El Código de Aguas como respuesta de adaptación al cambio climático
La senadora mendocina Yamel Ases analiza la importancia dle trabajo por el Código de Aguas.
El cambio climático, es quizás el desafío más apremiante en la actualidad y requiere de acciones concretas que permitan mitigar los gases de efecto invernadero que emitimos, así como poder adaptarnos a los efectos que genera en nuestro ecosistema.
En Mendoza, la escasez hídrica es un fenómeno propio del clima semiárido que nos caracteriza, pero el cambio climático y la disminución de las precipitaciones níveas sostenida en el tiempo supera el habitual escenario conduciéndonos a la actual sequía y, por ende, a la disponibilidad de agua en los territorios. De acuerdo a las proyecciones climáticas de equipos de investigación del CONICET, la situación de sequía irá agravándose porque se proyecta un déficit en las precipitaciones sobre la Cordillera de los Andes para lo que resta del siglo.
Es por ello, que la preservación del agua y su calidad resulta fundamental y exige la toma de acción inmediata en la provincia de Mendoza a partir de un instrumento que permita la adaptación a la variabilidad climática y a la mejora de la gestión de los recursos hídricos mediante la planificación hidrológica general y especial. Tras 140 años de la vigencia de la Ley de Aguas de 1884, y sus más de 100 reformas, el marco jurídico vigente no incorpora herramientas suficientes para enfrentar estos desafíos.
En aplicación del Acuerdo de Escazú, el primer acuerdo regional ambiental de América Latina y el Caribe, aprobado en Argentina en 2020, el proceso de construcción del proyecto de Código de Aguas está garantizando los pilares de esta norma que son el acceso a la información ambiental y la participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales.
En ese sentido, el Departamento General de Irrigación ha desarrollado de forma extensa y minuciosa desde el año 2022, 14 talleres informativos, 12 paneles de consultas a 35 expertas y expertos, 52 talleres de trabajo, 17 consultas a Asociaciones, 134 consultas a inspecciones, con instancias de intercambio junto a la ciudadanía a lo largo y ancho del territorio mendocino, y en la actualidad -a través de la plataforma Irrigación Participa- se encuentra abierta la participación a más de 300 personas de manera virtual.
Como resultado de este proceso, contamos con un proyecto que contempla, entre sus reformas, la incorporación de mecanismos de adaptación al cambio climático y el desarrollo de un Plan Hídrico con proyección al 2050, permitiendo una gestión más eficiente y sostenible del recurso, y asegurando su disponibilidad para las futuras generaciones.
En el texto del proyecto, se incorporan medidas e instrumentos para fortalecer la protección del agua y el ambiente, incluyendo la regulación del caudal ambiental, la prioridad de riego de áreas verdes urbanas y la evaluación de impacto ambiental para obras menores, entre otras.
Específicamente, el Título III de Preservación y protección ambiental de las aguas, propone taxativamente la obligación de "preservacion de la calidad del agua, incluyendo toda actividad que pueda afectar directa o indirectamente a los cauces naturales, glaciares, fuentes, vertientes, lagos, lagunas, acuiferos, canales, diques, embalses, sistemas de riego, y toda otra agua en cualquier estado que se encuentre en jurisdiccion de la Provincia de Mendoza".
Asimismo, entre los principios establecidos se complementan las normas nacionales de presupuestos mínimos (art. 41 CN), imponiendo restricciones a actividades que afecten el ambiente cercano a cursos de agua, protegiendo áreas glaciares, regulando el manejo de envases fitosanitarios, y asegurando que la actividad forestal no afecte el funcionamiento hídrico ni integridad de áreas naturales protegidas.
La provincia de Mendoza tiene un sistema de gestión de recursos hídricos muy sofisticado; sin embargo, la decisión política de codificar la normativa vigente sobre el agua permitirá no sólo unificar y sistematizar la legislación fragmentada, sino que además, responderá al compromiso asumido por nuestro Gobernador de fortalecer aquellos caminos que conducen a la Provincia hacia un desarrollo eficiente, equitativo y sostenible.
El proyecto sobre el nuevo Código de Aguas es, sin dudas, una respuesta integral a los desafíos que plantea el cambio climático y su implementación modernizará la gestión hídrica en Mendoza, asegurando la sostenibilidad de nuestros recursos naturales. Por ello, es imperativo que todos los sectores de la sociedad se involucren activamente en este proceso, para construir un futuro más resiliente y próspero.
LA AUTORA Yamel J. Ases. Senadora provincial por Cambia Mendoza.