Caso Mirta Greco: ¿Legítima defensa o filicidio?

El caso de Mirta Greco, una mujer de 83 años que mató a su hijo con discapacidad severa en Mendoza, pone a prueba nuestra capacidad de comprender la justicia, la ética y la desesperación. Un hecho que no solo sacudió a Argentina, sino que reabre un debate incómodo sobre la legítima defensa, la discapacidad y el abandono sistémico. 

El caso Greco: tragedia en Guaymallén que interpela al país 

El 30 de octubre de 2024, en Guaymallén, Mendoza, Mirta Greco disparó dos veces a su hijo Vicente Mazziotti, de 52 años, provocándole la muerte. Vicente tenía un retraso madurativo profundo y dependía totalmente de su madre para sobrevivir: comer, asearse, comunicarse. Sin embargo, esta relación de dependencia no era solo física, sino también un círculo de violencia que, según testimonios, se había vuelto insostenible. Mirta, frágil y sin red de apoyo, vivía a merced de los ataques físicos de su hijo. Ese día, su intención inicial habría sido asustarlo con un arma de fuego. Pero la tensión acumulada terminó en tragedia. La justicia Mendocina se encamina a dictar su sobreseimiento inmediato, aplicando los principios de legítima defensa y estado de necesidad. Fiscales y defensa coincidieron: no había otra salida visible para una mujer octogenaria superada física y emocionalmente. 

Análisis criminológico: defensa propia o agonía silenciosa 

Desde la criminología, este caso revela una tormenta perfecta: estrés del cuidador, violencia prolongada y un sistema social ausente. 

1. Cuidadores bajo presión extrema: Según el Journal of Family Violence, quienes asumen el rol de cuidadores de personas con discapacidades severas están expuestos a elevados niveles de agotamiento físico y emocional. En contextos sin apoyo estatal, el riesgo de que la tensión desemboque en episodios violentos crece peligrosamente. Mirta era la única persona encargada de Vicente, sin asistencia profesional ni contención. 

2. Legítima defensa en situaciones vulnerables: El artículo 34 del Código Penal argentino establece los criterios para la legítima defensa: agresión ilegítima, proporcionalidad y ausencia de provocación. En este caso, la justicia consideró la situación límite de Mirta: una mujer de avanzada edad enfrentando agresiones físicas reiteradas sin ninguna herramienta institucional que la protegiera. 

3. El eslabón roto del sistema: ¿Qué protocolos existen en Argentina para detectar y asistir a familias que viven bajo este tipo de presión? La tragedia evidencia la carencia de políticas públicas robustas para quienes cuidan a personas con discapacidad en condiciones de precariedad y soledad. 

Un fallo que divide opiniones y expone una crisis 

La decisión de sobreseer a Mirta ha polarizado a la opinión pública:

 • ¿Justicia para la víctima o riesgo de naturalizar la violencia extrema? Para muchos, la resolución es una advertencia: las personas mayores que cuidan sin respaldo pueden colapsar. Otros, sin embargo, temen que este fallo siente un precedente peligroso, donde el filicidio podría justificarse bajo la etiqueta de "desesperación". 

• Una crisis estructural invisibilizada En Argentina, el 12% de la población vive con alguna discapacidad (INDEC, 2022). Una gran parte depende del cuidado informal de sus familias, muchas veces sin recursos, formación o apoyo psicológico. Casos como el de Mirta Greco son solo la punta del iceberg de un problema silenciado. 

Más allá del Tribunal: un llamado a la conciencia colectiva 

El caso Greco no es únicamente una tragedia individual. Es un grito que interpela a la sociedad y a las instituciones. ¿Cómo evitar que la violencia emerja donde debería haber protección? 

Necesitamos más que fallos judiciales: es urgente repensar las políticas públicas de cuidado, invertir en redes de asistencia y ofrecer contención psicológica a quienes cargan con responsabilidades que, sin ayuda, pueden convertirse en bombas de tiempo. 

Mientras no resolvamos este vacío estructural, los tribunales seguirán enfrentando dilemas imposibles: decidir entre la letra de la ley y el drama humano que late detrás de cada expediente. Porque cuando la justicia llega tarde, la desesperación escribe su propio veredicto.