo en 2005 y 2006, años en los que el español Fernando Alonso, conseguiría sus 2 títulos mundiales. Una breve porción de esos logros, bien podrían ser gracias al trabajo del piloto argentino en pista y simuladores.

¿Cuándo se jodió todo?

La figura de "Pechito", por su talento y carisma, era más que atractiva como producto y el populismo kirchnerista no podía quedarse fuera de semejante negocio. 

Colapinto y Pechito López: Iniciativa privada vs "Estado presente"

En los hechos, la ventana se abrió cuando el periodista británico, Peter Windsor, decidió crear el nuevo equipo "USF1" con base en los Estados Unidos. "Pechito" tenía asegurada una butaca y hasta se armó un acto en Casa Rosada, donde el gobierno kirchnerista exhibió como logro de gestión, conseguirle una butaca a un piloto argentino.

No fue magia: El gobierno aportó $2 millones de dólares, sobre un presupuesto total de $8 millones en moneda dura, que debía reunir el piloto para poder ser parte del gran circo de la F1.

¿El resultado? USF1 nunca llegó a construir un chasis de Fórmula 1, "Pechito" no llegó a la F1, Peter Windsor tampoco devolvió el dinero, y el kirchnerismo JAMÁS rindió cuentas por los $2 millones de dólares que aportó sin su reembolso correspondiente, ante el fracaso del proyecto.

Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña

No conformes con no haber podido sentar a un piloto dentro de los 20 mejores del mundo, en 2012, la propia CFK encabezó un nuevo acto en Casa de Gobierno para anunciar la vuelta de la F1 a la Argentina.

El delirio cristinista tuvo magnitudes épicas: La propuesta del gobierno acercada a la FIA (Federación Internacional del Automóvil) fue la de realizar un circuito callejero en la ciudad balnearia de Mar Del Plata, firmar un contrato de 3 años y que la F1 visite el país entre noviembre y diciembre, según disponibilidad en el calendario entre 2013 y 2016.

Si usted es un neófito en la F1 y está viendo o va a ver el GP de Singapur que se disputa este domingo, comprenderá la complejidad en términos de inversión y seguridad que requiere un circuito callejero. 

¿Hace falta contar el resultado? Desde 2013 hasta el día de la fecha, no se registra ningún avistamiento de un bólido de F1 por la Av. Peralta Ramos. Otro gaffe kirchnerista.

Colapinto y la iniciativa privada

El ascenso de Franco Colapinto a la máxima categoría es bastante parecido al de Pechito López, aunque claramente con distinto final.

El joven piloto emigró en 2017 a Europa, fue campeón del Campeonato de España de F4 en 2019, tercero en los campeonatos de Toyota Racing Series y Eurocopa de Fórmula Renault (ambos en 2020), Asian Le Mans Series (2021), cuarto en el Campeonato de Fórmula 3 de la FIA (2023).

Además compitió en el Campeonato de Fórmula 2 de la FIA con el equipo MP Motorsport durante diez rondas en 2024, hasta su llegada a la F1 con el equipo Williams.

Hasta ahí, un camino similar al de "Pechito". Sin embargo, su historia tuvo un punto de quiebre cuando el exitoso productor musical, Bizarrap, se acercó a Colapinto y comenzó un campaña en redes, al saber que el piloto argentino necesitaba sponsoreo para llegar a la F2.

Colapinto y Pechito López: Iniciativa privada vs "Estado presente"

La campaña se lanzó en la red social X por el propio músico con el hashtag #FranColapintoaLaF2 y rápidamente le sumó contactos: Martín Migoya, CEO de Globant, una de las tecnológicas más grandes de Argentina y el mundo, se sumó a la iniciativa sin dudarlo.

Colapinto y Pechito López: Iniciativa privada vs "Estado presente"

Si bien YPF también respaldó al argentino, en esta ocasión no fue el sponsor principal.

Fueron los privados los que se sumaron al trabajo y esfuerzo de años del piloto argentino y su familia. 

Serían las alianzas con jugadores de peso específico en el mundo de la tecnología y los negocios (Mercado Libre, Ripio y Big Box) las que terminarían por inclinar la balanza en favor de Colapinto para ser el segundo piloto de Williams Racing por las 9 carreras finales de la temporada, en reemplazo del estadounidense Logant Sargeant.

Colapinto no es un fenómeno, sino que expresa un ejemplo de cómo el mérito, el esfuerzo y la sinergia entre privados, pueden llegar más lejos que los límites del Estado, sobre todo cuando este último se atribuye funciones que no debe tener, como llevar un piloto a la F1 en la frustada experiencia de "Pechito" López.

En una versión más optimista, el sueño de Colapinto en F1 también puede  devolver a la Argentina, por talento y potencial, el sueño de competir entre los mejores 20 del mundo, ya sea en la F1 con un Williams; en el negocio cripto (Ripio); en las plataformas de comercio electrónico (Mercado Libre) o en brindar soluciones tecnológicas innovadoras (Globant).

No es una moda, tampoco oportunismo o suerte. Quizás el nuevo auge de la F1 sirva como elemento de contagio para el deber ser de la Argentina: un país que cuando trabaja, se sacrifica y emprende, lo hace mano a mano con los mejores.


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